GPS es mucho más que un simple programa de ACTUALIDAD. Reúne sentimientos, emociones y recuerdos, mediante una comunicación a corazón abierto con sus protagonistas. Han pasado muchas historias, pero ninguna es como la anterior.
El protagonista del programa número 72 es Diego Labarta, un villeguense que se encuentra en un país exótico llamado Malta, en Europa. Desde la madrugada maltés, nos atiende el teléfono para convertirse en un capítulo más del programa.
42 años, una vida estable y segura en la paradisíaca y calurosa Malta. De General Villegas a Rosario. De Rosario hacia Malta. Sin escalas. De eso se tratan los relatos de los protagonistas de GPS, el programa que habita en los corazones de los villeguenses.
Primeros pasos
Diego egresó en el Colegio Nacional en el año 2000. Entre algunos compañeros de aquella promoción se encuentran Martín Irastorza, Marcio Oddi, Francisco Fenocchio, entre otros. También compartió clases con Franco Polucci y Pablo Viñolo, quienes, al igual que Diego, optaron por emigrar.
Luego se mudó a Rosario, debido a que su hermano estaba estudiando allí. Estudió y trabajó en dicha ciudad durante más de 20 años. Optó por la carrera de Radiología, pero nunca ejerció porque no le gustó. Hizo un curso de Masoterapia y trabajó por primera vez al dar clases de masajes. Le gustó mucho esta experiencia y ejerció durante cinco años.
Posteriormente montó un spa junto a una socia, pero no le fue bien. Además trabajó en un kiosco. Le interesó la parte deportiva, por lo que realizó cursos de preparación física y personal trainer. «La vida te va llevando por caminos inesperados. Estuve mucho tiempo en Rosario», comentó.
La pandemia, donde nació la ilusión
Diego pensó mucho tiempo durante la época de pandemia, entre los años 2020 y 2021. Se plantearon junto a su pareja la posibilidad de partir y optar por nuevos aires. Los motivos no fueron económicos, sino sociales, debido a la peligrosidad de Rosario. «Me pasaron cosas que no me gustaron. No me sentía cómodo y seguro», explicó.
Antes del Covid-19, mientras estaba en Rosario, Diego había tenido la oportunidad de vacacionar en Europa. «Cuando regresé, me di cuenta que vivimos muy mal en Argentina. Tampoco es el paraíso, pero se vive diferente. Hay un factor clave, que es la seguridad. Es lo que me llevó a emigrar», dijo.
Encontrar el destino al cual partir fue lo más difícil. «Yo pienso que el mundo es de todos, pero siempre está la parte burocrática. Te limita mucho. Como no tengo papeles, los lugares donde puedo trabajar en blanco son pocos», manifestó.
Antes de decidirse por Malta, preguntó condiciones en Portugal y Andorra. Pero quedó en la nada, más allá de que son países que proporcionan permisos laborales y de identidad. La idea de inclinarse por Malta surgió por medio de una ex compañera de trabajo, que compartió fotos desde aquel país y Diego se enamoró del paisaje.
Proceso de adaptación
No fue para nada sencillo tomar la decisión. El miedo persistió hasta el momento de subir al avión, sobre todo por la edad. «Cuando dije que me iba a Malta, muchos no sabían que era un país. La gente no conoce la historia de ese país», expresó.
Y apenas llegado a Malta, Diego se encontró con una situación particular: «Aterrizamos, me bajé del avión y vi todos los autos con tierra encima. Un lugar sucio. Pero luego me enteré que, cuando llueve, corre un viento con polvo que proviene del desierto africano».
Al obtener trabajo tan rápido, la adaptación se hizo sencilla en este primer tramo de su estadía por Malta. Hablando a las claras de una diferencia con América, en Europa cabe la posibilidad de recorrer todo el continente en poco tiempo.
Sacando la parte afectiva de seres queridos y familia, lo que más extraña Diego de Argentina es la espontaneidad: «La socialización no es la misma. Existe, sí. Pero en Argentina surge de manera instantánea. En Malta son muy dependientes del trabajo. Eso te saca tiempo en lo social». En lo gastronómico, echa de menos al dulce de leche y los alfajores. Mientras que mantiene la tradición del mate y el asado.
Nunca le pasó sentirse inmigrante. Tampoco le sucedió que los malteses le hagan sentir el rigor de ser extranjero. Pero sí aseguró que ocurre con frecuencia en estas comunidades. «Pasa. Lo he visto, aunque no me haya tocado vivir esa situación. Nosotros también lo hacemos en Argentina. Es algo cultural», manifestó.
¿Qué es Malta?
«Es una especie de piedra gigante», definió Pablo al país. Está ubicada en el Mar Mediterráneo, casi como un lugar estratégico luego de una historia llena de guerras e invasiones. Se encuentra cerca de África, Asia y Europa, sobre todo de Italia. Lo paradisíaco es brillante, gracias a sus playas e islas.
La zona central del país es tecnológica y última generación, similar a Europa. Mientras que los sitios de las afueras son caracterizados por mucha más pobreza. Los dos contrastes se mantienen en todos los factores del país. «Los malteses son quedados en el tiempo. En tanto que la colonización inglesa permitió una evolución. La economía se basa solamente en turismo», indicó.
