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viernes, diciembre 13, 2024
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La disminución de la inteligencia | Por Omar Emin*

“La mayor tortura para una persona inteligente es vivir en el orden preferido por los ignorantes” (George Orwell – 1984)
“La tristeza es causada por la inteligencia”. “Cuanto más entiendes ciertas cosas, mas desearías no comprenderlas” (Charles Bukowski)
“La ventaja de ser inteligente es que se puede fingir ser imbécil”. “Al revés es imposible” (Woody Allen)
“La inteligencia es limitada, la estupidez no tiene límites” (escuchado por ahí)
“Ser odiado por multitudes de ignorantes, es el precio de no ser uno de ellos” (Olavo de Carvalho)

Por mucho tiempo se creyó en la evolución creciente de la inteligencia, medida a través del coeficiente intelectual; es decir, que los seres humanos serían más inteligentes que la generación que los precedió. Esta teoría fue sostenida e investigada hasta 2008 principalmente, por el científico neozelandés James Robert Flynn bautizándose ese aumento con el transcurso del tiempo, como “efecto Flynn”. No hubo contradicciones al respecto, los seres humanos siendo partícipes de inventos, hallazgos y avances en el mundo de la ciencia, realmente se sentían más inteligentes, circunstancia que se reflejaba en aumentos del precitado coeficiente intelectual.

Al mismo tiempo que la civilización se adentraba en la revolución digital, los procesos eran cada vez más difíciles de entender, tanto como las diferentes teorías existentes; no se trataba de saber cómo funcionaba, ni tampoco conocer cuáles eran los principios científicos de un televisor de alta definición, sino de poder comprarlo. El saber fue sustituido, en algún modo, por el margen de la tarjeta de crédito o el dinero.

Desde hace aproximadamente 30 años todo es más fácil y perfecto, también relativamente más barato. Basta adquirirlo. Gran cantidad de personas llevan un pequeño y avanzado ordenador con capacidad de conectarse con las mejores bibliotecas, llevar la mejor música en cantidades que nunca tendrán años suficientes para escucharla y conexiones que les permiten estar enterados, en directo, lo que esta ocurriendo al instante en cualquier parte del mundo. Sin embargo, el teléfono móvil, es utilizado básicamente como un elemento de distracción, no para adquirir mayores conocimientos. Así como la televisión abierta derivó en las telenovelas, los programas de concursos y las campañas políticas; los teléfonos celulares se utilizan mayormente para los videojuegos, el reggaetón y las selfies.

Con tanto facilismo y tanta accesibilidad para la evasión, lo que se creía en evolución ascendente, comenzó el camino contrario, los seres humanos son cada vez más básicos, menos inteligentes y más reacios a las abstracciones complejas. Quienes investigaron esta suerte de efecto Flynn “al revés” señalaron que las consecuencias no deseadas de esta revolución mediática consisten en la incapacidad generalizada de describir emociones a través de las palabras, de conectar ideas, de efectuar comparaciones críticas con un empobrecimiento general del lenguaje; se manejan muy pocas palabras con un vocabulario simple y apto solo para lo esencial. Han comenzado a desaparecer las sutilezas lingüísticas, el doble sentido, los juegos de palabras, la lectura entre líneas y la comprensión de las ironías, por poner algunos ejemplos.

Hasta aquí, estas son las preocupaciones del mundo desarrollado que hoy por hoy, no son las nuestras. Pensemos en nuestro país, con la crisis en el sector educativo desde hace mucho tiempo, los días sin clases por un montón de factores, la escasez de contenidos y la falta de adecuación de los planes de estudio han dado como resultado niveles de alfabetización muy bajos en la población, en la que también están presentes el efecto del teléfono celular y el fenómeno mediático ya expuesto, solo que con un menor nivel educativo de base, por las razones apuntadas.

Si conectamos el fenómeno descripto con las próximas elecciones y el reciente resultado de las PASO, se comprenden ciertas cosas como por ejemplo que independientemente del “voto bronca” tan comentado, a esos votantes, la bronca les bloqueó el pensamiento lógico porque no puede entenderse en ningún escenario que un candidato sin estructura, sin legisladores, a los gritos y solamente armado con una motosierra, pueda hacer las modificaciones que propone en la campaña, excepto que recurra a la tan vilipendiada (por él) “casta” para … hacer lo mismo que ahora está criticando. Tampoco se espera que los responsables de ese “voto bronca” entiendan las afirmaciones y propuestas del candidato mencionado de por sí cambiantes y complicadas. A medida que se acerca al poder, sus propuestas se van tornando más moderadas (Baglini tenía razón !!!). Aunque cueste creerlo, hay mucha gente que habita este universo poco alfabetizado que cree que si hoy tiene $ 80.000,-, va a tener ochenta mil dólares; por favor alguien que les avise que tienen que dividir los $ 80.000 por el tipo de cambio; esto es, 80.000 / 719,50 (tipo de cambio promedio del día que escribo esto) = 111,19 dólares.

Algunos podrán pensar o recurrir al famoso adagio “no se subestima a las mayorías, porque estas nunca se equivocan”, en un país con los niveles de alfabetización del nuestro es temerario hacer esa afirmación. A tales fines cabe recordar que la mayoría fue a Plaza de Mayo en 1982 con una banderita a festejar la toma de las Malvinas, cuando unos días antes los habían molido a palos en esa misma plaza, las mayorías apoyaron el fin de la convertibilidad, votaron populismo desde 2002 a 2015 y volvieron a hacerlo en 2019, la mayoría festejó y se puso contenta con la estatización de las AFJP y ahora lloran por los rincones porque la jubilación no alcanza, la mayoría defendió con militancia presencial y micromilitancia una cantidad significativa de actos avasallantes contra la justicia y otras instituciones del país en el período 2002 – 2015, la mayoría quería votar a la señora vicepresidente cuando ella no se presentaba a ningún cargo, el holograma del General y Eva permaneció mucho tiempo en las boletas para que la mayoría las identificara al votar (para no equivocarse, viste ?), si bien como dijo Mark Twain “ninguna cantidad de evidencia convencerá a un idiota”, hay un montón de pruebas más.

En resumen, esta combinación de ignorancia, producto de la baja alfabetización y las consecuencias de la revolución digital, ya descriptas conducen a vivir solo el presente, sin pasado ni futuro; eso impide tomar las decisiones adecuadas, necesarias para el momento presente. En grandes números, una parte significativa de la población no sabe que fue el ERP, quienes eran y que hacían José López Rega, Rodolfo Walsh (además de una Estación del Subte Línea E), Isabel Martínez, Carlos Nai Foino, Lorenzo Miguel, Casildo Herreras, Valentín Suarez, Augusto Vandor, Dante Panzeri, Oberdan Sallustro, el General Valle, Mario Firmenich, Rodolfo Galimberti, Jorge Paladino, Agustín Tosco (además de la Circunvalación de la Ciudad de Córdoba), José Rucci, que ocurría en Tucumán en 1974/75, romantizan el accionar de Fidel Castro y el “Che” Guevara, no saben que pasó en Monte Chingolo en enero de 1975 y en 1987,  el 22 de agosto de 1972 y un 22 de agosto mas lejano allá por 1951, cosas que están a un clic en el buscador digital más famoso.

Este texto ha sido generado por un humano.

*Omar Emin es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora con Actualidad en temas fiscales, laborales y económicos. También suele compartir sus opiniones y semblanzas sobre deportes, educación, historia, política y viajes, entre otros temas de interés.