Un grupo de seis bungenses hicieron realidad un sueño que tenían pendiente: cruzar Los Andes a caballo. Participaron de esta travesía Rubén Vaquero, su hijo Mariano, Ismael Larramendy, «Tito» Mussini, Daniel Fervari y «Pepe» Cruzatti.
El grupo ya regresó a Bunge luego de la espectacular aventura.
La idea surgió de Miriam, esposa de Rubén «Peque» Vaquero», quien le cumplió el sueño a su marido y organizó el viaje con todo el grupo.
En diálogo con Edgardo Bonetto en el programa radial «Con Todos», Rubén Vaquero manifestaba: «Hacía unos cuantos años que lo quería hacer y por una cosa u otra no podía. Para el día del padre mi esposa y mis hijos me lo regalaron. Me acompañaron unos amigos con los que hace unos años hicimos la travesía de ir a buscar la Virgen a Luján. Fue algo inesperado cuando me dieron el sobre con el viaje. Cuando me dijeron que iban mis amigos a acompañarme fue más grande la sorpresa. Todo lo organizó mi señora. La fecha, todo. Fue una sorpresa grandísima».
El grupo se trasladó en dos camionetas hacia el pequeño pueblito de Las Loicas (en la provincia de Mendoza). De allí partieron a caballo acompañados de tres personas oriundas de CABA, un matrimonio extranjero, dos baqueanos y el organizador de la travesía.
«Son 4 días. Es por etapas hasta llegar al monolito donde están Chile y Argentina. Todo es muy lindo. Se cabalga solo tres o cuatro horas por día porque es todo piedra, arena volcánica, hay muchas bajadas y subidas, hay partes muy complicadas donde los animales sufren mucho. Por eso es muy lerdo. Los dos baqueanos del lugar y el organizador del viaje llevan mulas con la comida. Se come re bien, comidas fuertes para darte calorías por el frío. Cabalgamos en fila, un caballo atrás del otro. Los animales caminan solos entre las piedras, te dan una seguridad bárbara. Después acampamos y comimos todos juntos. Dormimos en bolsas de dormir. No hizo frío, nos tocaron días espectaculares. Era un sueño que quería hacer y gracias a Dios se me cumplió», comentó Rubén.
Para «Pepe» Cruzatti el viaje fue «super recomendable, me sorprendieron. Estaba en duda y mi familia me empujó a ir. Estoy super agradecido a este grupo de amigos».
Por último, Ismael Larramendy resumió: «Lo del viaje fue un sueño. No lo podemos explicar, hay que hacerlo, hay que vivirlo. Es algo impresionante que no se puede explicar con palabras. Vinimos maravillados».