Para los kinesiólogos villeguenses que se dedican a las lesiones deportivas lo más común es atender a futbolistas, atletas, basquetbolistas o rugbiers. Sin embargo, Nicolás Álvarez -un conocido profesional villeguense- tiene más disciplinas para agregar a esa lista, ya que fue el kinesiólogo del equipo de polo de Alfredo Cappella en Dubái. Y eso no es todo, porque no solamente atendió a los jugadores sino que -con la asistencia de un veterinario, obvio- también le aplicó el mismo tratamiento a una yegua. Una experiencia única que podría volver a repetirse, ya que todos quedaron muy satisfechos con su trabajo.
Su historia con el deporte comenzó de niño. Desde los 5 años jugaba al tenis y su vida supo estar tan enfocada a esa disciplina que hasta pensó en hacer una carrera profesional. Sin embargo, llegó el momento de decidir entre estudiar o seguir jugando y optó por lo primero.
«En ese momento seguir jugando al tenis implicaba un costo importante y entonces decidí estudiar. Luego de estudiar volví a Villegas. El Club Atlético me abrió las puertas e hice la pretemporada con los chicos de fútbol. Tenía 27 años. Jugué, pero de corajudo. Fueron un par de amistosos en primera y después jugué en tercera. Ya no me daban los tiempos con la profesión así que me dediqué a lo que correspondía, que era atenderlos como kinesiólogos», reconoce Álvarez.
Nicolás y el polo
El polo y Nicolás eran dos caminos que discurrían sin tocarse, hasta que apareció Alfredo Cappella. El polista -de elite en el polo argentino y mundial- pasó varios meses entrenando en General Villegas y fue allí que requirió los servicios de Nicolás.
Tan conforme quedó Capella que lo llamó y le dijo: «Nos encantaría que seas parte del equipo». Para Álvarez esto fue un regalo del cielo.
Dubái es otro planeta
«Dubái es otro planeta. Todo lo que uno puede pensar, lo tiene. Es una ciudad nueva construida por el hombre arriba del desierto. Tiene de todo: los edificios iluminados, una playa tremenda, una pista de patinaje sobre hielo dentro de un mall, una pecera para bucear con tiburones. Es algo que no te entra en la cabeza. A ellos les gusta mucho jugar al polo. Los patrones contratan a polistas argentinos porque el polo argentino es el mejor del mundo. Se arman torneos de bajo hándicap en noviembre y diciembre; mientras que en enero, febrero y marzo se juegan los torneos más importantes donde están los mejores polistas del circuito», afirma Álvarez.
Y añade: «Para mí era algo nuevo. No tenía mucho conocimiento del polo. Conocí mucha gente buena y conocí polistas a quienes atendí, como por ejemplo Facundo Sola. Yo estaba a disposición del patrón del equipo y de los jugadores. Les hice un plan de trabajo enfocado para su deporte: ejercicios de hombros, rutinas de coordinación, trabajos de relajación y elongación. Ellos tienen muchas lesiones de hombro, de codo o de muñeca. Me llevé un equipo de microelectrólisis percutánea que es un equipo que yo estoy usando mucho para deportes de alto tratamiento. Lo hago ecografiado para mirar la lesión. Es un tratamiento efectivo porque es rápido. Les metía a full eso y estaban chochos».
¿Kinesiólogo de caballos?
«Había una yegua lesionada. Charlé con un veterinario de Argentina y le dije qué le parecía si le aplicábamos MEP (microelectrólisis percutánea) ecografiado a la yegua. Se lo hicimos y salió bárbaro. Hoy en día están mostrando esas imágenes en los cursos. La yegua empezó a jugar y a andar bien. Yo sabía que se utilizaba en caballos y que tenía muy buena respuesta con las tendinopatías», relata divertido.
¿Vuelta a Dubái?
Existe la posibilidad de que el kinesiólogo villeguense sea convocado para una nueva temporada en el capital de Emiratos Árabes Unidos.
«Quedaron muy conformes conmigo y a raíz de eso hay propuestas para volver. Pero tengo una familia, así que estamos evaluando. Uno se capacita. Yo desde que me recibí siempre fui de buscar mi lugar y de capacitarme. Cualquier profesional siempre anhela lograr algo con su profesión y se me dio algo impensado», concluye.