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martes, octubre 28, 2025
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«Un niño nativo, pero con sangre “huinca” / Por Laura Saisan (*)

“Definir a la pasión no es sólo cuestión de atracción o de amor, es también afición vehemente hacia algo”

 

Si algo une a las civilizaciones, más allá de los intereses económicos, es la pasión por sus objetivos, que muchas veces se contraponen y se enfrentan. Así fue con la llamada “¿Conquista del Desierto?” …Epopeya a la cual me atrevo a ponerla entre signos de interrogación, porque ese “desierto” no era tal, estaba poblado por civilizaciones, diferentes a las conocidas, tenían su lengua oral, sus creencias religiosas, no dominaban la escritura, pero si la música, el arte rupestre y una larga historia de ancestros que se confunden con los principios del poblamiento americano.

Pero más allá de entrar en posicionamientos sociales o políticos, en ese “desierto” comenzaron a tejerse lazos, historias de fuerza y de tesón, con objetivos claros para alcanzar propósitos y hubo lugares y nombres, que, con el correr de los años y de los tiempos, unieron pasiones.

Corría el año 1.825 y en un gran asentamiento ranquelino (compuesto por ocho mil habitantes) , en la inhóspita pampa nacía un niño, a orillas de la laguna Leubucó (al norte de la actual localidad de Victorica ) .Ese niño tendría, seguramente por las agoreras de su pueblo, un futuro que dejaría un capitulo en la historia del poblamiento del hombre “huinca” (blanco invasor) en la tierra de la gran llanura. Fue llamado Panguitruz y tenía el sello de ser Güer (que significa ‘zorro’ en idioma mapuche). Fue el segundo hijo del cacique Painé Güer (‘Zorro Azul’) y de una cautiva huinca cuyo nombre no quedó registrado.

Panguitruz Güor pertenecía a un pueblo aguerrido, cazador, lo que le daba la importa de ser nómades, allí donde había caza, allí se trasladaban, con sus tolderías, sus guerreros y sus armas. Esas grandes correrías persiguiendo a sus presas, los llevaban a cabalgar leguas y más leguas por las rastrilladas, que fueron las primeras vías de comunicación que utilizaron los pueblos originarios en el área pampeana.

Grandes manadas de vacunos eran arreadas por las rastrilladas. Las principales tenían un marcado rumbo N-S, y se dirigían desde el río Cuarto hacia «tierra adentro”, que abarcaba toda el área pampeana.

La rastrillada de las Tunas se extendía desde el Saladillo de Ruy Díaz, pasando por el paraje Las Tunas, en dirección SSO, por la laguna Langheló y prolongándose hasta Tres Lagunas, cerca de Italó. Su extensión aproximada era de doscientos ochenta km, abundando en su curso aguadas, cañadas, jagüeles y lagunas.

¡Claro Panguitruz Güor era hijo de un gran cacique! y, como tal, solía recorrer esas rastrilladas aprendiendo a cuidar el ganado y a prepararse para la guerra. Junto a otros niños, desde muy temprana edad, quedaban al cuidado de las caballadas de reserva, cuando los adultos salían de cacería, esa tarea los llevaba a alejarse mucho de los toldos.
El pueblo ranquel, siguiendo las correrías y cacerías fueron trasladando el asentamiento de los toldos desde Victorica (La Pampa) hasta el norte de la actual provincia de Buenos Aires, a unos cuatrocientos cincuenta km de su Leubucó natal.

Con sólo nueve años, Panguitruz y otros niños cuidaban al ganado y a la caballada en cercanía de la laguna Langheló, mientras los guerreros ranqueles lanzaban un malón en Melincué, a unas treinta leguas de Langheló… ¿Su mamá “huinca” estaría tranquila pensando que su hijo pequeño estaba en esas tareas tan alejado de la mirada de ella?…

Realmente, no sabemos qué sentimiento tuvo en ese momento la madre, cuando una partida militar sorprendió a los niños solos y los tomó prisioneros, que engrillados fueron trasladados, tal como si fuesen prisioneros peligrosos o delincuentes, hasta la aldea de Santos Lugares. La madre huinca acababa de perder a su hijo de nueve años…

Era el año 1834 y el poderío de Juan Manuel de Rosas se extendía en toda la provincia de Buenos Aires y ante él fueron llevados los niños. El Restaurador supo que uno de ellos era especial, que Panguitruz era hijo de un cacique famoso y lo hizo bautizar, sirviéndole de padrino; le puso Mariano como nombre de pila y le dio su apellido, Rosas. Este niño ,que acababa de perder su identidad, fue enviado junto a los otros niños como peón a su estancia del Pino.

Pero la pasión por su pueblo hizo, que en esos seis o quizá trece años de permanencia en la estancia, Panguitruz no perdiera la nostalgia por la toldería. Una noche de luna llena de 1840 los jóvenes ranqueles montaron los mejores caballos y escaparon, arreando una buena tropilla. Sabían que tenían que recorrer varios cientos de kilómetros hacia el oeste. Anduvieron perdidos, pero lograron escabullirse de sus perseguidores y engañar a la policía. Después de seis días de marcha llegaron al fuerte Federación (actual ciudad de Junín). Siguieron camino 450 km más hacia el oeste y rumbearon hacia el sur, hasta llegar a la laguna Leubucó, su tierra natal. En ese momento era la más importante aldea ranquel y Panguitruz movido por la pasión de la sangre ranquel logró volver a ella más allá de los esfuerzos y de las adversidades.

De esa historia de un niño ranquelino, raptado de su familia en la Laguna Langheló, nos permitimos saltar en la historia y posicionarnos en pleno siglo XXI, año 2007, se crea una nueva institución educativa en la ciudad cabecera del partido de General Villegas: la Escuela Primaria Nº 45, “ella” la escuela chiquita, la “escuelita del barrio San Antonio”.

Y entre sus docentes creció una pasión, quizá con la misma fuerza que lo motivó a Paguithruz a regresar a su tierra ranquelina, esta escuela no podía quedarse sin nombre, tenía fuerza, necesitaba fijar raíces y posicionarse en la comunidad con nombre propio. Fue así que en el año 2.008 se lanza el concurso para seleccionar un nombre a la misma. Para su elección se tuvo en cuenta que la propuesta estuviera fuertemente ligada a la historia de nuestro Partido y así fue que se seleccionó el nombre: “Laguna Langheló” (cuyo autor es el señor José Manuel Paladino).

Retomando la pasión que se relaciona en este relato… ¿Será que la pasión de una madre huinca por un hijo perdido hizo que fuerzas místicas inspiraran a quienes eligieran Langheló para el nombre de la escuela?… ¿Será que Langheló, que fue un lugar de partida, hoy se materializa en una escuela, donde se da el punto de encuentro, donde los niños no se sienten desolados y las maestras con pasión les enseñan el camino de nuevos aprendizajes?

Me atrevo a aventurar que, así como Langheló fue un lugar de llantos y de pérdidas, hoy “nuestra escuela Langheló” es un lugar de multiplicadas alegrías y fuertes pasiones que hacen crecer a los niños “regados” con la fuerte convicción de sus docentes que saben que la educación es el camino que abre las puertas al futuro.

Referencias:

  • Panguitruz En idioma mapuche (que hablaban los ranqueles), pangui significa ‘puma’, y trus es ‘cazador’.

Fuentes:

“Hechos que no se llevó el tiempo”. Uriarte, H. y Castillo Alzuri, N…

  • Mariano Rosas (aborigen argentino) – Wikipedia https://es.wikipedia.org › wiki › Mariano Rosas.