GPS es mucho más que un simple programa de ACTUALIDAD. Reúne sentimientos, emociones y recuerdos, mediante una comunicación a corazón abierto con sus protagonistas.
Porque pueden pasar meses, años o décadas fuera de sus tierras. Pero todos tienen un mismo punto de origen, el del noroeste de la provincia de Buenos Aires. Fue allí donde comenzó a gestarse cada historia de los más de ochenta protagonistas de esta aventura.
En esta oportunidad, vamos a trasladarnos al paradisíaco Wilmington, entre Miami y Nueva York. Allí nos recibe una joven villeguense, llamada Frida Panadeiro, de apenas 28 años. GPS sobrevuela el continente y se traslada al mítico país norteamericano. Cada aventura es un mundo diferente y nos emociona como la última.
Primeros pasos
La villeguense egresó en el Colegio Nacional, en 2013. Un año más tarde comenzó sus estudios universitarios en Córdoba, donde vivía con sus hermanas mayores. Allí estudió educación física, aunque no terminó la carrera y regresó a General Villegas por decisión personal. Y aquí estuvo durante un año y medio.
Nuevamente en General Villegas, inició la carrera de educación inicial en el nivel terciario, en 2016. Pudo completarla y recibirse a solo una semana de que comience la pandemia de Covid-19 que mantuvo en vilo a todo el mundo. Una vez que todo volvió a la normalidad, comenzó a dar clases en el jardín del Instituto María Inmaculada, donde trabajó durante algunos meses.
La propaganda que modificó su vida
Mientras trabajaba como maestra jardinera en General Villegas, encontró una publicidad que titulaba «viví y viaja durante un año en Estados Unidos, cuidando niños». Al leer el artículo, la mente de Frida se abrió completamente.
«Era una combinación de vivir, viajar y trabajar con niños. Todo me encantaba. Así que me puse en tema y empecé los trámites. Uno puede elegir el lugar, pero había que tener una buena relación con las familias estadounidenses con las que se hacían videollamadas previas. Nunca lo dudé. Estudié inglés», explicó.
«No estaba en mis planes, ni conocía a alguien que lo haya hecho. Lo leí y no sé qué pasó. Quería arrancar una nueva vida y así fue», expresó la joven. Mencionó que nunca se había ido de Argentina, ni siquiera de vacaciones. Además, contó que esta decisión sorprendió a todos sus familiares y seres queridos. En febrero de 2021 tuvo la primera entrevista, hasta que en octubre de ese año viajó por primera vez.
Cuando buscó Wilmington en internet, la ciudad en la que vivía la familia que contactó, quedó fascinada. La gran motivación para vivir allí fueron las playas. «Es una ciudad linda y tranquila. El agua es linda, para nada fría. Llegué y la familia me recibió con los brazos abiertos. Es mi familia de corazón. Hicieron que me adapte fácilmente. Decidí quedarme acá, estando la posibilidad de cambiar de familia y ciudad. Hice los dos años completos con ellos», agregó.
Experiencia fallida y regreso a Norteamérica
Luego de completar los dos años con la primera familia, pasó el verano 2024 en Argentina. Su idea fue desempeñarse de la misma manera en Francia, donde viajó en febrero de este año. Pero la experiencia fue totalmente fallida y distinta. «Era algo que podía pasar. Yo no quería seguir ahí. La familia lo entendió», dijo. Solo estuvo un mes y medio.
La gran diferencia entre Estados Unidos y Francia era el idioma, «lo que más me costó de la adaptación que nunca llegó». Pese a estudiar la parte básica, Frida viajó al país europeo sin mucho conocimiento profundo del francés. La comunicación, el gran déficit de su travesía francesa.
En cuanto a la familia, había diferencias grandes en la crianza entre lo que vivió y a lo que estaba acostumbrada. Desde lo gastronómico no sufrió demasiado. De hecho, quedó muy conforme y contenta. Por ello, luego de este paso en falso, retornó a Estados Unidos y encontró otra familia, pese a buscar oportunidades en Europa.
En el medio conoció a su actual pareja, Sean Armstrong: «Lo ubiqué en una aplicación de citas, que se usa mucho. Lo conocí este año y me voy a casar. Eso es algo muy americano. Estaba buscando volver a instalarme en Estados Unidos, después de haber estado en Francia. Cuando cambié la característica, perdí el contacto de Sean en la App. No tenía nada de él. Pero recuperé mi cuenta y organizamos la primera cita. Fuimos a un restaurante y pegamos una linda conexión desde el principio. Estoy viviendo un sueño». Aún no hay fecha de casamiento, aunque imaginan que la fiesta sería recién en 2026.
