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sábado, octubre 25, 2025
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Al “buceador de poemas” le falta un lugar en General Villegas / Por Laura Saisan (*)

Prof. Laura Mónica Saisan

“Quizá algún lector o lectora más «existencialmente cansados» e «históricamente anestesiados» digan que estoy soñando demasiado”. Paulo Freire.

¿Por qué comenzar este relato con ese pensamiento de Paulo Freire? …Creo que es lo que al “Buceador de Poemas” le hubiese agradado por varios motivos.

Uno de ellos porque amaba la libertad, amaba dejar volar sus sueños y desafiar lo históricamente establecido. Otro de ellos, seguramente, porque la educación le abrió las alas a volar hacia escenarios y textos impensados e inimaginados, en el General Villegas de los sesenta y setenta. Y otro, es porque abrazó el concepto “que la educación es una práctica de la libertad”. (Sic. Obra de Paulo Freire)

Lo conocí por segundas o terceras personas, a pesar que mil veces lo crucé por las calles del pueblo. Me fascinaba escucharlo narrar con gesticulaciones, como un atractivo especial, “Esa Negra Fuló” de Jorge de Lima (que confieso ,con un dejo de no poca vergüenza, que por mi desconocimiento me resultaban exageradas).

Creo que fuimos muchos los que escuchamos por primera vez recitar en nuestra ciudad, con tanta pasión, poemas líricos, dramatizados, escenificados, que “descubrimos” esos autores, también muy pocos conocidos por los lectores cotidianos de la Biblioteca Pública Municipal. ¡Y menos aún, impensado, ser lectores de poemas o poesías!

Ese “Buceador de Poemas” nació un 9 de septiembre de 1.951, tercer hijo de Emilsen Almeria y de Severo Urquiza. Fue bautizado con el nombre de ALFREDO. Sus hermanos mayores eran: Gloria y Mabel, luego lo siguieron Luis, Marta, Adriana, Eduardo y Franco.
El “Buceador…” pasó su infancia en el Barrio Obrero, muchos hermanos, muchos chicos, muchas corridas y travesuras…Pero él algo diferente “sentía” cuando las maestras de la Escuela Primaria Nº17 leían poemas, narraciones o lo que los chicos llamaban “versos” …Es por eso que Alfredo era siempre “el designado” para los actos escolares. Era buen alumno, memorizaba todos los textos y, además, sabía imprimirle ese sello de la “expresividad”. Por supuesto, para Alfredo casi no existía la pelota de fútbol, prefería leer lo que podía conseguir, tanto de la escuela como de la “Casa del Niño, a la cual asistían todos los hermanos, en contra turno de la escuela.

Conseguía revistas sobre el mundo del espectáculo y leía afanosamente. Los chicos le decían que era “aburrido”, pero su primo hermano Ángel siempre vio que Alfredo buscaba, “buceaba”, en libros y revistas algo que ellos no entendían mucho, pero que eran poesías.

El cine (al igual que Manuel Puig) fue el gran atractivo de Alfredo, su estrella: Marilyn Monroe. Pagar una entrada, en tiempos de “bolsillos flacos” y la comida diaria de ocho hermanos, era casi imposible de abonar. Pero entre Ángel y Alfredo encontraron la estrategia: comenzaron (entre los 10 y 12 años) a trabajar de “carameleros” en el cine… ¡Eso era la gloria para Alfredo! ¡Todas las películas, toda Marilyn, todo el mundo del espectáculo podía verlas semana a semana trabajando y sin pagar entrada!!

¡¡Eso sí!!, después de cada función, los amigos y hermanos tenían que “soportarlo” re narrando cada una de las escenas vistas en las películas.

Termina de cursar la escolaridad primaria en el año 1.967, siempre en la de su barrio: La Escuela Primaria Nº17. Pero Alfredo aspiraba a más. Comenzó a conseguir sus propios ingresos limpiando patios. Más tarde como mozo en el “Bar Colón”, llegó a tener algunos ingresos diferentes. Ahí comenzó a ser conocido como “el Indio”, un sobrenombre que no sé si a él le agradaba, pero que poco a poco, para muchos villeguenses, fue reemplazando al nombre propio de Alfredo Urquiza.

