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domingo, febrero 9, 2025
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Un grupo de villeguenses superó la prueba de ascender un cerro de 5.500 metros

El ascenso de Cerro Vallecitos con sus 5.500 metros es uno de los clásicos de nuestra cordillera, el segundo cerro más alto del Cordón del Plata y una de las zonas escuela del montañismo argentino.

Ubicado en la Cordillera frontal a 80 Km. de la ciudad de Mendoza. Una zona de impactante belleza con vista panorámica hacia el Cerro Aconcagua, Volcán Tupungato, Cerro Juncal, Cerro Plomo, Cordón de la Jaula, y otras grandes montañas de la mítica Cordillera de los Andes.

El ascenso al Cerro Vallecitos es ideal para adentrarse en el mundo de las grandes alturas, como así también para aclimatar y prepararse para el ascenso Aconcagua u otras montañas de gran altitud.

Y allí se adentraron días atrás un grupo de villeguenses y un porteño, formando parte de un mismo equipo que ya ha experimentado otros desafíos aventureros, pero por primera vez caminando tantos metros.

«Fue una experiencia hermosa, con sensaciones encontradas, porque uno dice: me voy a disfrutar del paisaje y de algunas otras cosas, aunque en este caso se disfruta poco, a pesar de que tenemos momentos que se hacen plenos y satisfactorios», dijo Juan Betanzo en ACTUALIDAD.

Un ascenso por etapas, con muchos procesos hasta llegar a la cumbre, del que también fueron parte Carlos Schiavi, Ignacio Leiva, Lucio Chazarreta, Mario García y Gabriel Marino, éste último de Buenos Aires.

Juan Betanzo y Carlos Schiavi contaron su experiencia en ACTUALIDAD.

«Éramos un grupo de seis, distribuyéndonos dos por carpa, que en total eran tres», comentó Juan; al tiempo que mencionó la importancia de ir «aclimatándonos a la altura, porque el cerro no se puede subir de un tirón; y tenemos que ir viendo cómo funciona el cuerpo de cada uno».

Destacó entonces que Vallecitos es «el segundo cerro en altura de todo el sistema de montaña»; y que les tomó siete días llegar a la cima, un desafío para el que se prepararon con una logística importante.

Juan habló de su experiencia en este sentido. Dijo que lo más alto que ha ascendido en este tipo de aventuras es entre 2.000 y 2.500 metros. «No hace mucho lo conozco a Carlos; y cuando él empezó a hablar de alta montaña, me volví loco», expresó.

Fue entonces que comenzaron a planear, con tiempo, este nuevo desafío. Mucha logística y preparación física fueron aspectos fundamentales. «Este ha sido el logro más importante. Hemos hecho unos cuantos, pero este fue como decir: vamos a un poquito más allá; y salió bien», sostuvo Carlos.

El villeguense coincidió con Juan en que «fue una experiencia hermosa»; y también habló de sentimientos encontrados, porque «uno el proceso lo sufre físicamente, pero hay una mentalidad de superación y entonces se logra el objetivo. Y cuando tenés éxito decís que valió la pena el sufrimiento, porque se transforma en felicidad».

El clima fue otro de los factores que los puso a prueba. «Para hacer cumbre es fundamental, es lo que determina poder llegar o no. Nosotros íbamos subiendo y aclimatándonos, pero al mismo tiempo empeoraba. De noche hacían -20° y caía nieve. Nos cruzábamos con gente que bajaba porque estaba difícil y no podía lograrlo. Pero el último día se abrió el cielo, pudimos subir y fue el tirón final hasta la cumbre», contó Juan.

De todos modos, más allá de todo lo que los pudo hacer dudar camino a la cima del cerro Vallecitos, coincidieron en que seguramente habrá otro nuevo desafío. En realidad ya lo están pensando, planeando, con varias ideas en mente, con distintas provincias que están rondando en el grupo mientras definen por cuál se deciden.

Pero son cautos -y hasta cabuleros- y prefieren mantener el bajo perfil hasta que el próximo objetivo esté concluido.

Aventuras que ponen a prueba la mente y el cuerpo, donde todo debe estar en equilibrio para, paso a paso, lograr llegar a la cumbre. Resistir, persistir y nunca desistir. Sin dudas más que un desafío, una elección de vida.