El viernes tuvo lugar en el Museo Municipal de Bellas Artes Carlos Alonso, la apertura de la muestra temporaria “Paisaje Superviviente” de Rosana Fenocchio, que contiene más de cincuenta grabados mediante litografía, algrafía, aguantita, aguafuerte y mezzotinta.
La artista villeguense, que reside en Santiago de Chile desde hace 15 años, es Diseñadora en Comunicación Visual, graduada en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata. También tiene un Magister en Teoría e Historia del Arte otorgado por la Universidad de Chile. Actualmente es parte de Taller 99, un taller de grabado y arte impreso en Santiago.
En diálogo con ACTUALIDAD, Rosana señaló que aunque ha expuesto en varios lugares sus trabajos, montar la muestra en General Villegas «es para mí la más significativa.»
Ya con su primera exposición en su ciudad natal, la artista explicó que el nombre que lleva la muestra se debe a que para ella es «muy significativo el el horizonte, porque es una imagen que me acompaña desde la infancia, por eso de querer mirar más allá.»
«Estar del otro lado sin horizonte, porque en Santiago no veo salir el sol, la cordillera es como una pared y del otro lado está la ciudad. Esa pérdida de referente me hizo buscar mi propio horizonte y empezar a imaginarlo con los pedazos de recuerdos que tenía en la memoria. Y y ahí empecé a dibujar», sostuvo.
Después de varios años haciendo grabados, empezó a hacer estos dibujos y una compañera le dijo: «¡Qué bueno, encontraste tu imagen!» y aunque «nunca me gustó tener un estilo ni buscar una imagen, porque era como estancarse en un lugar», después «entendí que era algo que tenía que sacar, porque hay también una gran pena cuando uno se va», señaló.
Si bien dejó Villegas a los 18 años, como muchos, buscando nuevos horizontes, Rosana echaba de menos el cielo de esta pampa que se mezcla con la tierra. Este paisaje superviviente llega en medio del trabajo para una exposición, que se iba a realizar en Santiago cuando apareció la pandemia.
Fue entonces cuando tuvo que empezar a trabajar en otro formato. «Corté unas planchas de cobre y trabajé con lo que tenía a mano. De ese momento salieron 40 grabados, que es una cuarentena, pero también un paisaje superviviente interior, específicamente de tiempo», expuso.
En el museo se pueden ver 59 grabados, «la mayoría de ellos en cobre (calcografías) y algunos en piedra (litografías)», indicó.
La artista explicó que un «grabado es una estampa que se obtiene a través de una matriz, que puede ser de cobre, madera o piedra. Primero se trabaja la matriz y después, por presión se pasa al papel y se obtiene un original múltiple, porque a veces salen cuatro o cinco estampas.»
En referencia a lo que el artista vuelca de su historia en las obras, observó que «todos somos un collage de cosas y me gustaría gustaría que se tomen el tiempo de mirar.»
Rosana contó que en el centro se montó una vitrina para exponer las matrices «para que dimensionen cómo nace esa estampa, que tiene un proceso y un trabajo anterior de mucho tiempo. No es hacer un dibujo solamente sobre el papel, sino que un grabado puede demorar dos días o dos meses.»
Para hacer una matriz intervienen muchos factores. Hay procesos químicos «y a veces uno planea hacer una cosa y termina saliendo otra, porque cuando se trabaja el ácido que muerde el metal, no hay manera de controlar ciertas cosas. Se puede controlar tiempo, ver si la morsura es lo suficientemente fuerte o no; pero a veces hace calor, a veces hace frío», señaló.
Lo mismo sucede con la piedra, con la litografía «veces imprime bien, a veces imprime mal, es un ejercicio para dejar de controlar los resultados, por eso que me gusta el grabado, porque nunca sé lo que va a pasar.»
Las estampas descartadas también forman parte de la muestra, colgadas en broches. «Uno saca pruebas de estado, pruebas de impresión para llegar al original que se desea», sostuvo.
Sobre Taller 99, Rosana Fenocchio destacó que «es uno de los talleres de arte impreso más grandes de Latinoamérica y casualmente queda muy cerca de mi casa. No voy todo el tiempo que me gustaría porque trabajo mucho de diseñadora, pero estoy muy contenta de de estar en ese lugar.»
Aunque en su casa tiene montado un taller con una prensa y ácidos, enfatizó que «Taller 99 es un lugar muy grande. Hay una prensa especial para litografía, hay prensas para pliego entero. Es un lugar que tiene 70 años y no sé sin en esos años uno podría montar algo así.»
«Parecen unos papelitos pintados, pero cuando vean las vitrinas, se van a dar cuenta que que viene de otro lado, que hay matrices, que hay piedras, que hay madera» dijo al tiempo que indicó que trajo una silografía, aunque no trabaja mucho en esa técnica.
Finalmente, Rosana confesó que «mi sueño es traer el grabado a Villegas» para lo que están planificando con Ana Pontiggia, curadora del Museo, dar unos talleres para la difusión del grabado, porque permite multiplicarse. Es una técnica más democrática, no es como la pintura. A un cuadro se lo queda una persona, pero una estampa circula y, de alguna manera, eso la hace más superviviente.»