Tras cinco años de trabajo como coordinador deportivo en Atlético Villegas, Omar Coria cierra su ciclo con palabras de gratitud, reflexión y un claro mensaje sobre el compromiso social que requieren los clubes en tiempos difíciles.
Omar Coria llegó a General Villegas en 2019. Apenas pisó la ciudad, ya estaba brindando su primera entrevista radial, y cinco años después vuelve al mismo micrófono, pero esta vez para despedirse de su etapa en Atlético Villegas. «El 30 de abril dejo de pertenecer al club y la verdad es que me voy contento porque he conocido muchísima gente, y eso es lo lindo que me da el deporte», señaló Coria con emoción.
Durante su paso por la institución académica, Coria estuvo a cargo de la coordinación de todas las disciplinas del club. Con una vasta trayectoria que incluye un pasado como jugador profesional —pasó por Ferro, Sarmiento, El Linqueño y Rivadavia—, y roles como formador y coordinador en Lincoln, Junín y otras localidades, Omar supo imprimir su impronta basada en la pasión, la dedicación y el trabajo colectivo.
«Yo al deporte le debo todo. Me fui de Los Toldos a los 16 años, llegué a jugar en el profesionalismo. Pero también tuve que trabajar en una mueblería mientras entrenaba porque mis padres no podían mantenerme. Eso te hace fuerte. Tenés que tener muy claro tu objetivo», recordó sobre sus comienzos.
De la pandemia al crecimiento
Su arribo a Villegas coincidió con tiempos complejos: «Trabajábamos en las vías del ferrocarril porque era al aire libre. No se podía estar en el club, pero no paramos nunca», recordó sobre los meses de pandemia. No solo coordinó actividades, también se puso al frente del equipo de primera división en momentos de emergencia: «No es lo mío, no me gusta dirigir primera, pero el club no estaba para traer técnico, así que le pusimos el pecho», sostuvo.
Atlético Villegas, según Coria, ha crecido mucho en lo estructural y en la cantidad de disciplinas, a lo que advirtió: «No nos olvidemos de lo social. Si el club no tiene gente, si no hay participación de los padres, con el tiempo se puede ir cerrando algunas disciplinas. No alcanza con exigir, también hay que comprometerse», remarcó.
Formación y gestión
A pesar de su experiencia, Coria nunca dejó de formarse. Cursó Gestión Deportiva en Junín, lo que le permitió fortalecer su rol institucional. «Siempre les dije a los profes: ojalá les haya dejado algo positivo. Esto no lo hace una sola persona, lo hace el conjunto. Y hay que estar preparados para cada momento que vive una institución», expresó.
También insistió en que la infraestructura debe acompañar el crecimiento. «Tenemos chicos entrenando en espacios reducidos, sin luz, en piso duro. Nos falta un cuarto club en la ciudad, la cantidad de chicos es enorme. La ciudad deportiva que está en marcha será clave para el futuro de Atlético», analizó.
Un ciclo cumplido
El paso al costado, según Coria, no fue producto de un conflicto, sino de una decisión personal: «Cuando la pasión se apaga, vienen las dudas, y cuando dudás, empezás a fracasar. