El fin de semana pasado, el Instituto de Danzas Grabeel, dirigido por la profesora Graciela Calamunci, presentó su Gala número 21, a sala llena en el Teatro Español.
Como sucede habitualmente, la primera función se realizó el sábado 26 de noviembre a las 21 horas y la segunda tuvo lugar el domingo 27, a partir de las 19 horas.
La particularidad de este año es que se decidió encarar la producción por un camino diferente, «una nueva propuesta para representar la danza y el arte que se trabaja día a día en nuestra querida escuela», había publicado horas antes Graciela, en las redes sociales.
Se apostó a un trayecto completamente distinto. Un espectáculo con dos partes muy diferentes, divididas por un intervalo.
Hechizadas
En la primera parte, la obra «Hechizadas», pensada para las más chiquitas, contó sobre el escenario la suerte de un grupo de brujas que fueron contratadas para bailar en el show de cierre del mundial en Qatar y decidieron probar los hechizos en la gala de Grabeel.
En este segmento participaron cincuenta y nueve bailarinas. Elencos de niñas de Pre Danza, Nivel 1 y Nivel 2, y las integrantes del taller de Danza Jazz. Humor, disparate y frescura que provocaron la alegría y la ternura del público.
La producción coreográfica y dirección artística estuvo a cargo de Daniela Lago, Emilina Luna y Yuliana Picco, bajo la dirección general de Graciela Calamunci.

El Mal Querer
La segunda parte, dimetralmente opuesta, trató un tema de relevancia social, como el de la violencia.
La puesta, que contó con una voz en vivo, destacó por la utilización de la danza y también de la actuación de veinticinco alumnas del Nivel 3 y Nivel 4.
Fue inspirada en el segundo álbum de estudio de la cantautora española Rosalía, El mal querer, que gira en torno a una relación tóxica, basada en una novela anónima en occitano (lengua romance de Europa, también llamada lengua de oc) del siglo XIII titulada Flamenca.
En este caso, la producción coreográfica y dirección artística estuvo a cargo de Emilina Luna, siempre bajo la supervisión general de la directora del Instituto.
Nada quedó librado al azar. Cada detalle estuvo calculado y desde el vestuario, la ambientación, la iluminación y un final de alto contenido dramático, valieron ampliamente el aplauso de pie de todo el público.
