Santiago Mocorrea, presidente de la Sociedad Rural de General Villegas, analizó el impacto de la reducción temporal de retenciones a la soja, trigo, maíz y girasol, medida vigente hasta el 30 de junio, mientras alertó sobre los efectos de la sequía y las distorsiones en los precios de insumos.
El gobierno nacional anunció la baja de derechos de exportación como parte de una promesa de campaña. Mocorrea calificó la decisión como “una señal positiva”, aunque advirtió que la falta de previsibilidad complica la planificación.
“Las medidas temporales dificultan proyectar el presupuesto. No sabemos qué pasará después de junio”, señaló. Desde 2002, el sector agropecuario aportó “más de 200 mil millones de dólares en retenciones”, según recordó.
Aunque valoró el gesto, el dirigente cuestionó la incertidumbre: “Sería mejor un camino gradual de reducciones, no parches”. Criticó especulaciones sobre mantener las retenciones cerca de elecciones: “Definitivamente no sería una buena señal. Necesitamos certezas, no futurología”.
Sobre la obligación de liquidar divisas, Mocorrea aclaró que “la letra chica aún se analiza”. Explicó que la medida parece enfocarse en exportadores, no en productores: “El 95% de declaración afecta más a empresas, pero debemos estudiar el boletín oficial”.
Sequía: pérdidas y alerta por una campaña en riesgo
La región enfrenta un déficit hídrico crítico. “En Villegas, zonas como Ameghino, Trenque Lauquen y Pehuajó tienen cultivos con estrés severo”, detalló. Confirmó pérdidas en lotes de maíz: “Algunos se picaron solo por tallos y hojas; otros aún resisten”. Las lluvias recientes, aunque dispares, “dan un respiro, pero no solucionan el problema”.
Mocorrea destacó que la situación varía por lote: “Hay áreas perdidas y otras con potencial, pero debemos cuantificar el daño”. Advirtió que los precios internacionales bajos agravan el escenario: “La urea subió 30% en dólares en un año, mientras el maíz cayó 33%. Los números no cierran”.
Distorsión en insumos
Comparó costos con países vecinos: “El fosfato monomónico cuesta 950 dólares aquí, contra 700 en Brasil. La urea vale 650 dólares localmente, frente a 480 en Uruguay”. Esta brecha, según él, “exige reacción estatal: no hay razón para pagar más que en Latinoamérica”.
El líder rural insistió en que la baja de retenciones debe ser “el inicio de un camino, no un parche”. Reclamó políticas que fomenten inversiones: “El sector merece transformar esos impuestos en empleo y desarrollo local”.
Mocorrea cerró con un llamado a monitorear la campaña: “Estamos alertas. Sin previsibilidad y con sequía, el margen se reduce”. La combinación de factores, concluyó, “exige respuestas integrales, no medidas aisladas”.