El programa de los villeguenses vuelve a cruzar el charco para encontrar una nueva historia para contar de uno de los nuestros, en terreno ajeno.
56 protagonistas han pasado, pero todos nos siguen emocionando como el primer día. Porque de eso se trata, de reflexionar y escuchar, bajo la conducción de Esteban Mutuberría.
En esta oportunidad, escuchamos la historia de Rogelio García Zunino, hijo de Mauro y Andrea, que hace poco tiempo decidió dejar sus tierras y buscar su propia felicidad en suelo español. Tiene 30 años y está viviendo el comienzo de una etapa en el exterior que, seguramente, tendrá muchos capítulos.
Primeros pasos
Egresado del Instituto María Inmaculada (IMI) en 2012, siempre tuvo el deseo de recorrer el mundo y para eso se preparó en sus estudios. Trabajó como profesor de tenis en el Club Atlético Villegas por su conexión y empatía con los niños.
Una vez terminado el secundario, emprendió viaje a Capital Federal para realizar un curso de profesor de tenis y continuó con los estudios terciarios. Además, comenzó a dar clases a los niños en Buenos Aires, para ir ganando experiencia.
«Yo creo que a los 20 años me picó el bichito y me dieron ganas de explorar el mundo. Ahí apareció ‘Toco’ Luna, quien se convirtió en una inspiración para llevar adelante este sueño», explicó.
La tentación de viajar
Algún tiempo después de la tregua del Covid-19, el villeguense armó las valijas y partió rumbo a España por un deseo personal, aprovechando sus vacaciones. Se mantuvo en aquella tierra durante un mes, tiempo suficiente para darse cuenta de su deseo por establecerse en el extranjero.
«Mis padres siempre me bancaron desde el minuto cero. Les agradezco porque me apoyaron desde un primer momento. Nunca dudé de lo que quería», contó.
Volvió a Argentina, pero con una idea fija y marcada. No obstante, consultó a otros viajeros soñadores sobre sus experiencias y recomendaciones. Al mismo tiempo, conoció a su actual pareja, de Buenos Aires, que también mantenía viva ese deseo de emigrar.
Esta obsesión por viajar no está ni estuvo relacionada a la situación económica que atraviesa Argentina, sino que fue un deseo personal. «La vida es un instante. Tenía las condiciones necesarias y sentía que era el momento».
Sus ilusiones cruzan el Océano
Junto con su novia aterrizaron en Noto, un pueblo de Italia, con el objetivo de terminar de hacer la ciudadanía, lo cual facilita el asentamiento en territorio europeo y permite ser un ciudadano más, sin diferencias.
Noto, una de las ciudades barrocas del sudeste de Sicilia, es famosa por su opulenta arquitectura y su exceso de belleza. Su catedral del siglo XVIII es un punto destacado del lugar, como lo son el Caffè Sicilia, el cual, según se dice, hace el mejor helado de toda Italia.
«No queríamos una ciudad grande, pero tampoco un pueblo chico. Nos vino bien a los dos y fue el destino ideal. Es casi como Villegas en cuanto a superficie y habitantes. Llegamos por un grupo de argentinos y no nos arrepentimos en absoluto. Fuimos con un buen nivel del idioma italiano», declaró Rogelio, quien hizo diversos trabajos para sustentarse.
Siempre ha existido el debate por la diferencia social que existe en Italia, separando a «la riqueza del norte» y «pobreza del sur». Un rasgo significativo de la economía italiana es la enorme y persistente brecha que existe entre el norte y el sur del país.
Ante esta marcada división, Rogelio opinó: «Uno se encuentra con todo tipo de gente, pero sí es verdad que son duros y estructurados. Hubo argentinos que la pasaron mal, pero nuestra experiencia es buena. Los italianos son personajes divinos, muy parecidos a los argentinos».
Se mantuvo en suelo «tano» durante siete meses, hasta culminar los trámites; y pudo visitar otras ciudades importantes, como Roma, Palermo, Catania y Sicilia. «La gente se queda con la belleza del norte, pero el sur tiene unas playas impactantes y hermosas», afirmó.
