La Magister Adriana Larramendi, Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación, habló con ACTUALIDAD sobre el anuncio que se hizo desde el gobierno de la Provincia de Buenos Aires respecto a la no repitencia en el nivel Secundario, a partir del ciclo lectivo 2025.
«Detrás de toda medida política hay siempre una intención ideológica, que supongo debe tener que ver con un pensamiento de las autoridades del sistema. Pero más allá de eso, lo que en realidad se necesita es cambiar todo el sistema. Esto es un parche más, en una estructura que ya está perimida hace años», sostuvo la ex docente y directora de Secundario.
«La intención es no mostrar más los índices de repitencia, para que no se conozcan los números de los agujeros que el sistema va dejando. Pero es peor, porque no se reconoce que lo necesario es una reforma estructural, una transformación del sistema. ¿Por qué los chicos repiten?, en todo caso. Será porque se aburren, porque no se cumplen las expectativas que buscan en la escuela secundaria, no se prepara para la Universidad, no alcanza a preparar en un trabajo, no los forma en capacidades cada vez más complejas», agregó.
Para la también docente universitaria; y consultora educativa y orientadora vocacional, «los chicos aprenden intuitivamente a utilizar la tecnología, no porque la escuela se lo dé. Y hoy en día, muchos otros aprendizajes ocurren fuera del establecimiento educativo. La revisión empieza a mostrar que es necesario ver qué tenemos que transformar de la escuela, para que el chico deje de repetir».
Larramendi se refirió al mismo tiempo a que «a veces hay medidas didácticas que son homogeneizadoras; y hay estudiantes que las captan y estudiantes que no. En la escuela tenemos cada vez más chicos neuro divergentes, entonces todos tienen diferentes capacidades de aprender. En un aula con veinte chicos, es muy difícil que un docente, que además no alcanzó a estar capacitado para este tipo de formación, pueda alcanzar al mismo tiempo a las distintas capacidades de alumno. Entonces, los que tienen otra manera de aprender, son los que van quedando en el camino; y son los que después quizás repiten. La pregunta es: ese chico que no repitió y que va a tener que recursar después por materia; y al mismo tiempo estar en el otro curso, ¿va a aprender más y mejor? ¿Cómo hace ese docente para trabajar con ellos? Por eso creo que es necesario revisar toda la estructura y plantear otro tipo de escuela secundaria; y primaria también».
Siempre hubo chicos que aprendieron de maneras distintas , ¿qué es lo que pasa hoy, a diferencia de otros años?
La diferencia se da por múltiples factores. Antes el chico que era diferente quedaba afuera del sistema. Se iba a trabajar, quedaba con un secundario incompleto y quizás de adulto lo terminaba. No estaba bien, obviamente. Esas políticas se han revisado y se han incluido otras estrategias. Pero otras cosas no han cambiado. Los chicos hoy aprenden diferente porque, además, tienen otras experiencias fuera de la escuela. Son chicos deportistas, tecnológicos, mecánicos, prácticos, etc. Entonces, estas nuevas formas de aprender los contenidos, tienen que ser incluidas también en la didáctica. Los docentes tampoco están acostumbrados a trabajar con estas divergencias. Se enseña a todos por igual, el que lo captó, lo captó; y el que no, no. Pero todos quedan adentro del salón. Y el que no lo captó, o se queda durmiendo, o es el que molesta, entonces el docente se enoja, le empieza a bajar la nota y es el que después repite. Entonces, no modifica la situación dejar a ese chico en el colegio. ¿Tiene que estar afuera? No. Tiene que estar adentro pero con cursos más chicos, con estrategias específicas, con trayectos diferentes. Para mí las materias no deberían ser anuales por ejemplo, sino cuatrimestrales. Debería ser un circuito más dinámico, como son los chicos, como es la realidad, con materias más integradas y no tan atomizadas. Tiene que ser un cambio para que el chico le encuentre sentido para ir a la escuela; y para que su título tenga calidad, le sirva para el mundo del trabajo, para ingresar a la facultad, para su formación ciudadana y cívica, le enseñe a pensar. Hoy la información está a su altura, entonces les tenemos que enseñar a trabajar sus competencias, desarrollarlas. Creo que con otro tipo de escuela, van a desaparecer los chicos con posibilidad de repitencia. O sea, cada uno va a cursar el circuito que le resulte más interesante. Los chicos permanecen en la escuela porque es obligatorio, simplemente por eso.