Ser mozo no era a lo único que aspiraba, pero el dinero era necesario. Por lo que sumó a su trabajo atender en la “Heladería y Confitería de los Monti”. …Pero, ese lugar comenzó a ser casi “su lugar en Villegas”, ¡¡Claro “Chiquita” Monti había inaugurado la “Librería Lonchi” …libros, libros y más poesías! ¡¡Que la dueña le facilitaba para leer a gusto!
Pero no era suficiente, quería estudiar y comenzó en la “Escuela Industrial” (llamada así por aquellos años) …Claro… hierros, tuercas, torno, no eran el lugar donde Alfredo podía volar buscando alas a las palabras y a las poseías. A èso se le sumaban las largas horas de trabajo y decidió pasar sus ansias de estudiar a la Escuela Secundaria Nocturna de Adultos (que por aquellos años había sido inaugurada y que funcionaba en el local de la Escuela Primaria Nº17, luego en la Escuela Primaria Nº1 y más tarde en el edificio del Colegio Nacional).

El sueño de Alfredo estaba casi por cumplirse (aunque su corazón palpitaba poemas), pudo graduarse en la escuela secundaria. Al fin, esa casi utópica “educación como práctica de la libertad” estaba dando sus frutos. Tenía un título secundario de “Perito Mercantil”, ahora podía seguir el camino a ampliar sus horizontes….

Eran épocas de “hacer la colimba” y de ello no se salvó el “Indio”, fue destinado a Aeronáutica, en Ezeiza. Allí supo sortearse la amistad de superiores y su habilidad para hacer amigos le permitió desarrollar sus destrezas como mozo.

Terminado el Servicio Militar Obligatorio de aquellos años, Alfredo no se resignó a seguir en Villegas, necesitaba correr para atrapar sus sueños, sabía que la educación lo llevaría por el camino correcto para hacer posibles sus utopías.

En General Villegas era, por ese entonces, intendente Municipal el Sr. Humberto Compagnucci y el Sr. Federico Goedelmann Senador Provincial. Alfredo (que siempre fue militante del Partido Peronista) tramitó ante ellos una beca para comenzar a cursar Derecho en la ciudad de La Plata. Así fue que logró alojamiento en la casa de los estudiantes villeguenses en esa ciudad y un trabajo como mozo en el bar de la Legislatura Provincial.

Para Alfredo o “el Indio Urquiza” se abrían los caminos que él tanto ansiaba… ¿Los pasajes a esa ciudad?¡No importaban! el Indio viajaba “a dedo” …

Allí su vida comenzó a cambiar, entre la militancia justicialista, la Facultad de Derecho, el trabajo y su pasión: la narración y la poesía. Era común que en reuniones de grupos de amigos el Indio narrara “Esa Negra Fuló” … o a hacer reír a sus amigas, que al cruzarlas les recitaba …¡¡en plena calle 7 de La Plata!!, la primera estrofa de “El Romance de las Tres Manolas” de Federico García Lorca …”

“Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.”..

Llegó el momento de la explosión de su pasión, comenzó a tomar clases de narración junto a Berta Singerman…Y ahí la dramaturgia y la lírica no tuvo límites para el Indio …Pero de su General Villegas no se olvidó. Regresaba cada tanto, cargando libros y “long play” con narraciones. Sus hermanos lo escuchaban recitar y también en la casa de alguna familia amiga, cena mediante, lo hacía con gusto. Esa familia solía acogerlo regalándole berenjenas en escabeche (que a él le apasionaban), y también la madre de esa familia hasta supo arreglarle alguna camisa (dándole vuelta los cuellos gastados).

Era una época de intensa actividad política y cultural. Alicia Compagnucci le abrió puertas y lograron montar algunos espectáculos, auspiciados por la Biblioteca Pública Municipal, en el Salón Parroquial.

Llegó el año 1.976 y el Golpe de Estado y la irrupción de la Junta Militar cambió totalmente el panorama…De eso, los contemporáneos de esa época, tenemos muchos recuerdos tristemente contados por la historia oficial y por “la otra historia” del boca a boca.

Para el Indio también su realidad había cambiado, ya no tenía trabajo en el bar de la Legislatura (¡¡qué por supuesto estaba cerrada!!), pero no se desanimó, consiguió trabajo en el Tribunal de Cuentas. La Facultad de Derecho estuvo cerrada por un tiempo y él no lo perdió, cultivó sus sueños con la dramaturgia, perfeccionó, ahondó y retomó sus clases.
La Plata lo acogió, valoró su capacidad con la poesía y la narración. Comenzaron los espectáculos, primeros en lugares pequeños, para un público más reducido, pero, como ocurre con los buscadores de sueños, pronto se difundió su cultura. El teatro Coliseo le abrió sus puertas, luego vinieron los viajes por el interior y el exterior. Junto a Suma Paz viajan a España, Francia y Alemania llevando la obra de Yupanqui. . . Contratado por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, brinda recitales de Poesía Hispanoamericana en innumerables Bibliotecas.

