A partir de una nota aparecida en el diario La Nación y que reproduce Diario Actualidad en la que se refiere a una situación de hambruna en un país cómo consecuencia de la aplicación a rajatabla de la prohibición del uso de agroquímicos, surgen varias posibilidades de análisis.
Claramente para llegar a una manera de producción más amigable hay que llevar a adelante una transición cuidadosa.
Tenemos muy arraigado entre los productores el sistema de agronegocios de producción y mucho lobby de parte de los fabricantes de agroquímicos.
Lo vimos de manera elocuente cuando se trató la ordenanza de regulación del uso de agroquímicos. También se vio cuando se trató en el caso de la ordenanza de feetlots.
Volviendo a lo que se refiere a los métodos de producción claramente tenemos que romper los prejuicios y analizar otras posibilidades. El uso de agroquímicos tiene consecuencias, ya sea en la cantidad cada vez mayor que tienen que aplicarse para producir (ante el desarrollo de resistencias a esos productos de parte de insectos y malezas) y las consecuencias para la salud de seres humanos y el resto de la flora y fauna.
El gobierno argentino creó la Dirección Nacional de Agroecología dentro del Ministerio de Agricultura de la nación y puso al frente de ésta a un especialista como Eduardo Cerda para tratar de consensuar y convencer a los productores de la necesaria transición hacia la producción con métodos más amigables hacia lo que el Papa llama en su encíclica Laudato Cie La Casa Común, que es nada más ni nada menos que el planeta tierra.
Esperemos que resulte. Por el bien de todos los argentinos.
*Carlos Pardo fue concejal por el Frente de Todos. En su mandato se mostró muy activo en el estudio y tratamiento del tema medioambiental, en especial las ordenanzas que regulan el uso de agroquímicos y la cría de animales a corral (feetlots).
