Romina Damiani Ameri nació en General Villegas, en el seno de una familia numerosa compuesta por sus padres, muchos hermanos, abuelos y tíos abuelos. Se crio en una familia y un ambiente donde la política era moneda corriente y la cena se convertía en un espacio de debate. Eso, sumado a su interés por continuar sus estudios y seguir capacitándose, hizo que se graduara como licenciada en Ciencia Política en la UBA. Hoy participa del grupo de investigación Agendas, escribe en revistas académicas y políticas, trabajó para el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como coordinadora en programas de capacitación cívica y actualmente se desempeña como asistente técnica para emprendimientos de la economía popular. Fue madre muy joven, pero nunca dejó de estudiar. El año pasado comenzó el profesorado en Ciencia Política y está pensando en iniciar una nueva carrera.
Asistió al Jardín N° 901 y luego continuó en el IMI, donde realizó la primaria y la secundaria. Pero sus estudios los finalizó en la Nocturna, más específicamente en la Escuela de Educación Media «General Belgrano».
«Ya había sido madre. Me quedaba geografía por rendir y eso se transformó en un año de cursada. Conocí gente maravillosa, hice grandes amistades, aprendí miles de cosas. Siento un gran cariño por esa esta etapa. Hoy en día, que dicto clases a adultos, todo el tiempo rememoro mi experiencia. El valor de esas mujeres y esos hombres por continuar con la aventura y el desafío de aprender, es sumamente motivador. Gente que trabaja, materna o paterna, muchísimas veces en soledad, y a pesar, o gracias a, continúan estudiando. Es algo maravilloso», remarca Romina Damiani Ameri.
Diario Actualidad: ¿Cómo fue tu infancia y tu adolescencia? ¿Qué hacías? ¿A qué jugabas? ¿Te gustaba leer?
RDA: Mi infancia fue muy linda, como cualquier infancia que tiene la libertad que se da en un pueblo: andar en bici con las amistades del barrio, ir a la colonia en patota, o decidir ir a un pueblo cercano como la gran aventura… Y tantas otras.
Pero a su vez tenía un costado medio nerd: era súper feliz yendo a la Biblioteca municipal. Leer, leer, hacer taller literario con María, títeres… Lo que hubiera en “la biblio”, yo me anotaba. Me encantaba. También iba a “pinturitas” (“La Fragua”), un lugar increíble. Es un privilegio que existan espacios así para las infancias. Maruca y toda su familia nos han dado todo con su proyecto. Las cosas que han gestado ahí, la libertad que se respiraba, el apoyo, la felicidad de quienes lo transitamos. No hay palabras que alcancen para agradecerles.
DA: Tu padre era un gran peronista, uno de esos personajes llamativos de los pueblos y conocido por todos. ¿Cómo era y cómo influyó en vos para que estudies Ciencia Política?
RDA: Mí papá fue un gran tipo, creo que esa es la mejor forma de describirlo. No encuentro otra. Eso era “Kuky” Damiani. Si bien puedo pecar en tal descripción, por ser su hija, también creo firmemente que varios y varias coincidirían. Siempre se preocupaba por su pueblo, como buen peronista. Su lugar de trabajo, el taller de carpintería, parecía un ateneo: todos y todas iban a dar debates, sobre la política local y nacional. Filosofaban otro tanto, entre aserrín y maderas. Y ahí pesaba tanto la voz de un universitario como de un militante de base, eso era peronismo explícito. Se gestaban grandes debates en ese taller.
Si bien era chica, todo eso lo fui mamando. Quizás se crea que él fue quien me llevó a estudiar Ciencia Política, pero sinceramente creo que las mujeres de mi familia lo hicieron. Mamá (Norma Ameri) fue, es y será una luchadora de la vida. Siempre trabajadora, con ambiciones profesionales -«Ser ambiciosa es algo destacable, ser codicioso o codiciosa no», aclara Romina- y con muchas convicciones, siempre se movió. Tenía y tiene una ética del trabajo que es admirable. Con papá eran un equipo, no pensaban para nada igual, la hora de la cena era un debate. Y a esto se sumaba mi abuela Matilde (Leiva); una guerrera de la vida, también muy politizada, que con su impronta nos marcaba el camino.
