La jornada será este sábado, de 10 a 11:30 horas. Está destinada a profesionales de la salud, docentes y padres.
El encuentro se realizará en el edificio de la Sociedad Rural, en la calle Alberti al 526, en el espacio en el que funciona Casapuente. La actividad está destinada a profesionales, padres, docentes, equipos de orientación y la comunidad en general.
El costo para quienes deseen asistir es de 12 mil pesos. Pero si son tres o más integrantes que van en grupo, se hace una promoción de 10 mil pesos para cada uno de los que lo integren. Para confirmar asistencia, pueden comunicarse al celular 3388 – 413081, o en el Instagram de Casapuente. Ya hay inscriptos de General Villegas y localidades vecinas.
Lourdes Villanueva, Licenciada en Psicopedagogía, sostuvo que «es un tema sobre el que está bueno escuchar. Tener los parámetros es vital. Realmente nos sorprendió la necesidad e interés de la comunidad. Se trata de una dificultad específica que no debe preocupar, pero sí nos debe ocupar».
Además, agregó que la dislexia se resume como «un trastorno específico del aprendizaje y la lectura, que tiene una base neurobiológica. Es una condición que se presenta desde nuestro nacimiento. Consiste en la dificultad en la lectura debido a inconvenientes para identificar los sonidos del habla y aprender a relacionarlos con las letras y las palabras».
Es una consecuencia de diferencias individuales en las áreas del cerebro que procesan el lenguaje y entonces quien la tiene toma rutas alternativas, realiza otro procesamiento para llegar a un mismo resultado. «Ese mecanismo hace que la lectura no sea eficiente. Pero si detectamos esa condición de manera temprana, podemos hacer que su lectura sea más fluida», agregó Villanueva.
Contar con información en este sentido hace que las dificultades se detecten en la escuela, por ejemplo, donde los chicos desarrollan sus primeras habilidades, entre ellas la lectura. «La edad de oro es hasta los 8 años, porque hay posibilidad de activar ese área del cerebro», sostuvo.
Algunos de los síntomas a los que hay que prestar atención son: lectura pausada e imprecisa, donde se omiten letras y se requiere de un esfuerzo doble para leer. «Esto no se cura. Pero se trabaja para llevar la condición durante toda la vida. La lectura no se automatiza como en los niños que no sufren la dislexia», manifestó la Licenciada.
Es posible detectarla escuchando leer al niño, ya que mostrará una lectura difícil de entender. «Ese inicio de la adaptación a la lectura es compleja para ellos. En casa se detecta viendo que los chicos no avanzan», indicó Villanueva.
La profesional insistió en que «no es una enfermedad, sino una condición neurobiológica»; y aclaró que no está relacionada a la inteligencia de la persona. «Ellos notan que sus compañeros avanzan más rápido y con menos esfuerzo. Pero son ellos los que están expuestos a un desafío y entonces aparece la frustración».
Por ello se intenta alcanzar distintas alternativas a la lectura y la escritura. Y, en este marco, el avance de la tecnología fue fundamental. «La dislexia no se puede revertir, pero se compensa. Entonces, necesitamos profesionales que trabajen estas habilidades», expresó.
En tanto Victoria Elizalde, psicomotricista, se refirió a la creación del espacio al que denominó Casapuente, donde se realizará la charla. «Allí desarrollo la mayoría de mis actividades profesionales y una de las misiones tiene que ver con la formación. Tiendo a trabajar como puente a otros programas y profesionales, como Super Aprendices«.
«Mi hija tiene dislexia. Faltan herramientas sobre este tema -continuó-. Lo solemos pensar más desde el lugar de las prácticas y saber cómo acompañar a los niños en su vida. Hay que poner mucho amor y paciencia. La clave fue entender lo que sucedía y su psicopedagoga nos ayudó mucho. Ellos están en desventaja y empieza a influir en su autoestima».
Por último, Villanueva destacó que la dislexia no influye para nada en el desarrollo de ese niño y su futuro profesional. «Suelen elegir carreras relacionadas con lo holístico, arquitectura, diseño, arte, hay músicos y actores con esa condición, personas reconocidas y referentes que la sufren. En Estados Unidos, más del 50% de los empresarios la tienen».
