La Escuela Primaria N° 1 debió suspender las clases durante dos días de esta semana, debido a que el techo del establecimiento educativo se llueve y las precipitaciones produjeron un panorama desfavorable, con humedad inclusive en las paredes con los riesgos que eso provoca en la electricidad.
En este marco, la vicedirectora de la institución, Rosana Abate Daga; y Daniela Lago, miembro de la Cooperadora, hablaron con ACTUALIDAD.
«La escuela está pasando por estos problemas ya hace unos años por obras que no se han empezado. Tuvimos que suspender las clases porque hubo aulas, el gimnasio y un pasillo que se llovían; y también saltaba una térmica. La escuela tiene que ser un lugar seguro. Yo llamé, consulté y me dijeron que suspendiera el curso donde había inconvenientes eléctricos. El jueves a la mañana no se pudo dar clases porque no había luz; y a la tarde tampoco. Desde ya que los chicos deben tener continuidad en lo pedagógico, pero debe ser en condiciones», dijo Abate Daga.
Siendo más específica, manifestó haberse comunicado con la Inspectora Jefe Distrital, Susana Garat. Luego de eso, «el miércoles por la tarde suspendí las clases en los cursos donde no había luz, que eran los tres 1°. Al otro día seguíamos igual y se empezaron a llover los salones, entonces también hubo que suspender en el turno mañana, aunque otros sí vinieron a clases», explicó.
La situación generó «impotencia, porque obviamente hay que enfrentarse a las familias que quieren que sus hijos aprendan, que vengan a la escuela, pero tienen que venir a un lugar seguro y las condiciones no estaban dadas», agregó.
Un reclamo que tiene tiempo
Daniela Lago, por su parte, aclaró que «desde Cooperadora hace un tiempo que estamos acompañando el reclamo, cuando en realidad no corresponde. Todos sabemos que la parte edilicia es de Provincia, por ende todo lo que se tenga que hacer en cuanto a arreglos depende de ellos. No lo podemos hacer por nuestra cuenta».
Lago destacó que la situación se viene dando desde el año 2020. «Entendemos que no era el momento de reclamar, pero estaba ya pautado para ese entonces y la obra no se hizo. Año 2021 tampoco y ya empezamos a ver desde Cooperadora que esto necesitaba una resolución. Nosotros hicimos varios eventos juntando dinero para hacer un cielorraso. Se juntó una buena suma en ese momento, pero cuando empezamos a ver la compra de los materiales dijimos: ‘no podemos poner la plata en un lugar que se llueve’. Fuimos a hablar al Consejo Escolar, nos dijeron que la obra ya estaba pedida y aprobada».
«Todo es burocracia, demasiada; y entonces son varios estamentos que hay que ir pasando. Hubo muchas conversaciones, el año pasado se llovió el gimnasio y obviamente, al no haber un buen mantenimiento, ya no era lo que se llovía, sino que se empezaron a ver otros problemas. Todo se iba notificando, comunicando y las respuestas eran: ‘estamos en eso’, ‘está todo dispuesto’. La escuela tiene 460 alumnos, más 50 docentes, acompañantes y personal auxiliar», continuó.
Lago informó que «en el mes de marzo de este año asistimos a una reunión con el presidente del Consejo Escolar, Luciano Lezcano, que es padre de esta escuela. Fuimos la directora y parte de la Cooperadora, nos dijo que estaba todo encaminado, que la obra se haría durante 2023. En julio se le pidió a Rosana (Abate Daga) que se desocuparan ciertos lugares en los que iba a trabajar. Nunca vinieron en vacaciones de invierno a hacer la obra. Esperamos. Estábamos en sequía y eso fue lo que tal vez aletargó todo esto que está sucediendo ahora. Tal vez por esa falta de lluvia no se notaron las falencias que tenía la institución», estimó.
