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jueves, mayo 15, 2025
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Marta Formica: “Estamos conectados, pero profundamente desconectados”

Marta Formica visitó los estudios de ACTUALIDAD y dejó una profunda reflexión sobre el estado emocional de la sociedad actual, los adolescentes y el rol de los adultos.

Con años de trayectoria en la función pública y un reconocido compromiso con la salud emocional de la comunidad, la psicóloga Marta Formica visitó la radio, esta vez desde un nuevo lugar: ya jubilada en su profesión, pero activa como “coach emocional”, así lo definió ella misma, acompañando a personas que transitan emociones difíciles en un contexto social cada vez más complejo.

“Me jubilé como psicóloga, pero no dejé de acompañar”, afirmó, con la sencillez que la caracteriza. “Vivimos en un mundo donde todo pasa tan rápido que ya no nos damos tiempo para procesar lo que sentimos. Hay que volver a permitirnos estar tristes, angustiados, enojados… porque si no le damos lugar a esas emociones, después el malestar aparece igual, pero por otro lado”, reflexionó.

Emociones postergadas

Marta abordó la necesidad de frenar, de escuchar lo que nos pasa, y de dejar de mirar hacia afuera como escape. “La gente dice ‘están todos locos’, pero no se incluye. Y en realidad, lo que pasa es que estamos todos alterados, sin tiempo para detenernos. No está mal sentir lo que sentimos. El problema es que no nos permitimos vivirlo”, señaló.

Al hablar de la aceleración de la vida moderna, fue contundente: “Nuestros abuelos también vivieron crisis, sequías, pobreza. Pero no había esta inmediatez constante que te impone el mundo de hoy. En un minuto te enterás de todo, ves a alguien que está ‘pum para arriba’ en una foto, y vos estás mal y eso te genera angustia. No se puede vivir así, corriendo atrás de una felicidad impuesta”.

Valoró herramientas como el yoga, la meditación, la respiración consciente, y se mostró crítica respecto a una sobreoferta de “pseudo-profesionales” que se cuelgan de la moda del bienestar: “Una parte de esto puede ser moda, claro. Pero conectarse con uno mismo no es una moda, es algo ancestral. Y es urgente que lo recuperemos, porque estamos viviendo mal”.

La gran deuda: los adolescentes

La entrevista, que comenzó como una charla íntima, fue virando hacia un tema que preocupa a todos: la adolescencia. Marta fue directa: “¿Qué les pasa a los adolescentes? Casi todo lo que les pasa tiene que ver con nosotros, los adultos. No los estamos viendo. No los escuchamos”.

Inspirada por el impacto que provocó la serie británica «Adolescencia», Marta puso el foco en la invisibilización: “Los chicos están callados, en su cuarto, conectados con una pantalla… y creemos que están bien. Pero no sabemos con quién están conectados, qué están sintiendo, qué necesitan. No es estar presentes solo porque están en casa”.

Recordó que esto ya lo decía hace más de veinte años, cuando trabajaba en el CPA abordando el tema de las adicciones. “Hoy seguimos sin verlos. Y lo más peligroso es que al no sentirse vistos, los adolescentes dejan de hablar. Porque cuando hablan, son juzgados, criticados, desestimados”.

“Ver” al otro

Marta Formica propuso un ejercicio sencillo pero poderoso: levantar un dedo cada vez que uno esté por juzgar o criticar, ya sea al otro o a uno mismo. “Te vas a encontrar con el dedo levantado todo el día. Nos cuesta no juzgar. Y cuando los chicos se sienten juzgados, prefieren callar”.

También habló del uso de las pantallas como estrategia para no lidiar con lo que los chicos nos muestran: “Ves a un nene haciendo algo que no debe, y en lugar de intervenir, le das una pantalla. Y así en casa, en la calle, en todos lados. Porque el adulto necesita seguir conectado con su propia pantalla. Estamos conectados, pero profundamente desconectados”.

Volver a lo esencial

Para Marta, es urgente volver a lo básico: la mirada, la escucha, la conversación. “No se trata de que los adolescentes se esfuercen por ser escuchados. Nosotros somos los adultos. Somos nosotros los que tenemos que encontrar la manera de llegar. Aunque no entendamos del todo lo que dicen, aunque no compartamos cómo se visten o cómo se expresan. Hay que estar”.

Dejó una frase potente, como tantas a lo largo de la charla: “Pensar en uno no es egoísmo. Es cuidarse. Y si yo no empiezo por respetarme, por quererme, nadie más lo va a hacer”.

Una charla que cala hondo

La entrevista con Marta fue una invitación a frenar, mirar alrededor, mirar hacia adentro. Y también una advertencia: si no tomamos conciencia de lo que estamos viviendo, las consecuencias seguirán escalando.

“Estamos en una época donde todo parece peor. Pero creo que simplemente no nos dimos el tiempo. O no le dimos la importancia. Y mientras tanto, las pantallas nos están comiendo la mirada y la palabra. Y eso es lo que más necesitamos para conectarnos con el otro”, concluyó.

Quizás sea momento de dejar el teléfono a un lado, sentarse con los hijos, los nietos, los amigos, y simplemente preguntar: ¿Cómo estás? Y quedarse a escuchar la respuesta.