22 C
General Villegas
lunes, diciembre 9, 2024
spot_img

Sócrates, el Cazador de Historias | Hoy, Lalo Pérez

spot_img

El elegido del Cazador de Historias es artesano, una de las razones de la entrevista. La otra, quizás tan significativa como la primera, es que se trata de alguien que se atrevió a vivir distinto del común de los mortales. Ni peor ni mejor, distinto.

Sócrates: Si un extraterrestre llegara en un plato volador y te preguntara qué sos, ¿qué responderías?

Lalo: Es una pregunta interesante. Diría que soy el resultado de lo que hago y de lo que han hecho de mí. Eso me define concretamente.

Sócrates: ¿Cuál es tu nombre completo?

Lalo: Ahí entramos en un problema. Si alguien me llama por el nombre que está en mi Registro Civil, ni siquiera respondería porque no sabría que me están hablando. De chico no podía pronunciar mi nombre y terminé diciendo Lalo, así que quedó Lalo.

Sócrates: ¿Cómo fue tu relación con tus padres?

Lalo: Fue una mezcla de momentos buenos y difíciles, malos y maravillosos. Agradezco que me hayan dado la posibilidad de vivir. No es algo que cualquier hermano pueda decir.

Sócrates: ¿Qué significó tu abuela para vos?

Lalo: Tuve dos abuelas, pero mi abuela paterna fue como una madre para mí. Por ser hijo de padres separados, estaba muy apegado a ella. Ella me daba todos los gustos y caprichos. Mi abuela materna no tuvo una relación tan cercana conmigo, pero con mi hermana sí, que se la apropió, y está muy bien. Mi abuela paterna fue el ser humano más hermoso que conocí.

Sócrates: ¿Cómo empezaste en el mundo de la artesanía?

Lalo: Siempre fui artesano de alguna manera. Desde chico me gustaba fabricar cosas, como barriletes o redoblantes para la murga. Con el tiempo, decidí que quería vivir de esto.

Sócrates: ¿Tuviste algún mentor que te enseñara?

Lalo: Tuve varios, pero uno en particular, que ya falleció, y me enseñó muchas técnicas. Aprendí mucho sobre trabajar con metales como alpaca y plata. En las ferias siempre aprendes de otros y del tiempo, y tengo buena memoria visual para recordar técnicas.

Sócrates: ¿Qué herramientas son esenciales para tu trabajo diario en artesanía?

Lalo: Las herramientas varían según el rubro en el que esté trabajando. Actualmente, me he alejado un poco del trabajo con metal porque es complicado conseguir los materiales. Pero en general, necesito herramientas y conocimiento para trabajar con ácidos, soldadura de plata, y sierras de calar muy finas. También uso pinzas y otros elementos que he ido inventando para facilitar mi trabajo.

Sócrates: ¿Dónde vendes tus productos artesanales?

Lalo: Últimamente no he salido mucho a vender. La vida del artesano es de mucho trabajo, no es como muchos piensan. Antes iba a todas las ferias que podía. Ahora he estado en algunas en Córdoba, pero no muchas.

Sócrates: ¿Cómo ves el futuro de la artesanía en el mundo moderno?

Lalo: La artesanía siempre perdurará. Es una forma de resistencia al mundo moderno y al capitalismo. No soy anticapitalista, pero creo que la artesanía es como el último bastión de la Revolución Industrial. En Argentina hay más de un millón de artesanos, y la gente siempre valorará algo hecho con manos, amor y pasión.

Sócrates: ¿Cómo te adaptaste durante momentos difíciles, como la pandemia?

Lalo: La pandemia fue devastadora. Se acabaron las ferias y con ellas mi ingreso. Viviendo siempre de mi arte, enfrenté enfermedades y un gran impacto psicológico y anímico. El aislamiento fue duro; necesito el contacto con la gente, y la pandemia me quitó la posibilidad de compartir y encontrarme con otros artesanos.

Sócrates: ¿Qué se valora de una artesanía?

Lalo: Hay muchas opiniones sobre esto, pero personalmente valoro la transformación de la materia. Eso es el núcleo de la artesanía para mí. Además, prefiero las ferias callejeras a las elitistas. Soy un trabajador creativo que expresa a través de su arte lo que no puede decir con palabras. Necesito la artesanía y la feria para ser y crear.