En este sentido, reveló que le está enseñando el idioma español a su pareja. Además, explicó que trata de inculcarle la pasión por el fútbol, tanto que han vivido partidos juntos y aprenden canciones de cancha. El fanatismo por Messi y la Selección Argentina llevó a que Frida adquiera su entrada para la Final de la Copa América 2024, jugada en Miami, aún sin saber que el combinado albiceleste iba a llegar y ganarla. «El ingreso al estadio estuvo complicado. Estuve atascada y la pasé muy mal. No se podía respirar», contó.
Proceso de adaptación
La joven aclaró que nunca se arrepintió de la decisión tomada ni dudó en regresar a Argentina. «He llorado y extrañado mucho. Trato de estar en contacto por medio de las redes sociales, para sentirme cerca. No es lo mismo, pero es una manera de acercarme. Pero son solo días de altibajos, no al punto de querer regresar. Mis amigas en Estados Unidos, así como las familias con la que he estado, han hecho mucho por mí. Al Voley sigo jugando de forma recreativa», reconoció.
Sacando los afectos familiares por cuestiones lógicas, Frida dijo que lo que más extraña de la cultura argentina es la comida ya que, desde lo personal, le cuesta encontrar los ingredientes justos para cocinar en Estados Unidos. Además, contó que aún le cuesta acostumbrarse a la organización que llevan a cabo los norteamericanos a la hora de reunirse, todo lo contrario a la espontaneidad de los argentinos.
«Desde un primer momento, me encariñé mucho con la familia que elegí. Son tres niñas y verlas crecer fue hermoso. Eso me encantó. Ya en la primera semana me sentía como en casa. Siempre me apoyaron, desde clases de inglés y viajes», comentó Frida.
Casi sin dudarlo, Frida mencionó que los cambios más grandes para su rutina, que diferencian a Argentina y Estados Unidos, fueron el idioma y el horario de la cena. Todo ello la sorprendió desde un primer momento. Pero aseguró que con el paso del tiempo se acostumbró, cenando alrededor de las 18 horas y acostándose a las 22.
Con respecto a la cuestión social del país norteamericano, confesó que nunca sintió el rigor de ser visitante en sus tierras ni le hicieron pasar un mal momento desde el trato. Desde la parte gastronómica, manifestó que abundan las comidas rápidas y el delivery, algo que asimiló y a lo que se acostumbró rápidamente.
El horario de trabajo de la villeguense es de lunes a viernes, de 9 a 17 horas. Los fines de semana, por su parte, no se oficia. «Si alguna familia te necesita más tiempo, paga un extra. Pero estamos mucho tiempo. En el programa tenemos que hacer créditos. Yo hice un curso de ambiente en Florida. Más que eso, el trabajo no me deja», afirmó.
Planes para el futuro
El objetivo más inmediato es casarse con Sean. Será en los próximos meses, aunque únicamente la parte civil por el momento. La gran celebración sería dentro de dos años, coincidiendo con la Copa del Mundo que se llevará a cabo en Estados Unidos. «Sería un combo perfecto», dijo la joven al respecto.
Por cuestiones de la visa, Frida no puede regresar a Argentina, algo que espera llevar a cabo recién a fines del próximo año. «Todo depende de cuánto tarde el tema burocrático y de papeles, que puede llevar pocos meses. Quiero seguir viajando, pero con una familia e hijos. Anhelo echar raíces en Estados Unidos», detalló. La idea es permanecer en suelo norteamericano, aunque no descartan analizar las opciones en caso de aparecer.
La villeguense hizo un pequeño balance del camino recorrido: «Al momento de poner las cosas en la balanza, se ganan y pierden cosas. Pero vale la pena, por más que se extrañe mucho. Es la decisión que tomé. Así que eso me motiva a seguir. He crecido mucho desde lo personal. No soy otra Frida, pero fui cambiando de forma positiva. No cambiaría nada de lo recorrido. Todo suma, porque es parte del aprendizaje y del proceso de la vida».
Conclusión
En un mundo donde la planificación meticulosa a menudo se considera la clave del éxito, la historia de Frida desafía esa noción y nos recuerda la importancia de seguir el instinto. Desde pequeña, soñó con una meta que parecía lejana en su ciudad. Sin embargo, la pasión y determinación fueron más poderosas que cualquier estrategia organizada.
Cuando se presentó la oportunidad, no dudó. Sin un plan concreto, se lanzó a la aventura, impulsada por la valentía y el deseo de superarse. A pesar de las dudas y los temores, su coraje la llevó a enfrentar la posibilidad con suma autenticidad.
Frida demostró que, a veces, la vida ofrece oportunidades inesperadas y que lo esencial es estar preparado para aprovecharlas. Su historia es un poderoso recordatorio de que no siempre es necesario tener todo planeado; a veces, basta con tener el valor de arriesgarse.
Así, inspira a otros a perseguir sus sueños, sin miedo a lo desconocido. En un mundo lleno de incertidumbre, su ejemplo resuena: a veces, la vida nos sorprende y, con un poco de audacia, el tren de nuestras aspiraciones puede llevarnos a destinos inimaginables.