La obra dirigida por Gastón Courreges y el coreógrafo Luciano Garbuio se presentó durante tres días en el Teatro Español, con muy buenas repercusiones.
La Guerra al Malón la pudieron ver el viernes en el Teatro Español los alumnos de nivel primario; y el sábado y domingo el público en general, debiendo agregarse en los últimos días la función del 1° de diciembre, dado la demanda de entradas no sólo de vecinos de nuestra ciudad, sino de los pueblos del Partido y la región.
La sala se vio colmada de público, aplaudiendo en el final de pie a los artistas locales; y con muy buenas repercusiones en el después. Con la presencia, el sábado, del intendente Gilberto Alegre y la secretaria de Educación y Cultura, Valeria Iglesias, entre otros funcionarios del Departamento Ejecutivo.
«Soy feliz porque cumplo mi sueño acá», dijo el coreógrafo Luciano Garbuio al final de la presentación, agradeciendo la propuesta del municipio en este sentido. Y también «a cada uno de los artistas que tiene Villegas y todo el Partido».
«Muchísimas gracias a cada uno de los que ha venido. Hemos podido disfrutar de esta obra y de un Teatro lleno. Gracias por la oportunidad de hacer y bendecirnos en este día», agregó.
El piedritense Gastón Courreges, que compartió la dirección de la obra con Garbuio, también expresó su agradecimiento y la oportunidad que le dieron el intendente y la secretaria de Educación y Cultura; y cerró Gilberto Alegre, quien ante el público presente hizo una breve reseña histórica sobre la campaña del desierto, representada a través de la actuación y la danza en el Teatro Español.
El creador del Ballet Malambo Argentino, que actualmente dirige la Escuela de Folklore y Tango Municipal, agradeció «al hacedor de la criatura, Luciano Garbuio, con quien hace años trabajamos juntos».
Por su parte, el intendente coincidió en que «hay que agradecer primero a toda la gente que se animó a este desafío, tanto a los jóvenes como a los profesionales. A Luciano (Garbuio) que vino a Villegas para llevar adelante este proyecto y a Gastón (Courreges), que tomó la posta de una idea que comenzó con el Museo de Bellas Artes y las obras de (Carlos) Alonso».
«Hemos llegado a este momento, que esperamos no sea la culminación sino el principio de otra etapa», expresó Alegre, quien agregó que «esta obra es una síntesis fantástica de nuestra historia, que es apasionante».
«Nos apasiona esto que hemos logrado con Gastón y con Luciano, que es representar lo que significó la ocupación de todas estas tierras. Se trata de recuperar nuestra memoria. Esperemos que sea una forma de ayudarnos a pensar en nuestro futuro», agregó.

Expectativas superadas
La puesta en escena de La Guerra al Malón superó todas las expectativas. El fusiona danza, teatro y música para recrear la narrativa de resistencia y lucha presente en la obra del Comandante Prado y las memorias visuales de Carlos Alonso, cuyo legado es patrimonio del Museo de Bellas Artes de General Villegas.
La intervención ocupó varios espacios escénicos, tuvo inicio y cierre sobre la calle del Teatro, y sumió a todos los espectadores en un verdadero malón, inmerso en una línea de tiempo marcada por hechos y personajes que sellaron la historia y la cultura argentina.
Personajes de época, la sociedad colonial y la identidad criolla, el indio y la línea de frontera, todo fue recreado mediante una coreografía exquisita, una puesta y técnica escénica de lujo, con el recurso de la danza y las voces, dirigidos como los hilos conductores de un guión que atravesó todas las emociones.

En detalle
El viernes 29 la vieron 600 alumnos de las escuelas primarias N°46, N°2, N°3, N°17, CEC e Instituto María Inmaculada.
La producción, que rinde homenaje a los 60 años de la obra del artista Carlos Alonso, se llevó a cabo el sábado a las 21 horas, en un montaje que contó con la participación de jóvenes artistas locales, quienes dieron vida a un «malón» que se desarrolló en la calle, el hall de entrada, la sala y el escenario, donde destacó, además de la música, la coreografía, el diseño de vestuario y la calidad de los artistas, una pantalla donde las escenas y el sonido, estuvieron totalmente digitalizadas mediante inteligencia artificial, creando una experiencia inmersiva para los espectadores.
La puesta en escena entrelaza ritmos ancestrales con movimientos contemporáneos, en una metáfora en la que resonó el espíritu de rebeldía, el llamado a la unidad y el significado de la libertad en un territorio de sombras y resistencia. Con un cierre mediante una apuesta por la paz, a través del clásico «Solo le pido a Dios» de León Gieco.
El domingo, una nueva función se dio a pedido del público a las 20 horas y, nuevamente, las localidades se agotaron. El impacto de La Guerra al Malón abre la puerta a posibles futuras funciones, consolidando este proyecto como un puente entre el arte, la historia y la comunidad, con sello local y trascendencia nacional.