Sócrates: ¿Podrías detallar en porcentajes cuánto tiempo dedicas a la atención al detalle, la calidad de los materiales y la habilidad artesanal en tu trabajo?

Lalo: La calidad de los materiales y la atención al detalle son fundamentales en mi trabajo, aunque dependen del rubro y de la economía. No podría darte un porcentaje exacto, pero te aseguro que la atención al detalle es algo en lo que soy incorruptible. En cuanto a la habilidad artesanal, es el resultado de tiempo y práctica, mucho más que talento. Es un oficio que requiere trabajo y perseverancia.

Sócrates: ¿Qué diferencia hay entre una artesanía y una obra de arte?

Lalo: Una obra de arte tiende a ser única, mientras que la artesanía puede ser semiseriada. La obra de arte tiene un alcance más amplio y puede manifestarse en diversas formas, como libros, cuadros o música.

Sócrates: ¿Conoces a algún artesano famoso aparte de Luis Tiffany o Gucci?

Lalo: Hay muchos artesanos talentosos que no son tan conocidos internacionalmente. En Argentina, por ejemplo, hay orfebres extraordinarios que han trabajado en bastones presidenciales, pero son tan anónimos como yo.

Sócrates: ¿Qué carencias enfrentan los artesanos?

Lalo: Ser artesano no es fácil. Las carencias pueden ser de tiempo, ya que trabajamos toda la semana para vender en ferias los fines de semana. Económicamente, las cosas podrían mejorar si pudiéramos ganar un poco más.

Sócrates: ¿Qué contribución reconocés de las comunidades originarias a la sociedad?

Lalo: Su sabiduría ancestral es invaluable. Me identifico y me siento parte de ellos. A pesar de haber sido dejados de lado, su conexión con la tierra y su cultura son esenciales para mí.

Sócrates: Dada tu experiencia con comunidades originarias, ¿podrías opinar sobre sus carencias?

Lalo: Las carencias de los pueblos originarios son profundas y se remontan a la historia. Prefiero no entrar en detalles históricos ahora, pero puedo decir que hay mucho que mejorar en cuanto a su reconocimiento y apoyo.

Sócrates: ¿Cuál es tu visión sobre la relación de los pueblos originarios con la tierra?

Lalo: No somos dueños de la tierra; somos parte de ella, como un árbol o un animal. Sin la tierra, no podemos existir. Lo peor que nos pasó fue que nos la quitaron.

Sócrates: Imagináque te eligen Presidente de la Nación. ¿Cuáles serían tus primeras cinco leyes?

Lalo: Sería divertido. Aseguraría que todos tengan trabajo, comida, salud, educación y derecho a la felicidad inmediata, no en cinco años. Como presidente, haría todo lo posible para que el pueblo sea feliz.

Sócrates: ¿Qué es lo que más te duele de nuestra sociedad?

Lalo: Me duele la injusticia social, el clasismo en ciertos sectores sociales, y ver que algunos tienen tanto mientras otros no tienen nada. Necesitamos ser más humanos.

Sócrates: ¿Qué te aburre?

Lalo: La solemnidad y lo académico me aburren. Si algo no me interesa, prefiero ser fiel a mí mismo y retirarme, como cuando me aburrí en una película y decidí irme.

Sócrates: ¿Crees que la verdad genera resentimiento?

Lalo: La verdad debe ser dicha con convicción, aunque pueda generar resentimiento en otros. No creo en verdades absolutas, cada uno tiene su verdad.

Sócrates: Para vos, ¿qué significa “todos los caminos conducen a Roma”?

Lalo: Para mí, Roma es la búsqueda y el encuentro con la felicidad, con los dioses, la constante búsqueda de trascender. Respeto mucho a quienes buscan trascender.

Sócrates: A tus 61 años, ¿qué sentís que le debés a la vida?

Lalo: La vida me ha prestado estos años y siempre tengo alguna deuda pendiente. Aunque estoy bastante satisfecho, no me creo superior a nadie.

Sócrates: ¿Por qué aceptaste esta entrevista?

Lalo: Porque valoro la pregunta y el cuestionamiento. Las respuestas pueden inventarse, pero las preguntas son lo que perduran.

spot_img