Se podría decir que crecí en un entorno muy politizado, en donde todas y todos tenían posturas y las dejaban saber. Si bien no sé hasta dónde donde ellas se autodefinirían como feministas, en muchas de sus acciones lo eran. En muchísimas. Y con esto también debo decir que el «femistrómetro» no debe de existir; porque solo alejamos a la sociedad de una lucha que es colectiva. ¿O acaso no hay padres que quieren que sus hijas salgan a bailar y vuelvan a sus casas? ¿No va a ser feliz el día en que cada quien haga lo que le hace feliz sin importar su condición de género? ¿No vamos a construir mejores hogares cuando hombres y mujeres puedan transitar proyectos de familia en donde ambos participen del mismo y se desarrollen en tanto personas?
DA: ¿Cómo decidiste estudiar lo que estudiaste? ¿Fue siempre tu vocación?
RDA: Cuando llegó la hora de definir qué quería estudiar estaba entre dos carreras: Economía o Ciencia Política; y al saber que en esta última también iba a ver economía, la decisión fue muy fácil.
Si bien era algo que tenía bastante definido, creo que mi crianza fue un factor decisorio. En el medio fui madre, muy joven, pero nada de eso me hizo cambiar. Y no puedo dejar pasar el contexto: era cerca del 2001, una situación sumamente compleja para el país. Todo parecía una ficción; y más para una pareja de padres adolescentes que se habían mudado a estudiar a una ciudad como Buenos Aires. Por suerte, o por lo que se construye, tuvimos a nuestras amistades que se convirtieron en una red de contención increíble; ayudando con la crianza, con alguna ayuda económica, con una compu prestada, con comida, con textos… como sea, estaban. Y si bien en ese momento la situación era angustiante para todo el país, la solidaridad nos salvó.
Debemos tener memoria. Quienes nos ayudaron, en su gran mayoría, eran hijas e hijos de compañeras y compañeros de militancia de mi familia, y eso no es un dato menor. Con solidaridad y voluntarismo no basta: tenemos que discutir modelos de país con inclusión y ese debate debe ser honesto y sincero, como también respetuoso. No solo quienes militan o ejercen la función pública lo deben dar, la sociedad también se lo debe de dar. La democracia es eso: un colectivo con derechos; y algo que siempre se olvida, las obligaciones. No alcanza con la queja constante; es un acto de madurez social hacernos cargo de nuestra historia y dar los debates. No importa donde; sí darlos. Porque estamos de paso y el país lo van a heredar las nuevas generaciones, y eso es una responsabilidad de nuestra sociedad, en tanto coetáneos y coetáneas.
Diario Actualidad: ¿Cuántos artículos publicaste en revistas políticas y académicas? ¿Cómo fue que surgió la posibilidad de escribir y publicar?
RDA: No he publicado mucho. Me gustaría haber logrado más. Sé que hay quienes maternan, escriben y generan muchísimo más. En mi caso no me es tan simple. La academia tiene sus mecanismos, sus lugares, instancias; es todo un mundo, con sus reglas. Creo que en mí caso particular la generosidad de quienes me formaron en la investigación empírica en Ciencias Sociales me permitió creer en la posibilidad de ser alguien con la potencialidad de escribir. Se hace muy difícil para una primera generación de egresada universitaria: es empoderarte, creerte que podés, saber que tenés una voz, que vale. Si bien desde mi lugar siempre estuvo la rigurosidad para investigar, debatir, formarme, llevar adelante debates personales en torno a cuestiones ideológicas, no es fácil. ¡Imaginarte que te va a leer alguien, que te va a juzgar y todo lo que ello implica! Pero la ciencia es un campo creativo y como tal, a pesar de sus reglas, debe perseguir la neutralidad valorativa: o sea como cientista social una se debe dar debates en base a datos que le otorga la realidad y no los debe forzar, los debe escuchar, o no está haciendo ciencia y equivocó el camino. Y por último, si se quiere hacer política con datos, también está la carrera política para ello -y es una carrera destacable a pesar de lo que se suele decir-.
DA: ¿Hoy en dónde vivís?