Siempre se habló de evitar la deserción escolar, pero ¿qué sentido tiene que un estudiante esté en la escuela si no aprende?
Es desmotivar al alumno para el aprendizaje, porque se aburre estando ahí. Y siente, además, que se desvaloriza. Se desvaloriza el docente también, porque la escuela tiene una función meramente asistencial y pierde la función pedagógica. Entonces, tenemos un chico para que no esté en la calle, pero ¿qué le estamos dando en el colegio? Una copa de leche. ¿Le estamos enseñando, le estamos enseñando a crecer, a creer en sus capacidades, en sus intereses, su trayectoria? Y el docente termina asistiéndolo en los contenidos básicos. Estas son las contradicciones que tiene el sistema, porque todo el tiempo se menciona la atención a la diversidad, buscar las diferencias de cada chico, qué es lo que necesita; y resulta que después se plantea un sistema absolutamente homogeneizador, se dice que todos los chicos en un año logran los contenidos, que son lineales y que todos pasan por lo mismo hasta que llegan a la facultad. Y no. Hoy en día tienen experiencias en la vida, fuera de la escuela; y muchos ya saben lo que les interesa, entonces estarían más motivados en una escuela que les enseña a aprender lo que les gusta. En los papeles el sistema dice una cosa, pero en la estructura se busca otra.
El planteo de un cambio en la estructura del sistema educativo no es nuevo. ¿Por qué no se logra llevar a la práctica?
Creo que pasa por una cuestión política y gremial. Esto también implica una nueva estructura, con una nueva organización de contenidos y disciplinas, lo que además modifica las cargas horarias para el docente, características de cargos, una readaptación al trabajo que está relativizada por un fuerte estatuto; y gremios que hacen que estos cargos no puedan ser sostenidos, o planteados. Haciendo mucho hincapié en el trabajo del docente y desconociendo el valor de educar, desvalorizando la posición del alumno. Es un gran cambio que implica mover muchas estructuras de poder y por eso cuesta tanto plantearlo en agenda.
¿Es necesario un reinicio desde cero?
No sé si desde cero, porque hay cosas dentro del sistema que deberían seguir estando. La relación docente-alumno debe seguir estando, lo demostró la pandemia; la relación alumno-alumno también. La pandemia demostró lo que hemos sufrido estar aislados, como bajó el rendimiento en los chicos, la interacción, como extrañaron todo eso; y los que creyeron que no les afectó, después esos efectos fueron apareciendo más tarde. Hay muchas cosas del sistema que tienen que seguir estando, la cuestión es cómo darlos, cómo interactuar. El docente ya no es el dueño del saber, es también un aprendiz y la persona que debe seguir pensando cómo hacer que el contenido sea mejor adquirido por el chico, o qué cosas darle para que siga entusiasmado. Y el chico no es sólo aprendiz, también puede enseñar y eso nos han demostrado a los adultos, cómo intuitivamente siguen manejando la tecnología y resuelven, a través de ella, temas de la escuela. Entonces, el docente tiene que trabajar con el alumno para pensar, juntos, estrategias para aprender. También se necesita incorporar mucho más la experiencia en el aula, en materias prácticas y teóricas, porque los chicos que están ahora en las escuelas son visuales, pragmáticos, con inteligencia práctica, porque se los ha dado la tecnología y la vida cotidiana, ya que están en contacto permanente con múltiples estímulos y ha desarrollado capacidades que el docente no le enseñó, ni tampoco los adultos de su familia. Los chicos también tiene mucho para aportar. Por eso, es un cambio importante.
La solución entonces no es no repetir el año.
Hay que preguntarse por qué repiten y, a partir de ahí, hacer el cambio. Hay que pensar que el sistema de salud, el productivo, el económico-financiero, todo depende de la formación que tengamos, de la educación. Para poder mejorar en todos esos sistemas, todo pasa por la educación. Para mí, es fundamental en un país.