Pensar en San Martín es escuchar en nuestra mente los acordes de la Marcha de San Lorenzo…
…”Febo asoma, ya sus rayos
Iluminan el histórico convento”…
Ese convento es el de San Carlos, de la orden de los franciscanos. Y bien ¿Quién no recuerda las lecturas de la escuela primaria? donde hasta imaginábamos a un batallón de granaderos luchando contra el enemigo español, no se puede obviar que la batalla (para unos historiadores) o combate (para otros) de San Lorenzo, marcó el “bautismo de fuego” del Regimiento de Granaderos a Caballo, creado por el General José de San Martín, y siendo, a su vez, el único combate librado en suelo patrio por este glorioso ejército. El combate de San Lorenzo, aunque de poca importancia militar, fue de gran trascendencia para la revolución. Pacificó el litoral de los ríos Paraná y Uruguay, dando seguridad a sus poblaciones
¡Cuánto mejor y poéticamente lo describió, Bartolomé Mitre!… “Remontando la corriente del Paraná, el viajero divisa a la distancia dos blancas cúpulas” … “hasta que, aproximándose a la gran cancha que lleva el nombre del fronterizo monasterio de San Lorenzo, se destacan en el horizonte su atrevida torre y su media naranja blanqueadas, y a su inmediación un pino gigantesco, cuya forma atormentada atestigua el embate de los huracanes del tiempo” … “Allí alcanzó San Martín su primer triunfo americano, y aquel pino marca el punto de partida de su gran campaña continental, cuyo teatro de operaciones fue la América meridional, al través de ríos, pampas, mares, y montañas.” …
Resaltando la figura del pino, me lleva a pensar cuántas veces visitamos la plaza Conrado Villegas (o plaza principal) …Allí hay varios ejemplares arbóreos añosos, los más frondosos son: el ombú sobre la calle Pringles (cuyas raíces son marco de muchísimas fotos) y el pino frente a la explanada principal y casi a espalda de la estatua alegórica a la campaña al desierto.
¿Qué importancia tiene ese pino cuando se rinde homenaje al Padre de la Patria?
Para responder a ese disparador, es necesario revisar la historia. En el huerto del convento de San Carlos, en la santafesina localidad de San Lorenzo, se hallaba un pino que era ya viejo en los primeros años de la Revolución de Mayo, porque había sido traído desde España por los franciscanos.
A principios del año de1813 el General José de San Martín, comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo, esperaba la ocasión de ensayar la nueva táctica que había introducido y el espíritu heroico que había sabido infundir a sus discípulos.
El Río de la Plata y sus afluentes reconocían por únicos señores a los marinos realistas de Montevideo, que mantenían en jaque a toda la costa del río Paraná. Pero la astucia sanmartiniana, hizo que las fuerzas realistas, fueran detectadas en desembarcos pequeños realizados en horas de la noche. Mientras tanto, San Martín en persona, disfrazado con un poncho y un sombrero de campesino, seguía desde la orilla, con el grueso de su fuerza oculta, la marcha de la expedición, acechando el momento de escarmentarla, caminando tan sólo de noche para precaverse de los espías. La flota enemiga seguía su derrotero, sin sospechar que, paralelamente de ella y envuelta en las sombras de la noche, marchaba a trote y galope su perdición.
Llegada la noche del 2 de febrero de 1813 el Regimiento, poco después de medianoche, llegaba al monasterio de San Carlos, penetrando cautelosamente por el portón del campo abierto a espaldas del edificio. Los escuadrones echaron pie a tierra en el gran patio, prohibiendo el mismo San Martín que se encendiesen fuegos y se hablase en voz alta. Así quedaron refugiados estratégicamente, en el convento de San Lorenzo, para sorprender el desembarco del enemigo.
En la madrugada del 3 de febrero, de las embarcaciones realistas comenzaron a bajar hombres armados y a avanzar por la costa. San Martín montó su caballo y corrió a ponerse al frente de sus granaderos, arengó a los soldados a quienes por la primera vez iba a conducir a la pelea, encomendándoles que no disparasen ningún tiro, fiándose únicamente en sus lanzas y en sus largos sables. La victoria, que había tardado tres minutos en decidirse, se consumó en menos de un cuarto de hora. Los españoles, desconcertados y deshechos por el brusco ataque, se replegaron, abandonando en el campo su artillería, sus muertos y sus heridos.
