Levi tiene 17 años. Hay algo especial que brilla en sus ojos y se escucha en cada palabra que desliza sin esfuerzo, pero con cuidado. Creo que él todavía no sabe que es artista. Y tampoco sabe que puede lograr absolutamente todo aquello que se proponga.
Levi Baigorria presentó sus ilustraciones en una muestra curada por Ana Pontiggia, en el Museo Carlos Alonso. Ella fue quien sugirió el nombre para la exposición: Dame una palabra.
Y es que en cuanto enfrentamos sus ilustraciones, nos observan. Son los dibujos los que nos interrogan a nosotros y nos dicen: Dame una palabra. Qué ves. Qué te digo. Qué te sugiero. Dame una palabra. La que salga. Dolor, cansancio, pasión, crisis, alegría, revolución.
En sus dibujos hay trazos de ilustradores como Alberto Breccia mezclados con historias de Dragon Ball, el manga y los comics occidentales.
También hay rastro del estilo de Alejandro O´Kif en parte de la serie de La Administración de la fe. Levi habló con el inmenso artista, tan querido por los villeguenses y contó que habló con él cuando los llevaron con el colegio.
Su rostro se ilumina con una sonrisa cuando agrega: «me dijo que tenía talento, que si quería hasta me podía dedicar a esto. Me dio consejos, así que yo lo aprecio mucho. Y lo valoro también.»
Levi cuenta además que hasta hace poco, no sabía qué quería hacer, a qué le gustaría dedicarse pero «con las últimas cosas que me estuvieron pasando, con la presentación y todos los comentarios, tengo un poco decidido seguir con esto del dibujo.»
El joven, que termina este año la escuela secundaria en el IMI, nunca tuvo maestros que le enseñaran a dibujar. Es un auténtico autodidacta. No existen estudios de técnicas ni utilización de materiales.
«Yo solo me sentaba en casa a dibujar horas y horas. Nada más que eso», dice Levi, que hasta hace poco dibujaba con lápices, pero que después se empezó a interesar más por las plumas, por la tinta, por las microfibras. Los dibujos de la muestra fueron hechos, en su mayoría con acrílicos.
– ¿En qué te inspiras cuando dibujas, en qué pensás? Dame una palabra, le dije. Y Levi me respondió que «cuando empiezo a dibujar intento meterme en mis pensamientos, en mi cabeza, lograr un nivel de profundidad que me permita expresar algo que estaba medio oculto. O que ni yo mismo sabía sobre mí.»
En esa especie de trance en el que ingresa cuando su cabeza dibuja a través de sus manos, utiliza sus emociones a su favor. Libera todo lo que guarda y lo traduce en líneas que a veces expresan enojo, otras veces incertidumbre y otras alegría.
«Hace poco me dijeron que yo tenía la suerte de poder expresar toda la tormenta que tenía de emociones» y pienso mientras lo miro, que por esa tempestad pasamos todos los adolescentes, solo que a veces, al crecer se nos olvida.
Su obra favorita es siempre la última, porque cree que «podría tener uno preferido, pero siempre trato de superarme en cada dibujo que hago. Intento que sea mejor que el anterior, que se vea un plus, una evolución.»
Aunque le preguntaron si vendería alguna obra, asegura que «por ahora, no puedo ponerle un precio, porque tienen un valor muy sentimental. No podría desprenderme de ellos porque los veo y me ayudan.»
Que por ahora sus obras sean suyas también tiene que ver con él, siempre con él y su circunstancia, porque «dentro de diez años me gustaría ver por lo que estaba pasando, en qué estaba pensando», explica.
En ocasiones la mano dibuja sola y otras veces no. «A veces uso un estilo que es más libre y suelto la mano para que haga lo que quiera. Y otras veces, lo planeo mejor porque quiero llegar a un nivel de complejidad que si o sí, necesita una estructura previa», expresa.
Sus primeros dibujos de niño fueron de Dragon Ball. Según mis propios hijos, es una serie que deja muchas enseñanzas: el no rendirse, el respeto, el valor del esfuerzo.
Varias generaciones fueron atravesadas por Goku, este shonen (estilo de manga y anime) que se enfoca a un público preadolescente en el que destaca la acción donde siempre aparece la figura del héroe.
«Me encantaba, me fascinaba y lo dibujaba. También copié un poco del estilo del comic americano, que es con los músculos y cuerpos definidos», señala.
Le aseguro que puede llegar adonde quiera, poniendo empeño, esfuerzo y pasión. Asiente moviendo la cabeza y agrega: «yo también tengo muchas ganas de ver hasta dónde llego. Qué es lo que puedo lograr.»
Ya decidió que irá a una facultad de Bellas Artes de La Plata, aunque todavía no sabe que para «hacer algo de diseño que es más digital o más plástico, más manual, digamos, pero me servirían mucho los dos. Además, yo utilizo los dos y me serviría muchísimo aprender a usar los programas», cuenta.
«Desde que hice el primer dibujo, no he parado de dibujar». Con esta frase Levi Baigorria, de 17 años, refuerza su deseo de crecer, de ser protagonista de su vida, de mirar por encima del tapial su propio crecimiento. Porque sabe que puede, pero sobre todo, porque sabe que puede ser mejor.
*Celina Fabregues es periodista. Conduce Cuidarte Más por FM Villegas, los sábados de 9,30 a 12 horas, programa que se repite a las 19 del mismo día.
