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miércoles, septiembre 10, 2025
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Yoga y meditación en Aderid: «Tengo el corazón lleno cada vez que estoy con ellos», dijo Bernal

La profesora de yoga y meditación, Cecilia Bernal, trabaja en el Centro de Día de Aderid; y también comenzará a trabajar con el Grupo BienESTAR de la institución. En diálogo con ACTUALIDAD, comentó su experiencia.

«Un nuevo desafío. Aderid siempre me hizo propuestas desafiantes, innovadoras, para ir desarrollando y abriéndome a nuevas posibilidades con técnicas que, a la vez, voy viendo los grandes beneficios que trae. La verdad que estoy muy contenta», expresó Bernal.

La profesora recordó que la primera propuesta le llegó en el 2019, cuando «empezamos con Aqualite. Era un ámbito en donde yo no había experimentado y la verdad que la energía que se vive es muy linda, muy gratificante».

Bernal se explayó un poco más en la técnica, «una herramienta de sanación con imposición de manos, similar al reiki. Colocando las manos en los distintos chakras buscamos limpiar las memorias del dolor, lugares que sentimos que nos alejan de la tranquilidad y de la paz. Lo que hace Aqualite es ir metiéndonos y conectándonos con el Ser, somos cuerpo, entonces es conectarnos con ese Ser eterno que nos conecta con la paz, el amor, la confianza, la tranquilidad en la vida».

«Cualquier técnica de energía limpia los bloqueos hacia el amor, hacia ese estado permanente y eterno que reside en nosotros. Eso lo hacemos en el Centro de Día todos los jueves. Vvarios de los terapistas que nos acompañan fueron capacitados para acompañarme, para que se beneficien varias personas. Y lo mágico o milagroso es que cuando uno transmite energía, siempre nos beneficiamos. No sólo se beneficia el que recibe sino también el que transmite», agregó.

¿Qué has notado en aquellos pacientes que vienen trabajando esta técnica?

Con el grupo de la tarde trabajo los días jueves. Es una actividad donde se pone música. Les pongo un mantra de fondo, o energías del agua; y voy viendo con lo que se van sintiendo mejor. En general es un momento bastante tranquilo, salvo excepciones. En este caso ellos no me pueden hacer una devolución con palabras, entonces uno tiene que empezar a registrar los cambios. La sesión con esta técnica es más corta, dura media hora con cada uno; y poder permanecer en silencio, relajarse, que algunos se duerman, es todo un desafío para ellos. También fue muy interesante cuando hicimos meditaciones de manera virtual, cada uno desde sus casas; y los padres decían que estaban esperando ese momento en el que se podían relajar. La verdad que me voy sorprendiendo día a día de los cambios que van haciendo. Esto es un proceso.

Y ahora sumándote al Grupo BienESTAR, con otro tipo de pacientes…

Vamos a trabajar con técnicas de respiración, una herramienta tan útil que a veces no tenemos tanto en cuenta. Si uno trabaja la respiración podemos ir calmando, limpiando las emociones; a veces se empiezan a caer lágrimas y entonces renovamos; o empezamos a bostezar y bienvenido el bostezo, porque estamos liberando toxinas. Y tan importante también por todo lo que produce en la digestión y la oxigenación. También trabajamos tonificar el cuerpo. Además tenemos muchos momentos divertidos, donde trabajamos mantras para la concentración, hacemos saludos al sol y nos vamos moviendo, vamos pasando por distintos estados. Trabajamos todos los planos, no sólo lo físico con el yoga; y tenemos un momento de meditación y relajación a lo último. También es un logro sostenerlo por unos minutos, seguir una visualización, ir registrando distintas partes del cuerpo. Algo que parece muy simple pero que, al hacerlo, a veces la mente se nos va para todos lados o aparecen molestias físicas. Así que se trabaja como un proceso de tiempo e ir viendo los beneficios que produce esto en todos los que participan de la experiencia.

Hay personas a las que le resulta difícil concentrarse. ¿Tuviste alguna experiencia en el caso de los pacientes de Aderid?

Puede ser que los tiempos también son cortos. Con algunos son como con los niños, no se puede sostener mucho tiempo una postura, así que vamos cambiando. También se toma la propuesta de ellos. Siempre lo que te va guiando es el grupo. Estoy abierta a lo que van proponiendo e ir incorporando las distintas propuestas del yoga en base a cómo está el grupo. Mi posición es muy flexible. Creo que la posibilidad de haber trabajado con niños permite también tener esta mirada que nos hace salir de la clase tradicional de yoga, una técnica tan milenaria, para empezar a aggionarla de alguna manera.

¿Qué te generó en lo personal este trabajo en Aderid? 

En lo personal fue un desafío, porque nunca había trabajado con personas con diversidad funcional y necesidades especiales, entonces poder ir aprendiendo todo esto me llevó a expandir mi experiencia y estudiar un poco más. Es todo ganancia. Están Joni, Rebeca, Belén, Nati, Manu, Francisco. Y es una alegría. Ellos son los que me alimentan y me entusiasman día a día. Ver lo que proponen, cómo se van acordando de las posturas, cómo van incorporando; me voy asombrando cada vez que comparto con ellos. Jugamos, nos divertimos. Yo tengo el corazón lleno cada vez que estoy con ellos.