Lisandro Peirone tiene 31 años de edad y es Ingeniero Industrial. Oriundo de Trenque Lauquen, trabaja en nuestra zona como Gerente de Operaciones de GVBio (General Villegas Biogás S.A), que es parte del Grupo María Elena, la empresa que funciona en estancia San Marcos, camino a Villa Sauze.
Podría decirse que la función que cumple hoy llegó después de un muy buen desempeño en su trabajo, cuyos inicios recordó en diálogo con ACTUALIDAD. «Estaba terminando la facultad, necesitaba un trabajo, por un conocido pude llamar para que me dieran una pasantía. Arranqué llevando papeles en Buenos Aires y, a partir de ahí, nunca paré de trabajar, de ir asumiendo responsabilidades, trabajando en equipo y creciendo en conjunto con la empresa», dijo Lisandro.
El joven que hoy es Gerente de Operaciones de la planta de Biogás detalló que pasó por varias áreas dentro del grupo, colaborando y trabajando con todos. «La verdad que he trabajado con casi todos los gerentes. Hoy me toca serlo a mí», expresó.
Lisandro es Ingeniero Industrial, pero también estudió Ingeniería Química, «aunque no me recibí», aclaró. Y explicó que la Ingeniería Industrial «te da la herramienta de ver el panorama completo. Es como un administrador de empresas, pero ingeniero».
Comentó que en el país existen entre 30 y 40 plantas de Biogás. «Algunas se están construyendo y otras no están operativas. Nosotros fuimos los primeros en poner una en Argentina y la estamos haciendo funcionar. Es constancia, actitud, perseverancia, compromiso, discusiones, idas y venidas», dijo.
La pandemia los sorprendió en plena construcción. «Iban a venir a construirla y en marzo de 2020 se dijo que se cerraba todo por 15 días. Los tecnólogos nos conducían vía WhatsApp para hacerla. Fue un desafío monstruoso. Y así fue. Nosotros trabajamos mucho con los protocolos de seguridad, llevamos container, viviendas especiales por si había algún foco para aislarlo, repartíamos los turnos, las trafic. La verdad que es un orgullo lo que hicimos ahí. Después llegó el Covid y no tuvimos problemas, solamente los retrasos de las importaciones, porque no llegaban los repuestos. Pero la gente trabajaba ahí todos los días, vivíamos ahí, dentro del campo, como si no hubiese Covid».
¿Para qué sirve una planta de Biogás?
El lugar que vino a ocupar a General Villegas Biogás, que nosotros llamamos economía circular, termina de unir a todas las empresas, ya sea Genética Porcina Danesa y María Elena, que es todo lo agropecuario. La planta fue diseñada para ser alimentada por purín de cerdo (*) y por silo de maíz. Pensando también en el agregado de valor dentro del campo, en esto de qué más podemos hacer para dar más puestos de trabajo. Esa es la línea madre de toda la empresa, por eso crecimos verticalmente. Entonces, con purín de cerdo y silo de maíz se genera, a través de un proceso anaeróbico donde hay colonias de bacterias (son tanques de hormigón de 26 metros por 8 de alto) que, en su interior, tienen 4.500.000 de litros girando. Se toman las moléculas orgánicas que quieras, como partes de aceites, cereales, todo lo que es la industria láctea y cárnica. Las bacterias van descomponiendo las moléculas y van liberando, entre otras cosas, metano y dióxido de carbono; y algunos azufres, gases que purificamos, limpiamos y tratamos. Captamos esa mezcla de gases, lo procesamos, lo filtramos y lo inyectamos a un motor generador que tiene unos 7 metros de largo y más de 2.000 mil caballos de fuerza, con una potencia de 1,5 megas. Nosotros tenemos un contrato a 20 años con CAMMESA, le vendemos la energía al Estado, a la red eléctrica nacional; y hoy abastecemos casi el 20% del consumo domiciliario del Partido de General Villegas.
(*) En el ámbito porcino el purín es un tipo de estiércol, un subproducto compuesto por la mezcla de heces, orines, paja, agua de limpieza, etc. que se genera en las explotaciones ganaderas. Su concentración de nutrientes es muy baja, debido a que la mayor parte es agua, y principalmente está compuesto por: agua.
En María Elena nada se desecha, todo se reutiliza.
Claro. Generalmente esos 4.500.000 de litros terminan no saliendo en su totalidad, porque aparte se forma el gas, pero una gran mayoría sigue su camino. Nosotros lo volcamos a un proceso de efluente y lo utilizamos como biofertilizante. Tenemos una red donde podemos regar casi 400 hectáreas. Literalmente es como un riego, con un cañón, y fertilizamos el campo. O sea que bajamos la dosis de fertilizantes inorgánicos. Todo se reutiliza, se le agrega valor, se vuelca al campo y se quita, en este caso, la dosis de fertilizantes inorgánicos. Lo que se sabe, es que estamos agregando una colonia de bacterias al suelo, que aporta nutrientes.
Más allá de la energía que le venden a CAMMESA y el 20% de energía que le dan a nuestro distrito, ¿qué significaría para María Elena que esa planta no esté funcionando?
Implicaría la falta de agregado de valor, ese es el impacto que nos quitaría. Habría menos puestos de trabajo, utilizaríamos menos eficientemente los residuos, los recursos que tenemos. Hoy estamos en la búsqueda, como política de empresa, de capturar residuos orgánicos de la comunidad. Esto en Córdoba está mucho más vigente, por sus políticas de gobierno. En la provincia de Buenos Aires no, pero estamos en una iniciativa con proveedores, concientizando a los grandes volcadores de residuos orgánicos, para que vengan a nosotros a través de convenios particulares; y nosotros les damos un solidificado de disposición final. De esta manera, también podemos agregarle valor a eso, les damos un certificado a las empresas y los transformamos en energía. Ya reemplazamos, en un año, casi el 25% del silo. Si eran 10 toneladas, hoy le damos a la planta de Biogás 7 toneladas de silo de maíz y 2,5 de residuos orgánicos de la comunidad. Todo esto tiene que ser en volúmenes grandes.
