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sábado, diciembre 14, 2024
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«Coca» Echave: maestra y compañera, una mujer que sabe de empatía y conciencia social

La Asociación de Educadores Jubilados y Retirados hizo el último agasajo a través del proyecto Mes de la Mujer, homenajeando en este caso a Aurelia «Coca» Marcos de Echave.

«Pero decime ‘Coca’, porque todos me conocen así», dijo en previo a la charla que luego tendríamos en el aire de radio ACTUALIDAD. Y así fue, luego de la presentación formal del diálogo de una gran maestra en varios sentidos; y ya verán por qué.

La señorita «Coca» encierra todo: maestra, compañera, empática y con conciencia social, sobre todo. Esto ha primado en su trayectoria como docente y persona hasta hoy. Desde sus inicios, en Piedritas y escuelas rurales, lo hizo con empuje y convicción.

Estuvo también en la Estancia La Virginia, en Elordi, donde formó su familia. En principio, radicada en Villegas, en la casa de su hermana mayor, ya casada. A La Virginia iba en sulky, llevando a algunos alumnos, algo que recuerda como buenos momentos.

Luego, nuevamente en Villegas, estuvo en la Escuela N° 3 y en la Escuela N° 17, la que siente como su casa, de la que se siente parte. Reconocida por directivos, docentes, auxiliares, padres, alumnos, la Cooperadora, a la cual sigue frecuentando.

También se instaló en la Estancia Las Piedras como directora y docente, hasta jubilarse de la escuela primaria. Además, tiene muy buenos recuerdos de la Escuela Agropecuaria, adonde cosechó amigos, compañeros y alumnos, que hoy son su familia.

Incluso muchos de sus alumnos fueron invitados por «Coca» a almorzar, merendar; o darles un abrigo, lo que estuviera a su alcance. En síntesis, a pesar de los avatares de la vida, tiene una gran familia.

Recién llegada del campo, después de haber terminado la escuela primaria, se instaló en una pensión para ir al colegio secundario y luego ser docente. Para ella esos años fueron de muchos cambios, aunque fácilmente se adaptó a los vecinos; y aún conserva relación con alguno de ellos.

Ni hablar de pasar de una escuela rural, a una del pueblo. Fue ahí que conoció a quienes fueran sus amigas por más de sesenta años.

Trabajó en Piedritas y allí también tuvo que relacionarse con gente que no conocía. No le costó mucho, pero siempre cuenta que compartía pensión con una compañera y, en esos años, llevaban la comida que les daba la familia. Curiosamente a ella no le gustaban los pescados y esta amiga llevaba latas de sardina y las preparaba con cebollas. Con tal de no ser maleducada las compartía, muy a su pesar.

Para ella fue trascendental su paso por la Escuela 17, en la que desempeñó la mayor parte de su carrera. Ahí vio las necesidades de algunos alumnos. En la medida de lo posible trataba de ayudarlos con la tarea, aconsejarlos, inculcando la importancia de la educación. Siempre ofreciendo un plato de comida, abrigo y, sobre todo, afecto. En esta escuela crearon un titiritero e hicieron los títeres. Estos alumnos hoy la visitan y se acuerdan juntos de sus picardías.

Siempre luchó contra los errores u ‘horrores’, poniendo énfasis en que no se coman las “S”, cosa que sucede en muchos pueblos del interior. En el apoyo escolar recuerda que tenía un pizarrón y a los que más les costaba les ayudaba.

El último destino que tuvo dentro de la educación primaria fue en la Estancia Las Piedras, donde vivió en la casa de la escuela, al lado de todos los puesteros y también del encargado. Ahí fue maestra, madrina de bautismo, de comunión; e invitada a todos los acontecimientos que se festejaban. Otra gran familia.

Luego de jubilarse continuó en la Escuela Agropecuaria, donde se sintió muy contenida y valorada, acompañando sobre todo a los alumnos del internado, ayudando con el estudio y, como siempre, aconsejando. También fue su casa un hogar para recibirlos; y si venía algún familiar por algún motivo, tenían un lugar para estar. Con sus compañeros de trabajo aún sigue en contacto.

Además, hasta la pandemia, leyó y narró cuentos en Jardines de Infantes, orgullosa de que los chicos le dijeran “Seño”.

«Coca» siempre destaca que sus directivos la dejaron hacer lo que más le gusta: ¡Enseñar!

A ACTUALIDAD llegó acompañada por Alma Cervetti y Silvia Henkel, miembros de la Asociación de Educadores Jubilados y Retirados de General Villegas. Con la memoria intacta y el humor que la caracteriza, «Coca» habló de todo e incluso dejó algunos mensajes para no dejarse vencer, a pesar de los dolores que la vida también nos trae a todos.

Agradecida por el agasajo, emocionada, asegura que a lo largo de sus más de 80 años no se privó de nada; y también que la docencia es su vocación, la que por supuesto volvería a elegir si el tiempo retrocediera.

Una charla llena de recuerdos, de anécdotas y de mensajes que no paraban de llegar al celular de la radio. Todos para «Coca», de ex alumnos, de ex compañeros y de quienes no fueron ninguna de las dos cosas, pero a los que esta mujer de pelo blanco les llegó al corazón y emocionó con su historia; y con la que supo construir con otros en su camino.