Aunque no se reduce a un fenómeno pandémico o pospandémico, sino que es una tendencia que se viene dando en los últimos diez años, las cifras de las enfermedades de transmisión sexual no dejan de crecer en el último año.
Esto que podría ser un dato corriente, significa que tras el encierro por el covid19 y la libertad de las vacunas, aumentaron considerablemente los encuentros sexuales en todo el mundo. Junto con esa libertad, también volvieron a subir las consecuencias por descartar las medidas de prevención.
Lo cierto es que en la última década, los médicos han notado un aumento sostenido de las infecciones de transmisión sexual (ITS) que generan las más de 30 enfermedades de transmisión sexual (ETS) que existen.
Esta realidad está muy ligada a la relajación de los últimos años sobre las medidas de prevención, el uso de protección, directamente relacionado con que las nuevas generaciones desconocen lo que significó el virus del sida.
Un médico clínico de General Villegas indicó que cuando les habla a los adolescentes del «test de HIV, me responden ¿test de qué?»
Qué son las ITS y ETS

Las enfermedades de transmisión sexual son infecciones que se contagian de una persona a otra usualmente durante el sexo vaginal, anal u oral. Son muy comunes y muchas personas las poseen, incluso sin saberlo. La realización de estudios para controlar la salud es clave para detener el aumento de las infecciones, más allá de que haya síntomas o no. Sin tratamiento, estas enfermedades pueden causar serios problemas de salud.
En una entrevista realizada en el programa Cuidarte+, de FM Villegas, conversamos sobre el tema con la Médica infectóloga Yasmin Paredes, del Hospital Dr. René Favaloro, bajo la Dirección Ejecutiva del Dr. Carlos Palombo.
«Los parámetros a nivel mundial, vienen mostrando un crecimiento desde 2010 y en la Argentina no somos la excepción. Hemos tenido un aumento sostenido, particularmente de la sífilis, en el grupo predominante de 15 a 24 años y adultos jóvenes también. Pero en la población en general hay un crecimiento de estas infecciones», indica la médica.
La baja percepción del riesgo
Una de las causas podrían ser los tratamientos para VIH que tuvieron «una letalidad muy alta y ahora es una enfermedad crónica» y particularmente los jóvenes «que no han vivido el momento álgido de la pandemia de VIH, tienen una baja percepción de riesgo de infección por transmisión sexual», explica.
Esta baja percepción del riesgo hace que «se use menos el preservativo», pero de todas maneras, la infectóloga advierte que «no es algo que reapareció de la nada, sino que nunca dejó de estar», pero lo que se ve ahora «es un aumento que nos preocupa, sobre todo por el riesgo de la transmisión materna a los bebés, que es la sífilis congénita, lo que es un indicador de gravedad cuando nace un bebé infectado», expone la especialista.
Esta situación de la que habla la Dra. Paredes tiene que ver con una población que no tiene percepción de riesgo, pero también «al manejo de las embarazadas sin integrar a la pareja al control, que no recibe tratamiento, por lo que existe riesgo de reinfección constante.»
«Es importante que el control de todo lo que sea enfermedad de transmisión sexual sea integral, involucrando a las parejas sexuales, sean estables o no. Esto es sustancial en el tratamiento», señala.
«Si bien la sífilis es la ETS que más preocupa, por la transmisión vertical mamá a bebé, no es la única», señala Paredes, quien agrega que «también tenemos un aumento de los valores epidemiológicos en la incidencia de gonorrea, clamidia y otros tipos de infecciones de transmisión sexual que, si bien la mayoría de las veces se resuelve fácilmente con antimicrobianos y antibióticos, pueden llevar a dificultades», expresó.
La clamidia, por ejemplo, puede acarrear problemas de infertilidad, la infección por gonococo también puede provocar una conjuntivis al bebé al momento del nacimiento. Tal como destacó la Dra. Yasmin Paredes «son acciones que tienen que ver con el ámbito privado que impactan en la población en general.»
Vacuna de VPH

Es una vacuna de menor cobertura, porque se aplica a los 11 años «y ya no es tan fácil ir a buscar a los chicos» y otra vez incide la baja percepción de riesgo.
«Esta vacuna está indicada no solo para las nenas, sino también para los varones. Se da en dos dosis a los 11 años y en jóvenes menores de 18 años, que no hayan recibido el esquema, también están cubiertos», indica Paredes.
En este caso, deberían «rastrearse» aquellos que no hayan recibido la vacuna. Por eso la importancia de que desde salud se plantee salir a vacunar, no solo para VPH, sino también para Hepatitis B.
«Los chicos que nacieron después del año 2000 tienen vacunación completa de Hepatitis B, pero los que son un poco más grandes no, y es una población de alto riesgo, porque son adultos jóvenes, con vida sexual activa y no tienen los esquemas completos de vacunación», indica la infectóloga.
«Hay que reforzar que la gente se acerque a los vacunatorios y ver qué les falta, porque hay vacunas tan importantes para los adultos como para los niños», sobre todo porque «no existe la costumbre de indicar vacunas o controlar los carnets de vacunación de los adultos», señala.
Sífilis