RDA: Actualmente vivo en la ciudad de Buenos Aires, sigo en pareja con el padre de mi hija. Tenemos una hija que nos enorgullece con sus convicciones, con su lucha, con sus enseñanzas. Ella día a día nos enseña sobre las luchas de los feminismos. Creo que somos privilegiados como generación, porque tanto que se habla mal de las juventudes… ¡Si solo se detuvieran un poco a escucharlas y escucharlos!
DA: ¿A qué te dedicás? ¿Seguís escribiendo?
RDA: Trabajo de lo que estudie; pasa que no es una profesión tan común y muchas veces no se sabe qué hacemos. En este último año trabajé para el gobierno de la ciudad de Buenos Aires como coordinadora en programas de capacitación cívica para migrantes y la ciudadanía en general; asistí al Congreso Nacional sobre Ciencia Política e Internacional sobre Democracia, exponiendo sobre hallazgos que surgieron del grupo de investigación del cual soy parte (el grupo de investigación Agendas se encuentra dirigido por el Mg. Daniel Cabrera y la Dra. Maru Tesio); realicé trabajo de campo para las elecciones (como son las encuestas, las entrevistas o grupos focales) y actualmente trabajo como asistente técnica para emprendimientos de la economía popular. Es un trabajo hermoso: empoderar a personas que el sistema excluye; la alegría, las ganas, el grado de agradecimiento que te brindan. Es ahí en donde toda tu formación, convicciones, capacidades se ponen en juego y pesan. Si bien parecen muchas cosas, soy sumamente inquieta y quisiera hacer más; tal es así que estoy pensando en comenzar una nueva carrera. Creo que esta es una de las ventajas de haber sido madre adolescente: tengo ganas, energía, voluntad y mi hija ya es independiente. Todo suma.
En la pandemia aproveché para cursar en la UTN, escribir, leer, comenzar el profesorado en Ciencia Política, ser voluntaria en prensa para asociaciones civiles en eventos virtuales y tutora para quienes ingresaban a la carrera, desde la virtualidad. Si solo dependiera de mí, haría más. Estoy en una etapa en la cual busco desarrollarme en términos profesionales.
DA: ¿Qué análisis te merece la realidad política argentina? Específicamente después de las últimas elecciones…
RDA: Cuando se habla de Argentina supongo que se habla de la política a nivel nacional. Y tomando esto mencionaría un par de cosas: primero en Argentina estamos acostumbrados/as a la excepcionalidad, creemos que lo que nos sucede no ocurre en ningún lugar del mundo; segundo hay debates que no hemos sabido resolver; tercero el campo en el cual me desenvuelvo desde mi formación es la Opinión Pública, una sub-área de la Ciencia Política. ¿Qué quiero decir con esto? Lo siguiente: primero en todos los países en donde ocurrieron elecciones, nacionales, provinciales o municipales los oficialismos perdieron. O sea que la ciudadanía, sus sociedades, culparon a los oficialismos por las respuestas que dieron a la situación de pandemia; sin importar si eran de apertura total o cierre y control. Eso demuestra que si bien se descree de la política, se apela a ella desde un lugar de queja. Mostrando un reconocimiento, un lugar de centralidad, y a su vez un distanciamiento. Dependiendo del grado de representación que esas sociedades se dan, hubieron marchas en el marco democrático, o tomas, saqueos, represión y situaciones muy difíciles. Esta pandemia sacó a Angela Merkel, reelecta por más de 10 años en un país europeo; no permitió la reelección de un presidente en Estados Unidos que terminó con la toma del Capitolio. Nada de esto sucedió en nuestro país, lo cual es destacable. ¿Se imaginan si el gobierno de turno perdiera las elecciones y la oposición saliente, manda a sus militantes y seguidores a entrar por asalto al Congreso Nacional? Sintámonos orgullosos como sociedad, que con una democracia que cumple 40 años no llevamos adelante acciones como esas, tan vergonzosas y nefastas.
Segundo, como país debemos sentirnos orgullosos y orgullosas de lo logrado, y en base a eso darnos un debate serio, respetuoso y sincero. Un país que produce lo que come está ante una situación compleja. Yo lo llamo el mal de Midas: Midas era un rey que todo lo que tocaba se convertía en oro y por eso murió de hambre. Es el problema de nuestro país: si por producir cereales y carnes (commodities) vamos a morirnos de hambre, porque vendemos a precios internacionales, o vamos a darnos cuenta de esto y vamos a generar un modelo en donde esto no suceda. Ese debate es urgente y se tiene que dar con toda la sociedad y repito seriamente.
