Se acerca la presentación del video «La Rosa de los Vientos: tu barrio en un documental» y desde el Centro de Historia Regional de la Biblioteca continúan con la tarea de rescatar y ordenar los testimonios orales.
El barrio que nace a partir de los remates ferias que se hacían en el lugar atrajo gente de a caballo. Y poco a poco se fue poblando con familias que no sólo trabajaban en la feria sino que hacían sus quintas y criaban gallinas.
Liliana Pelosi, una de las colaboradoras en la tarea, estableció contacto con Néstor Anchával, quién en la entrevista realizada por el equipo de biblioteca ofreció un detalle pormenorizado de nombres y domicilios de los vecinos del barrio por todos llamado «Feria».
Néstor vivió hasta los 23 años allí y recuerda las casas bajas, precarias, de paredes de adobe o de barro y paja, en grandes terrenos: «Don Pedro y doña Bautelina Torres, padres de Justo, de Alfredo y de todos los Torres, tenían una casita precaria de barro cocido, en el terreno de al lado había un pino, lo llamativo del pino era que este era inmenso… no sé los años que tendría. Era inmenso, hacía una sombra! Nosotros, a la tarde, en verano, los viejitos se sentaban ahí abajo, nosotros acompañándolos a ellos, rodeados de chicos los viejitos.»

Su hermana Mirta agrega: «Papá compra el ranchito y a los dos o tres días nací yo. El dueño era don Manuel Sosa, sus hijos se lo llevan a Buenos Aires. Era un hombre grande, así que calculá los años que podría tener esa casa, ¡de 1900! La casa de la abuela Raimunda también tenía muchos años. Cumplió los 96 años cuando yo estaba en la secundaria, y nos reunimos todos para festejárselo. Mi hermano llevó su novia y al quedar embarazada nosotros re felices porque íbamos a ser tíos, diez tíos ahí esperando el sobrinito que llegara, dios mío, lo que fue ese niño para nosotros, fue la locura nuestra bien recibida. Ellos vivieron un tiempo con nosotros, y luego se fueron a la casa de mi prima, que había quedado sola al morir la tía Jorgelina, Nos cruzábamos el campito y ya estábamos metidos en la casa de ellos. Cuando compra la primera tele, todos chiquitos, nos íbamos para la casa de él y no veíamos nada porque se veía todo lluvia, y todos sentaditos mirando tele. A las 12 cerraba la transmisión Santa Rosa, era un jardín de infantes la casa, pero no veíamos nada, movías la antena de acá para allá. El que salía afuera tenía que recibir las órdenes del que estaba adentro: movela un poquito, no, no, te pasaste, otro poquito para el otro lado.»
Las imágenes que aparecen en el relato de Mirta y Néstor son similares a las de tantos vecinos que vivieron aquella época.
La nómina de quienes vivieron en el barrio se encuentra en el Centro de Historia Regional de la Biblioteca Pública Municipal y Popular. También documentación otorgada en calidad de donación por la señora Teresa de Langhain, responsable del control de aportes económicos de los vecinos para las luminarias del barrio.
¿Contás con documentación para sumar al archivo de la historia del Barrio Ferias? Pasá por Belgrano 229 que con gusto recibirán tu aporte.
Fotografías: Colec. Anchával.
Familia de Raimunda Ledesma de Andreani.