¿Existe la posibilidad de hacerlo también con el municipio?
Creo que sí, es un desafío enorme. Hay otras plantas de Biogás que están en ese camino con algunos pueblos que tienen cerca. Podría ser un camino.
Esto es, además, una manera de cuidar el medio ambiente.
Sin duda, el objetivo es ese. Obviamente Biogás es una unidad de negocio, pero es trabajar sobre medio ambiente. Nosotros podríamos no reemplazar el silo de maíz, total tenemos hectáreas, pero siempre estamos desafiándonos a hacer algo más. Podemos salir, hablar con la gente, explicarle que sus residuos pueden tener un mejor destino final, por una mejor causa, con un menor impacto ambiental. Eso se mide todo en dióxido de carbono en la atmósfera. También vamos a empezar a trabajar lo que son los créditos de carbono, que en el mundo está muy avanzado, pero en Argentina no, donde vos medís tu impacto contaminante como empresa. Literal: cuánto contamina a la atmósfera tu empresa. Ese análisis se hace con certificadores mundiales respecto al impacto ambiental. Te dicen: absorvés contaminación o la largás. Eso lo vamos a empezar a medir en estos meses, para ver qué tan pro ambiente somos y cuánto impacto de estos residuos orgánicos sacamos del medio ambiente.
Todo este proceso requiere, a su vez, de un protocolo a la hora de trabajar.
Cien por ciento. Todo eso está enfocado a cómo estamos vestidos, cómo utilizamos los elementos de protección personal. Tenemos certificaciones para poder trabajar con línea de media tensión. Siempre estamos a la vanguardia de la seguridad y la protección dentro del Grupo María Elena, obviamente. Es una planta de gas. Generamos al año 400 mil garrafas de 10 kilos, son casi 5 millones de metros cúbicos de gas.
¿Hay un límite en el crecimiento?
Para mí, hoy el límite es el gobierno y la situación económica. ¿Vamos a invertir en esto y no sabemos lo que va a pasar? Ese es el límite real. En cuanto a Biogás, la planta tiene potencia para trabajar, está con un cumplimiento de contrato y tenemos multa o sanciones si no lo cumplimos. La planta la manejamos al tope de su trabajo. ¿Si se podría agrandar?, sí. Hay algo que viene en el mundo, como las plantas en Europa, que además de entregar electricidad entregan biometano. ¿Qué es? Al Biogás lo dejás cien por ciento metano, le sacás gases y eso lo podés inyectar a la red. Todas las plantas entregan el gas también, además de la electricidad. En Europa tienen esa posibilidad. Para eso hay que invertir, hay un equipo, un tratamiento más.
La búsqueda de la excelencia
Para Lisandro Peirone, el crecimiento de Grupo María Elena en el tiempo que lleva en nuestra zona «es monstruoso. Yo estuve en gran parte del proceso. Fue vertiginoso, estresante, pero un desarrollo tremendo de cómo uno pasa de hacer las cosas como una Pyme a tratar de ser la excelencia, de cómo uno pasa de hacer las cosas más intuitivas como cualquier empresa chica, a tener indicadores de gestión de casi todos los parámetros que uno controla. La verdad que como experiencia es extraordinario y, además, que te den la posibilidad, porque siempre la empresa le dio la posibilidad a los de adentro».
Biogás tiene un jefe de planta, que es Gonzalo Chalvo; y un jefe de mantenimiento, Sebastián Cuenca. «Sebastián viene conmigo desde mantenimiento de Genética Porcina Danesa; y al haber pasado un montón de cosas y desafíos juntos, no queremos hacer las cosas mal, porque esta es nuestra casa. El haber pasado por tanto, ponernos al hombro el compromiso de todo esto, fomenta el cuidado de las cosas, la prolijidad, el trabajar bien, seguros, tranquilos, saber que vamos siempre mejorando y levantando la vara. El objetivo también es ser mejores profesionales. Hoy hay operadores que están trabajando una planta de Biogás y se lo toman tan en serio como un profesional», destacó Lisandro.
En números
Desde que empezó la planta de Biogás, el 11 de agosto de 2022, «ya procesamos 4.600 toneladas de residuos orgánicos y, solo en el mes de enero, más de 1.000 toneladas de las grandes empresas que apuestan a nosotros para darle un tratamiento», aportó como dato Lisandro.
Y agregó que «nosotros creamos el primer grupo CREA Biogás de la Argentina. Para ello fuimos juntándonos con empresas grandes; somos entre 10 y 12 que compartimos conocimiento, experiencia, proveedores y repuestos, porque los equipos son similares. Es una comunidad que ya formalizamos como institución y también es algo único de lo que uno es parte».
Por último, el Gerente de Operaciones remarcó que «dentro de San Marcos está la mejor tecnología del mundo para una cabaña de genética de cerdos. El bienestar animal, como el medio ambiente, es la punta de lanza. Y el equipo de personas, todo eso en un campo, que es impensado, donde hay cantidad de profesionales, de especialistas y de asesores. Y está en el distrito de General Villegas. Conocemos a los contratitas, los comerciantes, la relación con Villegas es fuertísima, siempre pensando en la ciudad, que ya es nuestra».
