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miércoles, febrero 12, 2025
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Eusebio Larrañaga, desde la falta de adaptación hasta su exótico trabajo en Letonia

«GPS, villeguenses por el mundo» llega una vez más a la vida de cada uno de los nuestros, bajo la conducción de Esteban Mutuberría.

En la edición número 53, toca recorrer una tierra exótica y desconocida. A casi 20 mil kilómetros de distancia, el protagonista es Eusebio Larrañaga, quien se encuentra radicado en Letonia. El joven de 26 años charló con nosotros en la madrugada letonesa, tras dos años en suelo europeo.

Bajo un frío abrumador, el esposo de Jacinta Gómez, otra villeguense de la que ya sabemos su historia, nos contó su propio relato y aventura en territorio báltico.

Primeros pasos

El villeguense egresó en la Escuela Secundaria N°1. Se mantuvo en la ciudad durante un año realizando un curso de soldadura, hasta que tomó vuelo y no paró.

Decidió cambiar de aires y partir a Buenos Aires para llevar adelante la carrera de Gastronomía en el IAG (Instituto de Gastronomía). No obstante, tuvo salidas laborales en bares, lo que lo obligó a resignar los estudios y dejar la carrera.

¿Cómo fue el proceso de emigración?

El deseo de partir se hizo cada vez más grande en la vida de Eusebio. Sentía preferencia por Europa, pero nunca hubiese imaginado el desenlace final.

Jacinta le comunicó a su esposo la decisión de partir al «viejo continente», Eusebio aceptó la propuesta y viajaron directamente a Riga, capital de Letonia.

Riga, la capital de Letonia, se ubica en el mar Báltico, en la desembocadura del río Daugava. Se la considera un centro cultural y alberga varios museos y salas de conciertos. La ciudad también es conocida por sus edificios de madera, la arquitectura art nouveau y la ciudad antigua medieval. La ciudad antigua, exclusivamente peatonal, tiene muchas tiendas y restaurantes.

«No lo pensé demasiado. En ese momento estaba dando vuelta por Villegas sin saber qué hacer, por lo que no tuve ni que analizar la oferta», detalló.

Vida laboral 

Hasta que pudo obtener su primer trabajo, la historia se tornó compleja de verdad para Eusebio. «Estuve todo estos meses buscando algo que pudiese ser productivo. El tiempo hasta entonces se hizo largo», recordó. A todo esto, Jacinta aterrizó con una oferta laboral en testeos y relevamientos.

Al ser consultado sobre su convivencia con el idioma, Eusebio respondió: «Me podía comunicar, pero para trabajar no me alcanzaba. De hecho hice algunas entrevistas laborales en inglés, pero debía seguir estudiando. Me manejo con señas, porque me enoja explicarme».

Luego de varias entrevistas y estudios, Eusebio pudo obtener su cometido. A través de una página web y tras responder un formulario, el villeguense consiguió trabajo en la cocina de, ni más ni menos, que el Embajador de España. Comenzó a desarrollarse allí en septiembre hasta la actualidad.

Problema de adaptación

Tras vivir toda una vida en Argentina, la vida de Eusebio cambió radicalmente. El encontronazo con la cultura letonesa fue muy fuerte. «Pasar de estar todos los días con alguien allá (Argentina) a estar solos y alejados es duro».

A partir de todas las experiencias vividas en suelo letonés y las complicaciones por la falta de adaptación a dichas tierras, la idea de volver a Argentina sobre la marcha estuvo persistente en su mente.

Por delante de todo, sacando los afectos familiares, lo que más extraña Eusebio de General Villegas es el taller: «Era el lugar donde podía hacer mi propio lío». Pero ante una posible mudanza, sueña con volver a construir, uno porque es su pasatiempo favorito por excelencia.

Aprovechando la cercanía, la pareja tuvo la oportunidad de disfrutar y visitar incontables sitios turísticos de Europa. Entre ellos, se destaca a Sicilia (Italia), Londres (Reino Unido), Gante (Bélgica), Vilna (Lituania), Estocolmo (Suecia), París (Francia), Positano (Italia), Cracovia (Polonia), Madrid (España), Helsinki (Finlandia) y Tallinn (Estonia).

