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jueves, diciembre 12, 2024

Agustín Soler, el villeguense que bailando por un sueño llegó al programa de Tinelli

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Agustín Soler tiene hoy 37 años de edad. Se fue de General Villegas en el 2001, al terminar sus estudios secundarios. Pero un tiempo antes, a los 10 años, había empezado a aprender a bailar tango con el reconocido y recordado Rubén «Pelado» Mastrángelo.

«Fueron mis primeros pasos en la movida artística y ya no paré más. Bailé con Marianela Arfenoni, mi hermana del alma», le dijo a ACTUALIDAD.

Hace unos días los villeguenses lo vieron en la pantalla de la televisión, en Canal 13, nada más ni nada menos que como parte del elenco del «Bailando por un sueño», en ShowMatch, con la conducción de Marcelo Tinelli.

Pero… qué fue de la vida de Agustín Soler, desde que dejó su ciudad natal en la búsqueda de su sueño, hasta hoy. Fue él mismo quien se lo contó a ACTUALIDAD.

¿Cómo fue todo este tiempo hasta llegar al momento en el que estás hoy?

Me fui de Villegas para estudiar Hotelería y Turismo. Primero a Córdoba. Después por una cuestión familiar y que no me terminaba de hallar con la carrera, me vine para Buenos Aires. Empecé a trabajar en un estudio de danza, a modo de secretario y asistente de la dueña, comencé a tomar clases ahí mismo y entré a trabajar en la compañía que Marcela Sotelo tenía. Así empecé a meterme más en otro tipo de danza que no fuera tango, porque la compañía era de danza jazz. Con el tango era más que nada social, yendo a milongas por ejemplo, seguí tomando muchas clases de jazz y en los últimos seis/siete años conocí Ball Run y me fui metiendo más de lleno en eso. Estudié con Darío Dolfi, Alicia Zampayo… Frenados ahora con todo esto de la pandemia, pero con expectativas para volver pronto.

¿Hubo piedras en el camino? ¿Personas que te dijeron que eligieras otra cosa tal vez?

Siempre estuvo eso, pero no creo que sea desde el lado de la maldad, sino que como en otras carreras te dicen ‘de eso no vas a poder vivir’. A mí desde chico siempre me gustó todo lo que es el arte. Yo la verdad que prefiero eso, sobre todo en los últimos años, hacer lo que realmente me hace feliz y lo hago con placer. Tengo tantos conocidos que me dicen ‘me hubiese gustado hacer tal cosa y no lo puedo hacer porque estoy grande’, o lo que sea. Y no quise quedarme con eso, así que estoy aprovechando lo más que pueda hasta que me de el cuerpo.

¿Cómo te llegó esta posibilidad de ser parte del ‘Bailando’?

Cuando entré a la Compañía que mencioné antes, conocí a Atonella Campaniello, que es coach en el Bailando. Estuvimos dos años en esa Compañía, que después se disolvió. Por un tiempo perdimos contacto y después nos reencontramos trabajando en shows; y empezamos a hacerlo juntos en eventos como casamientos, animación y demás. Ella de a poquito se empezó a meter en los medios, hasta que entró y quedó fija, como titular, en el programa de Marcelo Tinelli (había empezado por un reemplazo). En un momento incorporaron ritmos como el Ball Run, ella sabía que yo estaba en eso y entonces me convocó para que la asista en la coreografías. Esta es la cuarta vez que estoy con ella en este ritmo, trabajando con distintos artistas, como Cristian Sancho, Lola Latorre y ahora Barby Franco.

¿Tenés más notoriedad en este 2021?

Yo quizás no lo percibo tanto. Pero es verdad que este año las devoluciones fueron más directas, no solamente en cámara, sino que fuera de ella se acercaron varias personalidades a felicitarme por el trabajo que había hecho con los chicos, como el Chato Prada, Pampita, Ángel De Brito… En el momento no lo percibí, después cuando llegué a casa empecé a caer y dije: ‘Guau’. Me encantó. La verdad que me sentí muy bien, porque muchas veces me falta un poco más de confianza en mí. Me reconoció mucha gente que no me conoce y fue como una validación de que voy por el buen camino. Este momento me hace soñar aún más.

Ser bailarín, llegar a brillar, ganar campeonatos nacionales e internacionales, lleva un gran esfuerzo en alimentación, sacrificios, entrenamiento…

Sí, claro. Sobre todo Ball Run que es una disciplina muy compleja, porque es un baile deportivo, está considerado un deporte y como en cualquier otro, por ejemplo atletismo, se necesita estado físico porque tenés que bancarte toda una competencia. A veces hay que estar desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche, como hemos estado compitiendo en el Latinoamericano en el Sheraton; y hay que bancarla como un duque. Se te tiene que ver como si hubieses dormido 15 horas seguidas. Todo eso lo da el entrenamiento y ensayar, ensayar y ensayar. Pero los resultados son gratificantes.

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