«La semana pasada nos reunimos con Luciano porque preveíamos que esto iba a pasar. A ese encuentro fuimos más personas de Cooperadora, además de la vicedirectora. Luciano (Lezcano) nos dijo que él había decidido que la empresa que iba a hacer los trabajos en la Escuela 1, comenzara otra obra en Villa Saboya, en un establecimiento educativo que no corría riesgos de tener que suspender clases», añadió.
Para Lago era «prioritario que se resolviera lo de esta institución, aunque sea en los lugares donde había que solucionar lo inmediato, lo urgente, teniendo en cuenta los pronósticos de lluvia. Se lo dijimos a Luciano, porque ya se habían suspendido clases por este mismo problema. Él nos dijo que no había necesidad, que no se corrían riesgos. Los chicos no tienen por qué estar en salones que se llueven. La verdad que estar reclamando dos años el arreglo de un techo es inaceptable. No hay excusa».
Coincidió con Abate Daga al hablar de la impotencia que la situación genera, porque «no es que nadie lo vio venir, acá hubo desidia en la toma de decisiones. El viernes pasado le pedimos por favor que se ocuparan de esto, que nos turnábamos y veníamos a abrir la escuela para que trabajaran, incluso los fines de semana. Es preferible suspender las clases porque los trabajos se están haciendo; y no porque se llueve el edificio».
Según Lago, en el mes de marzo «la Cooperadora tenía dinero y se le ofreció a Luciano trabajar en forma conjunta. Incluso le dijimos que enviara a la gente a hacer los trabajos, que Cooperadora ponía la plata y que cuando el pago viniera se destinaba a otra cosa, porque tenemos muchas por mejorar, algunas urgentes y otras que son anhelos. Pero la respuesta fue: ‘se podría hacer’; y nunca más hubo un llamado».
Las familias
Algunos mensajes enviados a ACTUALIDAD durante la entrevista, sostenían que las familias no habían sido informadas de las condiciones en las que la Escuela se encontraba. Y que en estos últimos días, o 48 horas, se sorprendieron por la suspensión de clases debido a la lluvia.
«Hay cosas que tienen sus formas», sostuvo Lago. «Los reclamos están hechos», recalcó. «Hemos ido a todos lados, incluso a lugares donde no correspondía. Hemos estado con cuanta persona a la que pudiéramos tener acceso. Pero no tuvimos respuesta, se dejó pasar el tiempo y si no hubiera llovido, esto no se nota», agregó.
De todos modos, reconoció que «tal vez la situación no se hizo pública dentro de la institución porque teníamos promesas de que se arrancaba y uno va creyendo. No puede ser que no se haga si están el dinero y la empresa, pero no se hizo. Hubo una decisión de trabajar en Saboya y por ende se demoró en Villegas».
Según manifestó, «Luciano nos dijo que él quiere ver la obra iniciada antes del 10 de diciembre, que es cuando él deja el cargo en el Consejo Escolar. Nos parece mucho tiempo para comenzar. Estamos en noviembre. Esto ya tendría que estar hecho. Yo creo que la obra se va a hacer, pero es una lástima haber llegado a esta instancia. Y si llueve se van a tener que suspender las clases nuevamente».
Un lugar seguro
En su mensaje a las familias, Abate Daga expresó que «nosotros queremos para sus hijos un lugar seguro. Esperemos que podamos tener las clases normalmente, que no tengamos que volver a suspender nada. Sé que Patricia (Matilla) ha hecho incansablemente todos los reclamos, que son continuos. Queremos que esto se resuelva lo más rápido posible».
«Esto me duele mucho»
La directora de la Escuela 1, Patricia Matilla, se encuentra de licencia médica, pero en un breve diálogo con ACTUALIDAD manifestó que «la obra debía iniciar en enero del 2020, antes de la pandemia (la cuarentena empezó en marzo de ese año). Estuve con el arquitecto y Luciano en pleno verano, pero nunca la arrancaron. En julio iban a poner el cartel de obra. Luego fueron todas excusas».
«Estoy muy triste con lo que está ocurriendo. Desde mi lugar hice infinidad de reclamos. Me duele mucho esto. Estoy de licencia pero la escuela es mi casa», agregó.