A las 9 horas del 14 de junio de 1982, los ingleses solicitaron la rendición argentina. El presidente Galtieri se negaba a aceptar la derrota, pero el general Mario Benjamín Menéndez sí acordó la rendición.
Hacia fines de abril de 1982, el tambaleante gobierno de Margaret Thatcher envió una flota hacia el Atlántico Sur para repeler la presencia argentina en las Malvinas, desde el 2 de ese mes.
El 1 de mayo los británicos atacaron por primera vez desde el aire, cuatro veces en Puerto Argentino, y con helicópteros en Puerto Darwin. Las tropas argentinas impidieron el desembarco.
El hundimiento del buque General Belgrano, el 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión declarada por el Reino Unido, fue el comienzo del desastre argentino. 323 caídos se registraron entre muertos y desaparecidos.
Los argentinos no contaban con fuerzas organizadas. Los soldados, mal alimentados y peor armados, con ropa inadecuada y sólo 18 años en su mayoría. Se acumularon tropas en el archipiélago sin ninguna estrategia.
Los británicos eran superiores en armamentos, entrenamiento y recursos militares de todo tipo.
El 4 de mayo de 1982, nuevamente se sufrieron ataques aéreos ingleses en los puertos Argentino y Darwin. El destructor inglés Sheffield fue hundido por la Aviación Naval Argentina, equipada con misiles Exocet.
El 8 de junio, un intento de desembarco en Fitz Roy y Bahía Agradable fue impedido por la Fuerza Aérea argentina. La fragata Plymouth y los transportes de tropas Sir Galahad y Sir Tristan fueron hundidos.
El 12 de junio, un día después de que el Papa arribara a Argentina bregando por la paz, luego de haber estado en Londres, hubo en las islas intensos combates que permitieron a los ingleses, al mando de Jeremy Moore, avanzar sobre Puerto Argentino.
Los ingleses pidieron la entrega de Argentina el 14 de junio de 1982. Aunque el presidente Galtieri se resistía a aceptar la derrota, el general Mario Benjamín Menéndez llegó a un acuerdo de rendición.