Después de la jornada de aquel día, bañado en su propia sangre, y cubierto con el polvo y el sudor de la victoria, San Martín redactó el parte del combate a la Asamblea del Año XIII, a la sombra del pino del huerto del convento, mientras su tronco y su corona elíptica empezaba a inclinarse por el peso de los años. Este pino añoso fue declarado Monumento Histórico Nacional del 2 de octubre de 1940, y Árbol Histórico en 1946.
Durante su vida, el ejemplar atravesó vicisitudes. “La dura batalla con la vida hizo mella en él. Enfermo del cuerpo —no del alma—, debió ser atendido. Y hacia 1955 el gobierno nacional encomendó a un científico japonés la tarea. Entonces, reverdeció y pareció reanimarse». cuenta el historiador Roberto Biraghi.
En 1993, un tornado le arrancó la mitad de la copa original. Pero fue el devastador granizo del 21 de octubre de 2012 el que lo condenó: acabó con el setenta por ciento de lo que le quedaba de copa, y el treinta por ciento restante quedó seriamente afectado, sin visos de recuperación. Pese a los intentos por preservar el follaje, el pino se secó. Hoy sus troncos quedan como testigos de uno de los tantos momentos gloriosos de la historia independentista de nuestra patria.
“Nuestro pino” también tiene su historia
Como curiosa de la historia y sabiendo de antemano que una anécdota muy linda rodea al pino de la Plaza Principal, vástago del pino de San Lorenzo, recurro a la memoria de un ciudadano de nuestra ciudad: José Luis Chavarri. A través de su hijo, el Lic. Carlos Chavarri, se realizó la entrevista en forma presencial:

Sr Chavarri lo invito a presentarse, contando quiénes fueron sus padres y cuál fue la actividad que ellos desempeñaron en nuestra ciudad.
Mis padres eran: el Dr. José María Chavarri, odontólogo durante muchos años en General Villegas, y mi madre era Rosa Sagardoy, ama de casa.
Si no es indiscreción: ¿Cuántos años tiene Ud. Sr. José Luis Chavarri?
Yo nací el 24 de diciembre de 1934 o sea tengo 86 años y medio.
Dada su pertenencia a la comunidad durante tantos años: ¿Qué nos puede contar sobre cómo llegó a General Villegas un vástago del pino de san Lorenzo?
Con mi padre realizamos un viaje a Entre Ríos, al pasar por la ciudad de San Lorenzo, me invita a conocer el convento de San Carlos, escenario de la batalla homónima. Realizamos una recorrida por el mismo, guiado por un sacerdote. Pero al llegar al sitio donde había sido el huerto de los franciscanos, vimos un frondoso pino. ¡El glorioso Pino de San Lorenzo del cual hacían mención mis maestras de la escuela!
Mi padre le manifiesta al sacerdote la intención de obtener un retoño del mismo para ser plantado en la plaza principal de General Villegas. El religioso le comenta que deben realizarse una serie de trámites formales, de los cuales mi padre toma debida nota.
Continuamos el viaje y al regreso a nuestra ciudad, como mi padre formaba parte del Rotary Club de General Villegas, comenta su inquietud al presidente de ese entonces (que no recuerdo su nombre). La idea fue tomada con mucho agrado y se realizaron los trámites pertinentes ante las autoridades del Convento de San Carlos.
A la vista está que se logró el propósito, pero… ¿Fue simple el traslado del vástago o tuvo algún inconveniente que puso en peligro su supervivencia?
En esa época (1945) el combustible o sea la nafta se iba a buscar en camiones a San Lorenzo, por lo tanto, se encomienda al chofer de uno de los transportes, recoger del convento el vástago del pino histórico cedido por los religiosos. Estos le recomiendan que el mismo fuese trasladados al aire libre, no dentro de la cabina del camión. El chofer decide colocarlo afuera, por encima del tanque de combustible. Como es de sabido, en esa época, los caminos eran de tierra y con los barquinazos, las puertas del depósito se aflojaron y comenzaron a abrirse y cerrarse, según las imperfecciones del camino. Esto significó que el vástago llegase mojado en nafta y a punto de perecer.