La última vez que visitaron Argentina fue para las Fiestas del año 2022. Por el momento, ven compleja la idea de regresar a corto plazo, para las vacaciones. «Tengo que esperar para ver cuándo se toma un descanso el Embajador, ja», bromeó.

Algo llamativo de su vida en Europa fue el casamiento con Jacinta: «Me pareció divertido casarme en Leton, una iglesia ortodoxa, con testigos que ni conocíamos. La ceremonia y demás era algo normal para ellos, pero para nosotros fue impactante. Apenas entramos había una señora vestida de negro y otra blanca como un fantasma. Fue surrealista pero lindo», recordó su esposa hace un buen tiempo.

Choque cultural con el país báltico

La República de Letonia es un país báltico que tiene una extensión de 64.589 km² de superficie. Limita al norte con Estonia, al sur con Lituania y Bielorrusia, y al este con Rusia, además de compartir frontera marítima con Suecia.​ Es un país de llanuras bajas, pobladas por extensos bosques y numerosos ríos que desembocan en el mar Báltico y el golfo de Riga.

Es un territorio particular que volvió a ser independiente recién en 1991, coincidiendo con un movimiento democrático en los países bálticos y la posterior disolución de la URSS.​ Desde 2004 forma parte de la Unión Europea y de la OTAN. Tiene 1,9 millones de habitantes.

Una complicación importante fue el idioma. Letonia se maneja con dos lenguas: el inglés y el letón. «Es raro, porque la gente se comporta de una forma muy extraña y la vida social es difícil. Por lo menos para mí, era un lugar totalmente desconocido», dijo.

Por otra parte, el clima fue otros de los aspectos particulares que dejó asombrada a la pareja. Es que los fríos son extremos; los veranos son frescos y los inviernos muy fríos. Tiene clima continental, pero con una fuerte influencia del mar Báltico que lo rodea por el oeste, lo cual suaviza un poco la temperatura.

La estación veraniega es corta y también las estaciones intermedias son muy reducidas; el invierno dura entonces cerca de ocho meses. La temperatura máxima de Letonia es de 33 °C grados y la mínima de -43,1 °C grados. Riga conoce temperaturas de -10 °C a -4 °C en enero y entre 11 °C y 22 °C en el mes de julio. «Se te congela la puerta del auto, que no acelera ni frena. Estos ocho meses son muy húmedos, entre las precipitaciones constantes y la nieve caída. Es raro», comentó.

A su vez, confesó que los letones «no tienen ninguna idea de Argentina». Conocen el norte de América, pero Sudamérica es un lugar ajeno del que no tienen referencia, contó Eusebio.

Planes para el futuro 

El haber podido encontrar un trabajo produjo que la estadía de la pareja se acomode en tierra letonés. «Es una opción barata en Europa, donde se vive bien y estás cerca de todo. Entonces invita a quedarse un tiempo más», expresó.

Dicho esto, reconoció que no está en los planes irse de Letonia, pese a que su deseo no es estar allí. «No es un lugar que elegiríamos para echar raíces y quedarnos a vivir por mucho tiempo», aclaró. Y dejó la puerta abierta para mudarse en algún momento a Italia y España, que «son lugares con movimiento, donde es fácil la comunicación».

Volver a Argentina es algo que piensan y analizan a diario, pero no es algo concreto que puedan hacen realidad y lo ven lejano, sobre todo por la situación económica que atraviesa el país. Aunque procuró y dijo que «esperamos se solucione y acomode todo lo más rápido posible».

Fue una historia bastante extraña, algo entendible por el lugar exótico donde residen hace dos años. Pero más allá de eso, la pareja ha cumplido su ilusión, la de vivir en Europa y recorrer paisajes impensados. Juntos forjan una aventura soñada para cualquier romántico. Lejos de sus tierras, pero uno al lado del otro, a cada lugar donde la vida los coloque.