Establecimiento definitivo en territorio catalán
Por trámites inconclusos de parte de su novia, ambos optaron por seguir sus ilusiones en Barcelona, en mayo del 2023. Por el momento, el objetivo principal es viajar y explorar otras costumbres junto a su pareja.
Barcelona se encuentra en la costa noreste del Mediterráneo, en España. Es la capital de Cataluña, una región del Norte del país que tiene su propia cultura, tradiciones y personalidad. La ciudad es un foco de nuevas tendencias en el mundo de la cultura, la moda y la gastronomía.
En la parte laboral, el villeguense se encuentra a la espera de una oferta formal en una pizzería, donde trabaja actualmente, pero sin contrato alguno.
Las diferencias entre las sociedades italianas y españolas, son que «el catalán, en general, es mucho más raro con el extranjero que el italiano. Pero es lindo escucharlos hablar, me gustan mucho sus tonadas. Después, en la parte económica, ambos lugares son accesibles para vivir».
Proceso de adaptación
Pasado el tiempo, Rogelio comenzó a extrañar cada vez más sus tierras, sobre todo cuando surgen dificultades y problemas. «Obvio que nos agarra de vez en cuando la melancolía y nostalgia, pero es lo que uno eligió y la comunicación virtual ayuda mucho», sostuvo.
Pese a la cercanía social y cultural del argentino con el español, Rogelio sintió el rigor de ser inmigrante al principio, sobre todo en algunos aspectos y factores que lo mantuvieron ajeno, por el simple hecho de ser extranjero.
De acuerdo al concepto que tienen los extranjeros de los argentinos, según la experiencia del villeguense, es asemejado con el fútbol: «El deporte unifica todo. Me pasó en Italia con Maradona y en Barcelona con Messi. Trato de ir por ese lado».
Planes para el futuro
La idea de la pareja es mantenerse en territorio español hasta diciembre y luego analizar diferentes oportunidades de viajes a otras tierras. De todas formas, confesó que no le gusta planificar con anticipación, sino que prefiere disfrutar el presente.
«Mi idea es viajar lo que más se pueda», reveló. A día de hoy, la planificación que hace el villeguense es intentar explorar todos los sitios que pueda, por lo que ve muy compleja la posibilidad de volver a vivir en Argentina, aunque aclaró que seguirá visitando el país.
De los lugares que ha visitado hasta el momento, Rogelio destacó la belleza de Roma, Palermo y Taormina, todas ciudades de Italia. A futuro, Suiza, Nueva Zelanda y Grecia son los destinos que más desea conocer.
Balance de lo vivido
El villeguense habló de los aspectos imprescindibles para un viajero: un celular para mantenerse comunicado, mucha voluntad para conocer nuevas culturas y el mate. Sacando los afectos, lo que más extraña el joven de Argentina es la carne y las juntadas con seres queridos.
Mirando para atrás y observando todo lo logrado de acuerdo a sus sueños, Rogelio dejó una frase de motivación: «Las cosas llegan, pero hay que saber esperar. Con esa lección me quedo. No quería quedarme con las ganas, tomé envión y acá estoy, disfrutando todo. Siempre hay errores, pero tarde o temprano se consigue. Lo clave es rodearse de buena gente, porque es una decisión difícil y linda a la vez».
También recomendó tener una planificación «leve» de los proyectos, porque todo surge con el paso del tiempo y, estando abierto a las posibilidades, las cosas se suceden de manera natural. «Todo nos da enseñanza, lo bueno y también lo malo. Hay que estar predispuesto a estas oportunidades hermosas», expresó.
Siempre se dijo que la vida da mil vueltas. El caso de Rogelio aprueba de manera sistemática esta afirmación, ya que vivió momentos e instantes que jamás hubiera soñado tiempo atrás. Y como dice él: «Solo hay que saber esperar».
Insistir, persistir y resistir, pero nunca desistir. Una frase vieja, que se ajusta al comportamiento del villeguense. Con vida afuera, pero su corazón en General Villegas, seguirá llevando su carisma y empatía a muchos rincones del planeta.