«La vida te da y te quita», dicen. El 2023 siguió la consigna al pie de la letra y nos privó de Matthew Perry, Silvio Berlusconi, Chabelo, Silvina Luna, Guillermo Calabrese, Tina Turner y Ricardo Horacio Iorio. ¿Qué recibimos a cambio? Nueve meses desde la primera elección del año en La Pampa, la Argentina parió un nuevo presidente de la Nación. ¡Enhorabuena, Javier Gerardo Milei! La criatura no va a compensar tales pérdidas, al menos inyectará algo de calma ante tantos cachetazos. Ya basta de jugar a la heroica, no todos somos Sergio Berni.
Cumplimos 40 años de vida democrática, motivo suficiente para celebrar. Y por qué no soñar: Que los dirigentes sean sinceros, cumplan con lo prometido y piensen en los demás. Todo eso, aunque les cueste el contrato en el Estado. Parece un montón. Ni hablemos de responder ante la justicia porque entramos en la categoría «Delirios Místicos» y esto es terreno exclusivo de voceros presidenciales. Un poquito de respeto me pido.
Los ñoquis de La Cámpora lejos de hacerse puré podrán aspirar a sorrentinos y embeberse en la bolognesa de una provincia de Buenos Aires con más hambre que gloria. Así, la supervivencia de los kumpas quedará en manos del gobernador reelecto y su generosidad de dar cobijo a quienes lo difamaron. Y que comiencen los juegos del Axel.
La sangría en Juntos por el Cambio mutó a derrame y el desenlace fue más previsible que balacera en la UOCRA. ¿Heridos? De a montones. No tanto para Macri y Bullrich que sellaron a tiempo su pase a Las Fuerzas del Cielo.
Un mar de dudas por delante, aunque un par de seguridades traerá este temporal llamado Argentina. Será cuestión de interpretar las corrientes o cambiar de terapeuta. Está comprobado que acá sobrevive el más fuerte y el que tiene turno confirmado.