Por ese entonces se convocó a un ingeniero agrónomo de la zona, que arduamente trabajó en la conservación del vástago, logrando que el mismo se recuperase. El 4 septiembre de 1945 fue plantado (siendo comisionado municipal el Sr. Demaría) y que, a setenta y seis años de ese aconteciendo, siga erguido luciendo su esplendor en la plaza Conrado Villegas.
¿Recuerda si en alguna oportunidad se rindió un homenaje o reconociendo al vástago del pino de San Lorenzo?
Precisamente al vástago no recuerdo un reconocimiento, pero sí (según está inscripto en la placa a su pie), el Rotary Club y la comunidad de General Villegas, colocan la misma con motivo del Bicentenario del nacimiento del General San Martín.
Dicen que, en una época, al pie del pino, había una figura realizada con piedras de construcción coloreadas. ¿Es así? y en ese caso ¿Qué figura había?
Si, exactamente, se había realizado la figura del Escudo Nacional, rodeado de pequeños mojones que entrelazaban cadenas que estaban abiertas en la parte central e inferior del escudo, figurando la libertad alcanzada.
En General Villegas, existe una calle que lleva el nombre Chavarri, entre Berutti y acceso Moreno. ¿Es en relación a alguien en particular de su familia?
Es verdad, ese nombre se lo impusieron en homenaje a mi padre el Dr. José maría Chavarri, que fue durante muchos años odontólogo y que tuvo una activa participación en varias instituciones locales.
Usted también pertenece a una generación que fue partícipe de una escuela centenaria. ¿A cuál de ellas?
Es verdad, yo fui alumno de la Escuela Primaria Nº17 “General José de San Martín”, cuando funcionaba en el viejo edificio (que ya no existe) en la esquina de las calles Belgrano y Castelli. En esa época la población de la ciudad era de ocho mil habitantes.
Conclusión: Para cerrar esta nota, en forma particular, espero que, de aquí en más, ese vástago sea revalorizado como un árbol histórico por todos, que no sólo abrigue con su sombra a los actos en la plaza, sino que tanto adultos como niños evitemos dañarlo…porque vasta un imprevisto de la naturaleza, como hubo en noviembre del 2017, para que lamentemos que ese “hijo legítimo” del Pino de San Lorenzo, deje de cubrirnos. Que su presencia nos siga recordando la gloria que un general como San Martín forjó, junto a otros tantos insignes valientes, la libertad y aseguró la independencia de nuestra patria.
Fuentes:
– “El Pino De San Lorenzo”. Bartolomé Mitre, Instituto Nacional Sanmartiniano Ministerio de Cultura
– Complejo Museológico «Pino de San Lorenzo», Aníbal Fernández, y Francisco Cardozo el ingeniero forestal
– Municipalidad de San Lorenzo al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Presidencia de la Nación.
Referencias:
– El Pino Histórico, con una edad de más de doscientos años pertenecía a la especie Pinus Pinea. Fue traído de Europa por los frailes franciscanos quienes lo plantaron en lo que en su momento fue la huerta, para la producción de piñas. El piñón, fruto de la piña, era utilizado en confituras de panificación en la cocina.
– Para visitar: Av. San Martín al 1300, entre calles Belgrano y Av. del Combate. San Lorenzo (Santa Fe)
(*) Laura Mónica Saisan es villeguense, profesora de Enseñanza Primaria y Especialista en Investigaciones Educativas. Apasionada lectora de historia, tanto de nuestra región como de la construcción de la Argentina como nación libre e independiente, ha realizado capacitaciones y cursos para acrecentar sus conocimientos en el área.
«Me jubilé no porque mi profesión me hubiese cansado, sino porque existe un tiempo para disfrutar, un tiempo para partir y un tiempo para recordar y volver a disfrutar el camino recorrido para comenzar a transitar otros caminos», nos dijo.
Uno de esos caminos es formar parte de la apasionante tarea de Diario Actualidad de seguir escribiendo la historia de los villeguenses.