Tercero, tengo la percepción de que en esta elección, sin importar si era municipal, provincial o nacional la gente rara vez votó “a favor de…”. Lo que se ha dado es un “votar en contra de…”, porque se culpa desde diferentes lugares al poder político de la situación de pandemia. Esto obliga a dos análisis que no se excluyen: por un lado nadie es dueño de los votos que cree tener, y segundo ¿por qué el poder económico no es responsabilizado por las sociedades? Recordemos que quienes tienen las patentes de las vacunas son empresas que manejan tanto dinero que equivale a más de un PBI de cualquier país del mundo y no las cuestionamos.
Libro y despedida
«Gracias por brindarme este reconocimiento. Es una caricia desde mi terruño. Perdón si los aburrí y, por último, compren nuestro libro: ‘La teoría de la Agenda Setting en jaque: los porteños y los medios de comunicación’, de editorial Prometeo», finalizó.
Algunos datos de Romina Damiani Ameri
Formación académica:
- Es licenciada en Ciencia Política (UBA).
- Estudia el profesorado en Ciencia Política (UBA).
- Especialización en Comunicación y Marketing (UNLZ).
- Diplomatura Internacional en Comunicación Política y de Gobierno (UNTREF).
- Seminario de Género y Feminismo (de)Generando la Ciencia Política (FSOC-UBA).
- Aplicación de Métodos y Técnicas Estadísticas al Análisis de la Opinión Pública y del Comportamiento Electoral (FLACSO).
- Taller para la Elaboración de Proyectos de Investigación (FFyL-UBA).
- Taller de SPSS -programa estadístico informático muy usado en las ciencias sociales-: 1era parte (FSOC-UBA).
- Curso de Redacción Académica (FCE-UBA).
Experiencia profesional:
- Asistente de prensa y difusión para asociaciones de la sociedad civil.
- Consultora freelance en comunicación política.
- Capacitadora en el programa de formación cívica del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: “Ponete a PrueBA”.
- Encuestadora y data Entry en Ágora Consultores.
- Asistente de campo, encuestadora en el Programa de Instituciones Políticas “Acompañamiento Cívico 2015”, para Fundación Centro de implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
- Asistente de campo, en tareas referidas al relevamiento de victimas dentro del programa “La Patria es el Otro”, para el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación Subsecretaria de Juventud.
- Venta comercialización y realización de objetos construidos con materiales reciclados parra “Juan Terrenal”.
- Docente de nivel primario y secundario para la Cooperativa de la vivienda “Nuevo Horizonte”.
Experiencia académica:
- El poder de los medios. Fronteras digitales para la Agenda Setting en la CABA. Proyecto UBACyT (UBA). Grupo de investigación @gendas. Director: Magíster Daniel Cabrera.
- Tutora virtual de la materia “Historia Argentina” cátedra Pagano de la Carrera de Ciencia Política-UBA para el Programa “Tutorías Virtuales Solidarias” (UBA-FSOC).
- Colaboración y asistencia en el evento: “CP Elige: Jornada para pensar las elecciones 2019”. FSOC-UBA Organizado por la Carrera de Ciencia política UBA y la cátedra Amadeo de Opinión Pública.
- La agenda de los porteños. Política y consumo de medios a 50 años de la Agenda Setting y otros efectos cognitivos. Proyecto UBACyT (UBA). Grupo de investigación @gendas. Director: Magíster Daniel Cabrera.
- Porteños Virtuales. Agenda Setting y otros efectos cognitivos. (R13-210), Programa de Reconocimiento Institucional de la Carrera de Ciencia Política (UBA). Director: Magíster Daniel Cabrera.
- Exposición en las I Jornadas de Ciencia Política. FSOC-UBA. Dependientes de la Carrera de Ciencia Política.
- Organización y colaboración en la realización del evento: “El poder de los medios y la Opinión Publica: una perspectiva académica”. FSOC-UBA Organizado por la Carrera de Ciencia política UBA y la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP).