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domingo, octubre 6, 2024

«A veces se confunde la crianza respetuosa con una crianza sin poner límites»

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Tras el hecho de violencia ocurrido en nuestra ciudad en la madrugada de domingo, con jóvenes que habían salido de una fiesta y que acabó con uno de ellos internado con lesiones graves internado en el hospital municipal, recibimos en Actualidad a la directora de Niñez y Adolescencia, Paula Solari y a los abogados Celeste  Ferrero (coordinadora) y Carlos Márquez, integrantes del Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.

Afortunadamente, las últimas noticias sobre el estado del joven internado son alentadoras, ya que superó la etapa en terapia intensiva y fue trasladado a sala.

Cada fin de semana y sobre todo a través de las redes sociales, aparecen comentarios, imágenes y videos de agresiones entre jóvenes de nuestra ciudad. En diciembre hubo que lamentar la muerte de un chico, también con una pelea de por medio que motivó una marcha de familiares y amigos apenas comenzado el 2023.

¿Qué les está pasando a nuestros adolescentes?

Para Paula Solari «es una gran preocupación para todos los adultos, las situaciones de riesgo a las que se exponen adolescentes y la dificultad en el abordaje por el momento de su vida que atraviesan,»

Para poner en contexto, Solari señaló que es importante entender «qué cosas le están pasando a los adolescentes a nivel personal», porque «contextualizar siempre es importante para entender un poco más y pensar cómo acompañar de una mejor manera.»

En ese sentido, explicó que la adolescencia es un momento que muchos autores definen como un momento tormentoso y muy difícil en la historia vital de todas las personas por varias cuestiones. En principio tiene que ver con un cambio concreto, un quiebre de lo que implica ser un niño y empezar a transformarse en un adulto. Esas diferencias tienen que ver con los cambios físicos que arrancan en la pubertad.

Se trata de empezar a reconocerse en un cuerpo que ya no es el de un niño. «Se producen cambios en los genitales, en la voz, el vello y otras cuestiones que tienen un impacto en la vida del púber y del adolescente», manifestó.

También hizo mención a que hay especialistas que indican que «los adolescentes atraviesan varios duelos. El duelo del cuerpo de la infancia, cambios psicológicos que tienen que ver con los cambios físicos. Una revolución hormonal, un posicionamiento en un lugar distinto.»

A eso se suman las exigencias y requerimientos de la sociedad, de los padres que inicialmente lo ven como un adulto pero, al mismo tiempo, descalifican por la falta de experiencia o ingenuidad.

«Reciben un trato muy ambivalente y eso es conflictivo, porque también existe el duelo por los padres de la infancia. Un vínculo que cambia necesariamente. Con la entrada a la vida adulta y reproductiva, hay que abandonar esos padres de la infancia para poder empezar a a identificarse con pares», refirió Solari.

Etimológicamente la palabra adolescente tiene que ver con el dolor que implica crecer y cambiar. «La inserción a la sociedad resulta ser uno de los mayores desafíos para los adolescentes. Están construyendo su nueva identidad, su auto concepto y la mirada del otro tiene muchísima importancia», sostuvo.

A raíz de este examen permanente que perciben por parte de los adultos «aparecen un montón de fenómenos, como la timidez, el aislamiento» y, enganchado a estas cosas asoman cuestiones como el consumo «que viven y ven como algo positivo, porque de alguna manera, el alcohol los ayuda a enfrentarse a situaciones que de otra forma es muy complejo», agregó.

Para la funcionaria de Niñez y Adolescencia, «este momento vital requiere de un acompañamiento y de una mirada mucho más atenta por parte de los adultos referentes, que somos quienes tenemos que guiar en este proceso.»

El cerebro del adolescente está cableado para recibir placer. Se produce un fenómeno que se llama poda neuronal, en la sustancia gris del cerebro y, al mismo tiempo, hay un crecimiento de la corteza prefrontal, que ayuda en la toma de decisiones. Desde el punto de vista orgánico pasan cosas que predisponen al adolescente y lo hacen mucho más vulnerable a determinadas situaciones.

«Este sistema de recompensa es un circuito de neuronas que busca placer todo el tiempo y  los hace vulnerables, porque lo buscan sin mediar o medir las consecuencias», destacó.

«El adolescente de hace un par de años no es el mismo de hoy»

Mucha gente pensará que siempre hubo otros adolescentes, que esto pasó siempre, pero la sociedad es otra, hay más herramientas, más análisis. Pero lo cierto es que algo está pasando aquí y ahora.

Las cuestiones relativas al comportamiento adolescente, que tienen que ver con violencia, consumos y situaciones de peligro existieron siempre. Pero «hay situaciones más complejas, el adolescente de hace un par de años no es el mismo de hoy porque la sociedad cambió y en general, los niveles de violencia son exorbitantes», apuntó.

El rol de la pandemia

Solari señala a la pandemia como un agravante de la situación, porque mantuvo a los chicos aislados, haciendo solos un montón de cosas y teniendo en cuenta la importancia el vínculo: estar y relacionarse con sus pares.

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (incluso ya se había notado antes de la pandemia) se señaló que el incremento del consumo de tecnología fomentó el aislamiento y «claramente la sociedad es otra, las circunstancias son otras y por ende, las problemáticas también son tal vez más difíciles, más graves», pero al mismo tiempo, destacó que «lo bueno es que podemos hacer algo.»

Qué podemos hacer

La idea es poder pensar qué podemos hacer para que el panorama empiece a cambiar. Cómo acompañar al adolescente e intentar que este tipo de situaciones violentas no se repitan.

La coordinadora del servicio local, Celeste Ferrero expresó que «tiene que ver con acompañar. Nosotros tratamos siempre que se involucre toda la familia, referentes, escuela y salud. Que todo el que esté cerca pueda acompañar y ayudar.»

Hay padres a los que se escucha decir que no pueden manejar a los adolescentes. Y en ese caso «la orientación siempre es pedir herramientas. A veces uno piensa que poner el límite tiene que ver con la forma en que a uno se lo pusieron. Hoy cambió eso. La mirada está puesta en el niño y en el adolescente. En poder entenderlo, escucharlo y buscar herramientas», manifestó.

Además, la abogada recomendó «que busquen profesionales acorde a la problemática que están transitando» y recordó que «hoy está prohibido el maltrato, aunque hay familias que repiten patrones.»

Los adultos «somos el modelo de todo niño o adolescente que nos rodea y muchas de las cosas que empiezan a pasar tienen que ver con un patrón de imitación. En un adulto, emborracharse puede la consecuencia de tomar un poco de más, pero en ellos es al revés, es tomar para arrancar, tomar para tener iniciativa, para hacer cosas, para definirse», indicó Ferrero.

Señales

Celeste Ferrero apuntó a que «los papás conozcan a sus hijos. Que estén muy atentos y y si ven algo que llama la atención, si tienen arranques de ira que no pueden manejar o no hubo un desencadenante, hay que pedir ayuda para intervenir oportunamente y no esperar a pasar por situaciones de desborde.»

Uno de los tantos mensajes que llegaron al programa mientras se llevaba adelante la entrevista, hablaba de padres relajados o demasiado preocupados por sobrevivir, por resolver cuestiones económicas que terminan sin tiempo para los hijos.

Crianza respetuosa con límites

Sobre esta cuestión en particular, Ferrero opinó que «a veces se confunde la crianza respetuosa con una crianza sin poner límites, entendiendo que eso es crianza respetuosa. Los límites tienen que estar en el desarrollo de un niño y de un adolescente, porque los límites son lo que lo va a ayudar a incorporar la norma, que es tan importante para convivir en una sociedad.»

«Zygmunt Bauman decía que nos transformamos de una sociedad productora a una sociedad consumista con todos los riesgos que eso implica: dejar de hacer las cosas que nos hacen bien, dejar de ocupar roles que tenemos que ocupar», observó.

La abogada consideró que «es importante lograr un equilibrio. El límite tiene que estar. Y eso no significa que uno sea un mal padre, al contrario. Aun cuando debamos trabajar un montón de horas, las horas que estamos con nuestros hijos son para escucharlos, observarlos. Intercambiar, preguntar, escuchar.»

La tecnología aportó lo suyo en la incomunicación de la comunicación, por lo que es muy común ver a los miembros de una familia o amigos compartiendo una mesa, mientras cada uno está sumergido en su mundo, aislado de quien tiene al lado.

Los menores, la noche, el alcohol

Desde el costado legal, hay algo que en General Villegas se está haciendo mal, por la cantidad de situaciones que se dan con los menores de edad.

Para el abogado del servicio local, Carlos Márquez, «tenemos que entender que esos adolescentes que buscan o terminan un conflicto son resultado de algo. Esos adolescentes son parte de todos, tienen que ser observados por todos. Y la responsabilidad es de todos.»

«Cuando se facilita alcohol a un adolescente, es parte del problema, porque el resultado seguramente inició con esa ingesta o consumo de droga», sobre lo cual agregó que «a diferencia de otra época, el acceso a cualquier tipo de droga es inmediato, no es solamente el alcohol, que es una droga legal, sino al cigarrillo, marihuana, pastillas y demás drogas.»

«Puede faltar control, pero por sobre todo, lo que falta es responsabilidad del dueño, del organizador de una fiesta o simplemente del dueño de un almacén donde un niño de 10 años puede comprar una cerveza», señaló.

Según el letrado, «puede ser que un adolescente sea violento o termine pegando una trompada, pero esa trompada es el resultado de muchos otros errores anteriores en los que seguramente, un adulto estuvo involucrado.»

«Me parece que va más por ahí, más allá de los controles que a veces son pocos. No es que son pocos por la cantidad, sino porque es controlar el control. Hay que controlar los almacenes, hay que controlar la fiesta. Si pedimos que los adolescentes sean responsables, tenemos que empezar a ser responsables los adultos», enfatizó.

«La ley existe, la ley está y hay que cumplirla. La provincia de Buenos Aires dispuso el alcohol cero para conducir y muchos adultos se están quejando por eso. Entonces ¿qué ejemplo vamos a ser para los adolescentes si un adulto no quiere respetar una ley?, preguntó.

Reaccionar

Qué se hace para que esto no se repita. Adolescentes golpeándose, con consecuencias graves. Un joven de 21 años que muere después de una persecución en moto y un golpe que lo tira y termina muerto.

Tenemos que reaccionar de alguna manera como comunidad. Algo hay que hacer.

Paula Solari planteó que «siempre se pueden pensar cosas, pero lo más importante es involucrarlos. Por eso hay que pensar en espacios, lugares, metodologías para que ellos participen en la creación de alguna estrategia para resolver esto. Es la mirada que tenemos, por ejemplo, desde el Consejo Juvenil, que se involucren para poder encontrar alguna respuesta.»

«En esa línea, vamos trabajando después todo lo preventivo. El abordaje de la situación para tratar de evitar que se repita» indicó la directora, quien además cree que «la clave es pensar qué estamos haciendo nosotros. Tenemos que comprometernos y no responsabilizar a un niñ que está en desarrollo por hacer cosas que de algún lado sacó no. Ser parte, hacernos cargo.»

Paula Solari esgrimió una frase de Nelson Mandela que dice: “Muchas personas que conviven con la violencia casi a diario la asumen como consustancial a la condición humana, pero no es así. Es posible prevenirla, así como reorientar por completo las culturas en las que impera.»

Finalmente expresó que «esto es lo que podemos hacer. No es lo inmediato. No va a ser rápido, va a llevar tiempo, pero es hora de que empecemos a hacer algo.»

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