Por más que pasen los años y la geografía lo ubique en otro sitio, Juan Manuel Geada nunca dejó de ser de Bunge. A pesar de residir y trabajar en Lincoln desde hace décadas, su identidad sigue firmemente arraigada a su pueblo natal.
«En realidad, siempre digo que vivo hace más de 20 años en otro lado y parece que estuviera en Bunge. Mi corazón se quedó allá», confesó en diálogo con Actualidad.
Su historia es la de tantos que dejaron su tierra por razones laborales o deportivas, pero que nunca perdieron el sentido de pertenencia. Juan Manuel se fue de Bunge a los 15 años para jugar al fútbol en Buenos Aires. «Hice inferiores en Lanús, tres años. Después fui a All Boys y debuté en primera cuando estaban en el Nacional B». Su carrera lo llevó incluso a Italia, pero siempre con Bunge en la memoria. «Allá por 2004 me fui al sur de Italia, a jugar en una liga regional. Pero siempre volvía, de una u otra forma».
Hoy, junto a su hermano Federico, mantiene vivo ese vínculo con su lugar de origen de una manera particular: a través de la gastronomía. Abrieron en Lincoln una pizzería y casa de empanadas a la que, sin dudarlo, llamaron «Bunge». «Nos miramos y dijimos: ‘Le ponemos Bunge’. Fue medio como una conexión que salió en el momento. Nos pareció una linda forma de no olvidarnos nunca del pueblo».
El negocio tuvo una rápida aceptación y los vecinos no tardaron en asociarlo con su origen. «Mucha gente me escribió preguntando si era nuestro el negocio, ya lo daban por hecho». Para Geada, el nombre es más que un homenaje, es un testimonio de su identidad. «Ya viví más años en Lincoln que en Bunge, pero siempre aclaro: ‘Miren que soy de Bunge’. No me olvido nunca de eso».
Esa misma raíz la comparte con su familia. «Nos pasa a todos. Mi viejo, mi vieja, mi hermano, siempre nos queremos dar una vuelta. Cuando la nostalgia nos toca la alarma, tenemos que ir para allá».
Juan Manuel no descarta la posibilidad de volver a vivir en su pueblo. «Siempre lo digo a modo de deseo y de chiste: cuando se empiece a apagar la llama, cuando ya sea viejito, termino donde arranqué». Mientras tanto, mantiene viva su esencia a través de su emprendimiento y el recuerdo permanente de su querido Bunge.