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lunes, noviembre 17, 2025
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25 años no es nada… / Por Fernando Ríos

Puede parecer mucho, pero 25 años no es nada! Sobre todo cuando hay imágenes, recuerdos  y anécdotas  que han quedado grabados para siempre.

El pasado 6 de noviembre celebramos nuestras Bodas de de Plata como egresados de la Escuela Técnica. Excelente ocasión para el esperado reencuentro con ex compañeros y amigos, pero especialmente con aquellas personas que de alguna manera nos han  influenciado para ser quienes hoy somos, nuestros mentores.

De algunos casi ya no recuerdo que materias daban, pero eso es lo menos importante. Recuerdo si, en cambio, los gratos momentos de largas charlas, buenos consejos y de enseñanza en valores.

A riesgo de olvidarme de muchos, disculpas mediantes, recuerdo por ejemplo cuando el Talo Goedelmann ante  alguna dificultad siempre nos decía su célebre frase: “las cosas fáciles las hace cualquiera”, que comprendí varios años después y que hoy la replico todo el tiempo. O cuando Rodríguez nos inculcaba la importancia del orden y la organización en el trabajo y cómo con eso más algo de teoría se podía marcar la diferencia, razón que tenía. La pasión y compromiso por la enseñanza de Marcelo Elgue, la charlas de última hora con Pasquali  o la seriedad de Juan Carta al entrar al aula: “señores, buenas tardes” (todos de pie), y a los cinco minutos era uno más de nosotros.  En geografía conocimos el significado de la palabra exigencia y con Haydee teníamos literatura, supongo no les habrá sido nada fácil.  Susana era la bibliotecaria, profe de historia y para muchos fue como una madre dentro del establecimiento y a Oscar González lo recuerdo como mucho más que el director, un educador,  alguien que te podía enseñar matemática o dibujo técnico y que siempre te guiaba y aconsejaba bien, una gran persona.

Del área de taller, recordar la paciencia y dedicación que tenían maestros como Ricardo Pont, Di Bartolo, Martínez, Toto Rasse, Boloncho Rodríguez, entre otros tantos, que podían enseñarte a soldar o a manejar alguna de las grandes máquinas herramientas. Pero mención especial merece El Pala, Oscar Palavecino, con su rectitud y exigencia era un jefe de taller que se lo quería y respetaba, también un maestro para la vida.

Sanciones disciplinarias, que sin duda alguna más de una vez habremos merecido, que yo recuerde no tuvimos, siempre absueltos por el Turco Nihany.

Para el final lo dejo a mi viejo, el era uno de los porteros. Lo que me supo transmitir me lo guardo, al resto quizá no le haya enseñado mucho, pero seguramente más de una vez les sacó una carcajada.

En fin, han pasado apenas 25 años y aquí estamos, algunos encontraron su lugar en Villegas y otros debimos alejarnos bastante para hacer nuestro camino, aunque nunca nos fuimos del todo, siempre se vuelve.

No más que agregar, me debía este recuerdo y reconocimiento hacia el colegio y hacia estas personas que han sido tan importantes. Y aunque hoy tenga otro nombre la esencia no cambia, para nosotros siempre será la querida Escuela Industrial.

Fernando Ríos

Técnico Mecánico EET N°1

 Promoción 1996

Recorte del diario La Voz de Villegas.