El futbol se juega con las piernas, pero se siente con el corazón. Nadie está exento a las emociones. De eso se trata. Y las cábalas forman parte de este deporte, tanto en hinchas como en jugadores.
Las cábalas en el fútbol son prácticas, rituales o creencias que los jugadores, hinchas o equipos adoptan con la esperanza de influir en el resultado de un partido. Estas pueden incluir desde la elección de una remera específica, la realización de ciertos hábitos antes de los juegos, hasta la utilización de amuletos de la suerte.
El trasfondo de las cábalas se encuentra en la naturaleza emocional y psicológica del deporte. El fútbol, como cualquier otro deporte, implica una dosis considerable de incertidumbre y presión, y las cábalas pueden proporcionar a jugadores e hinchas una sensación de control o seguridad. Estas prácticas a menudo se transmiten de generación en generación, convirtiéndose en parte de la cultura de un equipo o una hinchada.
Además, las cábalas pueden estar asociadas a momentos históricos significativos, donde un determinado ritual se vincula a una victoria memorable, creando un sentido de tradición. Sin embargo, aunque muchos lo ven como una forma de superstición, otros lo consideran una manera de fortalecer la cohesión del grupo y fomentar un ambiente positivo y motivador.
Las cábalas en el fútbol son más que simples supersticiones; son manifestaciones de la pasión y la cultura que rodean al deporte, reflejando la necesidad de los seres humanos de buscar significados y certezas en un ámbito tan impredecible como es el fútbol.
El Choco y el detrás de escena de la final
Claudio «Choco» Farías, el volante de Santa Rita, fue figura y convirtió dos goles en la victoria de su equipo ante Atlético Villegas, en la gran final del año. Demostró el talento y la vigencia a su edad, para levantar de esta manera un nuevo título con la camiseta del Lobo. Uno más y van. ¿Y hasta cuándo será?
Pero ACTUALIDAD fue más allá de su rendimiento futbolístico y encontró una perlita especial de la consagración. «El Choco es muy cabulero. Cada vez que venían sus padres, él metía más de un gol. Uno sabe que es así», dijeron con respecto a las creencias del ex Santamarina de Tandil.
En este sentido, Farías no dudó ni un minuto y llamó a su hermano para que los padres estén presentes: «Tráemelo sí o sí. En esta final los necesitamos. Tienen que estar en la cancha», fueron las palabras del nacido en Los Toldos, provincia de Buenos Aires.
Una nueva demostración de que el fútbol no se resume solo en noventa minutos y hay mucho más detrás. Tantas historias, anécdotas y detalles que quedan en la retina de los hinchas, pero también de los jugadores. Así es este deporte tan impredecible e infinito. Que vivan las cábalas. Que viva el fútbol chacarero.