Es un sitio muy pequeño de apenas 500 mil habitantes, formada por dos islas grandes llamadas Malta y Comino. El idioma oficial es el maltés, aunque la gran mayoría habla inglés. Hay poca vegetación y mucha humedad. Predomina el calor en verano y las temperaturas cálidas en invierno, con poca lluvia a lo largo del año.
Diego vive en la parte céntrica del país, específicamente en un lugar llamado Sliema. En cuanto al idioma, dijo: «No aprendí nada del maltés, porque es un idioma complicado de hablar y lo utilizan solo los locales. Me defiendo con el inglés. Sufrí mucho los veranos».
Más allá de que predominan los extranjeros, los malteses se caracterizan por ser personas extrañas. Diego los definió: «Son machistas. Tienen un carácter parecido al italiano. Gritan cuando hablan. Pero si vos le mostrás respeto, son respetuosos. La visión que tienen sobre los argentinos está relacionada con el fútbol. Pasa en todos lados. Messi y Maradona son las referencias. Conocen la pasión que tenemos por todo».
Vida laboral
Desde lo laboral tuvo fortuna, debido a que fue llamado por tres casas de ropa. En la misma mañana de lunes debió asistir a las tres entrevistas de trabajo donde fue llamado. La primera fue en ZARA, una tienda de ropas multitudinaria, que fue positiva.
Diego se desempeña allí hasta el día de hoy. Empezó en la parte de atención al cliente, pero actualmente lo hace como encargado de la tienda. «Los latinoamericanos tenemos un espíritu laboral marcado. Pero los argentinos tenemos una cultura donde la chispa se magnifica. No se trata de ser mejores, sino en valorar mucho nuestro empleo», explicó.
Además, Diego es DJ y participa de eventos cada fin de semana. «Me da un plus económico interesante. Vivir en Malta es caro, sobre todo en la parte de los alquileres. Parece una pavada, pero en Europa también se vive la inflación. Pero cuando uno se da cuenta, es nada que ver con Argentina», aseveró.
La historia de la camiseta de Messi
Cuando él se encontraba viviendo en Rosario, trabajando en un edificio, tuvo la oportunidad de conocer a la hermana de Lionel Messi, Sol. Fue personal trainer de ella durante mucho tiempo. Entabló una especie de amistad.
Diego afirmó que es una mujer muy ocupada, por lo que prefirió mantenerse al margen de pedirle cosas referidas a su hermano. Hasta que un día, su tío le comentó que renovarían las instalaciones de Atlético Villegas. Él se puso en contacto con Sol para pedirle al astro rosarino que firme una camiseta de Atlético Villegas, a lo que ella accedió sin dudar.
El villeguense consiguió la firma de la Pulga en los colores de la Academia. La misma brilla en calle Las Heras, donde se ubica La Barra Rooftoop de General Villegas. «Por si alguno tenía dudas de que la había firmado yo, que se queden tranquilos que la firmó Lionel. La firma es de verdad», bromeó.
Planes para el futuro
La idea que se vislumbra en la proximidad es mantenerse en Malta, aunque sin fecha de regreso. Está haciendo la ciudadanía europea, con la intención de mudarse a España en algún momento, ya que su trabajo lo permite. Cabe aclarar que la sede central de ZARA, la tienda en la que se desempeña, está en el país español.
La chance de volver a Argentina siempre está latente, lo cual le encantaría mucho. Aunque procura por un cambio en el país, no desde la parte económica, sino de la seguridad. «Es un país hermoso. Tenemos de todo. Estando afuera uno se da cuenta del país donde vivimos. Pero no es la mejor situación. No volvería ahora. Pero quizás en algunos años».
Tampoco descartó volver a General Villegas en el largo plazo. Sin embargo, prefiere seguir conociendo Europa por el momento. Aunque tiene en mente regresar a su ciudad en algún tramo de su vida, ya sea de visita o de forma definitiva. «Cuando pienso en Villegas me acuerdo patente del olor a pasto, de esa sensación pueblerina tan hermoso. Ir al parque, a tomar un café al centro o sacar a pasear los perros. Es muy lindo», recordó.
Conclusión
Mirando hacia atrás y haciendo un balance del camino recorrido, Diego sostuvo: «Me pasó todo muy rápido. Entonces es difícil analizar. Pero creo que al principio fue un sueño. Irse afuera es más un sueño que un objetivo. Lo cumplí. Me instalé y estoy bien. Tengo salud física y mental. Dar el paso es complejo. Pero nunca me pasó de querer volver. Siempre me preocupé porque las cosas salgan bien. No me arrepiento y estoy feliz de estar acá».
No es fácil dar el primer paso luego de tanto tiempo en un mismo lugar. Tampoco es sencillo animarse a emigrar a una edad donde, se supone, que el tren ya pasó. Eso es cosa de otros. Nada de eso ocurrió en la vida de Diego. Él entendió que la vida le dio una oportunidad. No la desaprovechó y cumplió su objetivo.
Y qué más pedirle a la vida cuando se cumplen las metas. No fue sencillo, es cierto. Pero el premio siempre llega, más temprano que tarde. Para Diego, la recompensa se hizo desear. Y se trata de alcanzar la felicidad. Y esa felicidad no entiende de límites ni lugares. Sea donde sea. El destino lo llevó a Malta. Y quién lo diría.