La vida tiene dos caras, la alegría y la tristeza, que pueden presentarse en forma alternada o en un mismo punto.
Junto con la felicidad de un día de la madre muy especial para mí, acabo de recibir una noticia muy triste, la de la muerte de José Luis Chavarri, mi amigo desde los primeros años de la infancia en la calle Belgrano, donde aprendimos jugando el valor de las experiencias compartidas, la fortaleza de la amistad para siempre.
Es uno más que se va, dejando el recuerdo de su forma sencilla, de su bondad, de su amor por el lugar que lo vio nacer, crecer y envejecer.
Siempre nos entendimos, porque los dos teníamos en la mente una especie de museo de Villegas almacenado en recuerdos, que nos encantaba traer al presente cada vez que nos encontrábamos.
Vamos quedando pocos testigos del pueblo chico donde todos nos conocíamos. La existencia es así, tiene un límite físico, pero la vida es la permanencia eterna en la memoria.
Un abrazo a su familia tan querida.
*Raquel Piña de Fabregues tiene 87 años. Es docente jubilada, escritora, trabajó como periodista y tiene varias ocupaciones como madre, abuela y bisabuela. Escribe desde que lee y aún lo sigue haciendo. Durante algunos años, fue columnista del programa de radio de su hija Celina, con sus Historias de Mamá, que se vieron interrumpidas por una caída y el estrés que eso significó en medio de la pandemia. Este es otro de esos textos de sus tantas historias.
