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jueves, noviembre 14, 2024

Mama Antula, una mujer del pasado que es ejemplo y luz para nuestro tiempo / Por Alfredo Andrade*

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La Parroquia Nuestra Señora del Carmen y el Colegio María Inmaculada invitan a la comunidad a la Santa Misa para celebrar la memoria de la Beata María Antonia de San José, el lunes 7 de marzo de 2022 a la hora 20 en el templo parroquial. ¡Unidos en oración por nuestra Patria y el mundo!

María Antonia de Paz y Figueroa nació en el seno de una familia acomodada en Silípica, provincia de Santiago del Estero, en el año 1730. Fue educada en la fe por los jesuitas, quienes por entonces evangelizaban estas tierras del “Nuevo Continente”. Sin congregaciones religiosas que contengan su espíritu misionero, a los 15 años decidió consagrarse a Dios como beata (laica), tomó el hábito negro de los Jesuitas y dedicó su vida a vivir y anunciar el amor de Dios.

La compleja situación geopolítica que planteaban las disputas entre los reinos europeos por dominar las nuevas tierras provocó que el Rey Carlos III de España expulsara en 1767 por decreto a los jesuitas de todos los territorios del imperio español. Fue así que la Compañía de Jesús debió abandonar estas tierras. Ante esta situación María Antonia sintió que se quedaba huérfana y pensó en el incierto destino que podría tener la vida espiritual de tantos hermanos suyos, aborígenes y criollos, al ser expulsados aquellos que les hablaban de Dios y les hacían conocer el Amor que sana y salva. Entonces no lo pensó más e interpelada por la difícil realidad que vivía su pueblo decidió continuar ella misma la tarea de los jesuitas: evangelizar y promover los Ejercicios Espirituales.

Con algunas amigas fieles, apenas provisiones para sobrevivir y descalza recorrió a pie medio país para evangelizar, atravesando montes y enfrentando el peligro no sólo de animales salvajes sino de salteadores de caminos. Con el Manuelito en su pecho (un crucifijo con la imagen del Niño Jesús recostado en la Cruz), un bastón en forma de Cruz que le servía de apoyo e inspiración, los Evangelios y el libro de los Ejercicios Espirituales, María Antonia recorrió varias provincias organizando Ejercicios Espirituales e invitando a todos a vivir la experiencia del amor de Dios.

Su obra, inmensa en su impacto social pero más aún en el amor y la entrega puestos en su desarrollo, tuvo su momento culminante en la ciudad de Buenos Aires. Allí erigió la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada en Av. Independencia 1190, donde se realizan retiros espirituales desde aquel entonces hasta la actualidad, casi 300 años después.

María Antonia de San José –así eligió llamarse por su gran devoción al padre adoptivo de Jesús y esposo de la Virgen María– tuvo trato con todos: hombres ricos y pobres campesinos, europeos, aborígenes y criollos, educados e iletrados, hombres y mujeres de familia, huérfanos y prostitutas. Todos recibieron su amor y sintieron a través de su mirada y sus palabras que eran hijos amados de Dios. La beata de los Ejercicios Espirituales unió a los diferentes: compartían los retiros que ella organizaba las damas ricas de la época con sus esclavas y damas de compañía, turnándose para alternar las tareas de limpieza y el servicio en la cocina.

Su gran resiliencia, coraje, abnegación, empatía y fortaleza, pero sobre todo su amor a Dios y al prójimo son un gran ejemplo que iluminó a la Patria naciente. Muchos de los patriotas de la Revolución de Mayo y la posterior Declaración de la Independencia Argentina se inspiraron en su obra y participaron en los retiros espirituales en su Casa de Ejercicios. Los valores éticos y religiosos de aquellos Patriotas y de tantos hombres de la época fueron alimentados por la tarea evangelizadora y el ejemplo de “Mama Antula” –como era llamada cariñosamente por los aborígenes–, una mujer fuerte y valiente, llena de amor a Dios y al prójimo, cuyo testimonio y ejemplo son un faro que desde el pasado ilumina nuestro presente y futuro.

María Antonia de San José fue beatificada por el Papa Francisco en 2016 y el proceso de canonización para que sea reconocida como Santa está en curso.

*Alfredo Andrade es Contador Público Nacional y representante legal y administrador del Instituto María Inmaculada.

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