«Es una enfermedad que sigue siendo sensible a la penicilina, que continúa siendo el mejor tratamiento de elección», pero «no deja inmunidad, por lo que se reinfecta tantas veces como se exponga», explica.
La sífilis tiene varias etapas:
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Fase primaria
Se toma contacto con la espiroqueta y en ese lugar (generalmente son los geniales) se desarrolla una úlcera que no duele. También se puede manifestar en la boca y por eso es necesario el uso del preservativo para todo tipo de relación sexual y desde el principio hasta el final.
Alrededor de las 3 semanas del contacto y la mujer no suele notarlas, porque no duele. pero este período puede variar de 10 a 90 días. Una persona tiene altas probabilidades de contagiar durante la etapa primaria.
Se resuelven solas y en dos o tres semanas se van y se pasa a una etapa latente, hasta que alrededor de los dos meses comienza la fase secundaria, si no hubo consulta médica y se trata en ese momento.
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Fase secundaria
A los dos meses comienza un cuadro mucho más generalizado, con fiebre, salpullido en todo el cuerpo con lesiones en espalda, manos y pies, y en la boca. En general no duele pero provoca mucho malestar. Aparecen ganglios en axilas, ingle, cuello.
En esta etapa, las lesiones también son infecciosas y en esta etapa, existe el contacto sin existir de por medio un contacto sexual.
Esta etapa puede llevar más a la consulta pero no siempre es diagnosticada. Según dice la Dra. Paredes a la sífilis se la suele llamar «la gran simuladora» porque puede parecer una reacción alérgica, sin fiebre, que también resuelve sola.
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Fase latente tardía
En esta etapa, si no hay diagnóstico, con el pasar de los años se puede llegar a provocar daño cerebral.
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Fase terciaria
«Una persona puede estar toda la vida con sífilis sin saberlo. De hecho, antes de los antibióticos, era una de las causas más frecuentes de demencia», explica la médica, quien agrega que «es raro que nunca reciba un antibiótico», por eso es difícil ver un caso a la sífilis terciaria.»
El diagnóstico
La especialista explica que la comprobación de la enfermedad «generalmente se realiza a través de un análisis de sangre: hay test rápidos que se hacen en el momento; test VDRL que se utilizan en las guardias con un laboratorio de mediana complejidad.»
La infectóloga explica la importancia del tratamiento ante la sospecha de la enfermedad, «aunque no tenga la posibilidad de tener el diagnóstico, si la sospecha clínica es fuerte, como suele suceder cuando aparece la lesión (chancro), que es muy característica, debe tratarse igual», porque a veces se deriva a dermatólogo o al urólogo y ese paciente «queda perdido y sigue contagiando. El paciente debe irse con la penicilina colocada.»
Chequeos de salud
«Se recomienda que en los chequeos de salud periódicos, debe haber una serología en general de enfermedades de transmisión sexual: VIH, VDRL (sífilis), la búsqueda de anticuerpos de hepatitis B y C. Esto se pide una vez al año a quienes tienen pareja estable exclusiva y cada 6 meses para quienes tengan múltiples parejas», indica.
Estas pruebas deben anexarse a los chequeos generales, sobre todo en la población mayor de 50 años «que no se consideran tan en riesgo, también en la comunidad médica» y «hay que incorporarlos a la rutina», infiere.

Prevención
Según la infectóloga Yasmin Paredes «lo primero es saber que uno está en riesgo sin asustarse y sin cambiar el patrón de conducta sexual que se quiera tener, pero conociendo que todos estamos en riesgo», luego asumir el «uso del preservativo para todo tipo de relación sexual, desde el inicio hasta el final.»
Tener una alarma. «No tener relaciones sexuales estando con lesiones de ningún tipo (tampoco por herpes o supuración genital), consultar y resolver el problema antes», aconseja.
Antes de buscar un embarazo, «tener un control médico preconcepcional, porque estando embarazada es más difícil» y si no es un embarazo planificado «tener una consulta bien temprana» y llevar a las parejas sexuales a la consulta.
Por último, la médica dejó un último consejo: «no tener miedo de hablar con el médico, nadie los va a juzgar. Lo importante es que a tiempo se resuelve muy fácilmente para el paciente y se corta la cadena de transmisión en la comunidad.»
Es claro que en la escuela, en casa, en la visita al especialista, hay que dejar de lado los tabúes y hablar de sexo, hablar de sida, hablar de lo que provocan las enfermedades de transmisión sexual a nuestra salud, por los que queremos y por la salud de la comunidad.