Pero Alfredo Urquiza, el “Indio”, retornó al país. Muy de a poco retomó su estudio de las leyes y pudo al fin concluir la carrera de Derecho (esa que lo había llevado a La Plata en busca de “algo mejor”, la utopía del “M, hijo el dotor” en él ya no era lo era, lo había logrado). Aunque no ejerció la abogacía como profesión, cumplió su meta.

El pibe del Barrio Obrero, el mozo del bar Colón, el narrador espontáneo, el Buceador de Poemas, el exalumno del Escuela 17, el “masitero” y heladero de Monti, el Indio Urquiza o Alfredo Urquiza, como lo mencionan en las primeras planas de los diarios de Mar del Plata, obtuvo el premio “Estrella de Mar”.

La enfermedad lo acosaba y decidió radicarse en la ciudad de Mar del Plata, un 2 de septiembre de 2.014 cerró sus ojos, no sin antes dejar expresado su deseo más profundo.: que sus cenizas fuesen esparcidas, en parte, en el mar de esa ciudad que amó, y otra parte en la placita contigua a su casa en el Barrio Obrero, cercana a la Escuela Primaria Nº17, donde corrió y pasó su infancia.

¿Qué más decir de Alfredo Urquiza?, sólo basta con revisar los archivos de los diarios de Cultura , del Día de La Plata y de Mar del Plata. Sólo quise transmitir lo que fue su vida en General Villegas (según lo relatos contados por su primo hermano Ángel Urquiza que convivió con él hasta los dieciocho años) y porque sentía desde hacía muchos años necesidad de esta especie de homenaje póstumo al Indio, que pude conocer, quererlo como persona y disfrutar de su arte y porque al igual (¿ o quizá?) como Alfonsina una parte de él también siguió la pregunta de … “¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar? “…

Mi homenaje personal a vos Alfredo Indio Urquiza, este poema, que me regocijaba escuchándote recitar:

“ESA NEGRA FULÓ” de Jorge de Lima

– ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
(así decía la señora
llamando a la Negra Fuló)
Dime, ¿dónde está el perfume
que tu señor me mandó?
– ¡Fuiste tú quien lo robó!
– ¡Fuiste tú quien lo robó!
El señor fue a ver a la negra,
que el capataz azotó;
la negra se quedó en cueros,
y el señor dijo: -¡Fuló!
(el señor vio oscuro, oscuro,
como la negra Fuló)
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
– ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
¿y mi pañuelo de encaje?
¿y el cinturón? ¿y el broche?
¿y mi rosario de oro
que tu señor me mandó?
¡Fuiste tú quien los robó!
¡Fuiste tú quien los robó!
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
Y fue el señor a azotar
a solas a la negra Fuló:
la negra se quitó la pollera,
y el corpiño también se quitó,
y se fue poco a poco quedando
desnudita la negra Fuló…
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
– ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
¿Dónde, donde está tu señor,
que Nuestro Señor me mandó?
¿Ah, fuiste tú quien me lo robó,
fuiste tú, negra Fuló?
¡Esa negra Fuló!

A los lectores que llegaron hasta aquí, pregunto…, ¿Coinciden conmigo, entonces, que a General Villegas le falta un lugar, dentro de los espacios culturales, que rinda homenaje y lleve el nombre del “Buceador de Poemas Alfredo “Indio” Urquiza”?

Todo depende de la memoria colectiva que queramos resguardar.

Agradecimiento:
* A los hermanos y primos de Alfredo Urquiza
* En especial a su primo hermano Ángel Urquiza y a su esposa Mimí Maldonado, quienes me facilitaron anécdotas de la vida personal-familiar.

 

(*) Laura Mónica Saisan es villeguense, profesora de Enseñanza Primaria y Especialista en Investigaciones Educativas. Apasionada lectora de historia, tanto de nuestra región como de la construcción de la Argentina como nación libre e independiente, ha realizado capacitaciones y cursos para acrecentar sus conocimientos en el área.

«Me jubilé no porque mi profesión me hubiese cansado, sino porque existe un tiempo para disfrutar, un tiempo para partir y un tiempo para recordar y volver a disfrutar el camino recorrido para comenzar a transitar otros caminos», nos dijo.

Uno de esos caminos es formar parte de la apasionante tarea de Diario Actualidad de seguir escribiendo la historia de los villeguenses.