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domingo, junio 29, 2025
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Una aventura sin fin: la extravagante travesía de Guillermina Lahitte por el planeta

La vida de una persona puede tener cambios rotundos de un momento a otro, si uno se lo propone. «GPS», el programa elegido por los villeguenses, nos trae una aventura de película.

Piedritense de 36 años, de un corazón enorme y muchas ganas de explorar, Guillermina Lahitte aterrizó en el exterior a sus 18 años con un deseo claro: viajar lo máximo que pueda.

Lo que nunca imaginó fue todo lo que vivió después en el extranjero, con una vida de nómade y nuevas ilusiones. Desde el Círculo Polar Ártico, «GPS» encuentra un nuevo alma villeguense, quien nos cuenta su propio relato, a más de 14 mil kilómetros de su pueblo.

El primer cambio de rumbo para su vida

Todo comenzó a sus 18 años, cuando Guillermina tomó la drástica decisión de partir a Nueva Zelanda, con el objetivo de ganar experiencia en el exterior, incorporar el inglés a su diccionario y ahorrar dinero. Se mantuvo en suelo oceánico durante tres años y medio.

«Creo que uno está destinado a lo que hace. No todos nacimos para lo mismo, a mí me gustó viajar desde chica y busqué esta posibilidad. Siempre tuve la conciencia de mis padres, aunque al principio no entendieron mucho. Debió ser muy chocante para ellos», expresó la piedritense.

Por medio de la working holiday (permiso de residencia que permite a los viajeros trabajar en el país que expide la visa para complementar sus fondos de viaje), la joven emprendió viaje con mucha decisión, pese a su corta edad. «No pensé tanto en los riesgos, sino en las posibilidades», explicó Lahitte.

Exótico viaje a Asia y regreso al país

Guillermina es Chef, por lo que aprovechó para visitar las extrañas tierras de Tailandia, de una diversidad importante de comidas. Estudió y se profesionalizó en la cocina de cara a su futuro.

Ante esto, habló del significado que tiene para ella. «La cocina es mi inspiración, es lo que me conecta. Quería conocer distintas culturas y eso me apasiona». Pero no solo recorrió Tailandia, sino que también exploró el sudeste asiático.

Luego de esta fugaz travesía, optó por un retorno a Argentina, donde se introduzco aún más en la cocina y aprovechó para recargar energías junto a su familia. No obstante, «me volvió a picar el bichito y me fui».

Esta vez, el destino fue la Patagonia argentina, más específicamente un sitio llamado La Confluencia, ubicado en Río Negro. Allí se estableció durante tres temporadas de verano.

Escapadas fugaces e instrucciones en la cocina

En la primera temporada partió rumbo a Canadá para trabajar como cocinera en una escuela de remo. También asistió al Mundial 2014, que se disputó en Brasil, para seguir aprendiendo en su profesión. En el cierre de la tercera temporada emprendió un nuevo desafío emigrando rumbo a Dinamarca. «Fueron oportunidades que surgieron y las tomé», afirmó.

Y luego de mantenerse en Dinamarca, decidió vivir una experiencia inolvidable, desde España hasta Reino Unido, ni más ni menos que en barco. Junto a un amiga española y una tripulación, cruzó el Océano Atlántico. «Me gusta experimentar. Por suerte no tuvimos tormentas extremas», manifestó.

Haciendo un balance de su aventura, contó que disfrutó mucho sus visitas al sur argentino, Brasil y la cultura tailandesa, los tres sitios que elige para volver en un futuro. «Me defino como una viajera curiosa que vive caminos impensados y con fe, muchas veces en soledad pero con ganas. Sin esta esencia, no me hubiese mantenido tanto tiempo. He vivido muchas tormentas, no todo es color de rosas, pero de eso se trata la vida», expresó.

Asentamiento definitivo en un sitio excesivamente peculiar

Lo mejor para su vida llegó hace poco, cuando se atrevió a mudarse en un sitio llamado Longyearbyen, un archipiélago de las islas Svalbard, dentro del Círculo Polar Ártico en Noruega.

Llegó a este lugar por intermedio de un amigo, quien le ofreció trabajo y asentamiento en suelo escandinavo, donde es de noche las 24 horas en invierno; y de día las 24 horas e verano. «Me invadió una alegría muy grande cuando vine. Pude acostumbrarme siendo cuidadosa con mis ritmos», comentó.

«Es el lugar más al norte del mundo, donde habitan alrededor de 4 mil personas. Es un pueblo chico, pero como hay turismo no se siente. Tiene casi la misma cantidad de habitantes que Piedritas, pero acá se observa mayor movimiento», explicó.

Está en la isla de Spitsbergen, donde la actividad minera ha estado siempre presente. Su vegetación es polar en invierno y de tundra en verano. Es la población de más de mil habitantes más septentrional del mundo.

La tarea laboral de la piedritense en este momento es la de Chef en un Hotel prestigioso del sitio. Por otro lado, explicó que le gusta salir a caminar por las calles noruegas, pero existen recomendaciones de alertas por la posibilidad de cruzar un oso polar en medio del centro. Es por eso que se mantiene en pleno trámite para obtener la habilitación de la portación de arma, lo que le permitiría salir libre y segura.

Guillermina confesó que se hizo complicado al principio no tener el sol de todos los días, pero con el paso de las semanas se va acostumbrando con recaudos e instrucciones, desde las vitaminas cargadas diariamente.

Planes para el futuro

La idea de Guillermina es quedarse un tiempo más en el Polo Ártico, aunque sea un año. «Lo bueno de este lugar es que no se requieren visas para venir. Es tan remoto este sitio que brindan un fácil acceso para tentar a la gente. La vida en Noruega es cara, pero por ahora estamos bien y tengo la oportunidad de ahorrar», dijo.

Sin embargo, reveló que luego de la pandemia de Covid-19, optó por dejar de ser tan estructurada y prefirió vivir el día a día sin planificaciones obligatorias. «Obviamente uno tiene proyectos, pero no me aferro tanto como antes y me dejo sorprender», subrayó.

El objetivo actual es terminar de tramitar la ciudadanía europea para tener más opciones y salidas en un futuro, ya sea España o Noruega. El plan está claro y es seguir viajando, pero con una base marcada en el viejo continente. En este sentido, contó que se ilusiona con visitar en algún momento África, Rusia, India, Japón, Corea del Sur, Perú o Bolivia.

Ante esto, no descartó la posibilidad de volver a Argentina, específicamente a Córdoba. A su vez, el deseo personal es envejecer en un lugar tranquilo, con seres queridos y que le transmita sentido de pertenencia, lo que permite intuir un posible regreso a Piedritas; aunque por ahora, su única focalización está en seguir viajando por el mundo.

El corazón puede más que la razón muchas veces. Sin pasión, Guillermina nunca hubiese podido llevar a cabo esta aventura, de la cual no se arrepiente en absoluto. Desde Piedritas y hacia cada punto del mundo en los que estuvo. Cinco continentes, más de diez países, pero la misma ilusión, esa que tuvo desde pequeña y la sigue llevando a cada sitio de este pequeño planeta.