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miércoles, septiembre 10, 2025
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Padre Tomasz Wargocki: «Una huella de mi sacerdocio es el servicio. Hay que estar siempre»

Actualidad entrevistó en la parroquia al nuevo párroco, Tomasz Wargocki, quien fue puesto en funciones el domingo pasado por monseñor Torrado Mosconi.

Extremadamente amable, nos invitó a pasar a su despacho en secretaría para conversar sobre su llegada a General Villegas.

Lo primero que se le nota al sacerdote polaco es que tiene un acento muy especial, porque aunque habla perfectamente el castellano «siempre queda algo», dice sonriendo.

El Padre Tomasz cuenta que vino a la Argentina en dos oportunidades y»la primera llegada fue en el año 1994, para trabajar en la diócesis de Añatuya, en la provincia de Santiago del estero por cinco años. Primero en la capital de la diócesis de Añatuya y después en Campo Gallo (a unos 200 kilómetros), que algunos conocen porque el Padre Pepe (Di Paolo) me sucedió ahí.»

El cura detalla que en Campo Gallo estuvo ahí cinco años, hasta 1999 y volvió «por razones de salud a Polonia por otros cinco años y en 2005 vine otra vez a la Argentina.» Esta vez, invitado por Monseñor Martín de Elizalde, de la Diócesis de Nueve de Julio, quien «me nombró párroco en la comunidad de Henderson», donde estuvo 12 años.

Más tarde, el obispo Ariel Torrado Mosconi, lo nombró párroco en Bragado, donde permaneció durante cinco años y «hace dos días estoy acá, en General Villegas», señala.

El nuevo párroco explica que fue decisión propia venir a la Argentina y destaca que «siempre es una elección personal de los sacerdotes diocesanos. Cuando hay una comunidad religiosa, se manejan de otra forma, porque viven en la comunidad.»

En el caso de los sacerdotes diocesanos «cada uno de nosotros hace el pedido personal y el Obispo de la diócesis de origen expresa o no su acuerdo» y aclara que «esta decisión mía fue el fruto de la visita de los dos obispos, primero el de Añatuya y después el de Nueve de Julio, a Polonia.»

Según relata el padre Tomasz, ambos obispos viajaron a su país «buscando a los religiosos porque hacían falta sacerdotes en sus diócesis.»

A pesar de haber llegado a la Argentina por primera vez en 1994 y haber permanecido algunos años, habla perfectamente el castellano. De hablar pausado, en voz casi susurrante y con un acento inconfundible, al llegar no tenía ningún conocimiento de nuestro idioma.

«Vine sin saber español. Aprendí el castellano con la gente de Añatuya. El obispo nos dio medio año para aprender, a los seis meses, nos mandó a las parroquias», porque señala que vino con otro compañero al país.

«Uno siempre paga el derecho de piso (sonríe), pero se va aprendiendo rápido por estar en el lugar comunicándose con la gente. Es una herramienta de trabajo para un religioso», afirma.

No se puede dejar pasar la pregunta obvia. Qué es lo que lo motiva de la Argentina. Por qué eligió este país. El párroco polaco expresa que «es una sociedad muy abierta a los extranjeros. Noto que no es tan difícil integrarse a la sociedad, a las comunidades parroquiales a las que me mandaron los obispos. Siempre la gente con mucha amabilidad y apertura hacia la presencia de un extranjero y sacerdote a la vez.»

«Estoy muy agradecido con todas las comunidades que me recibieron y también con la de General Villegas, que me recibió el domingo pasado, porque eso facilita mucho el trabajo pastoral. Y si humanamente uno se siente bien viviendo y trabajando con una comunidad que te acepta, eso es muy fundamental», manifiesta.

Para el sacerdote, «de esta manera se pueden hacer cosas que una comunidad necesita y requiere» de una tarea pastoral.

«Mi modo de pastorear es acentuar el tema de la presencia del párroco en el parroquia. Estar. Por eso le dije a la comunidad, que voy a estar todos los días celebrando la Eucaristía para ellos. Estando en la comunidad continuamente, se puede estar al tanto de lo que pasa, sabe cuáles son sus necesidades, atiende con continuidad y frecuencia a la gente con sus necesidades espirituales, morales y también con Cáritas, las necesidades materiales», destaca.

«Quiero decir que una huella de mi sacerdocio es el servicio. Hay que estar siempre», remarca.

El padre Tomasz Wargocki fue nombrado también administrador de la parroquia de Banderaló y además, tendrá a su cargo la ciudad con sus capillas respectivas. «Voy a estar presente en todas las comunidades que componen toda nuestra parroquia, desde las más chiquitas, para sin saber en qué puedo ayudar desde el ministerio sacerdotal.»

Por último, el Padre Tomasz expresó que «espero dar todo lo mejor que puedo para el crecimiento de nuestra comunidad en su fidelidad a Dios, en su amor a Dios, a la iglesia, que es la finalidad de todo lo que hacemos: crecer nuestro ser como católicos cristianos.»

Tomasz Wargocki en el atrio de la parroquia.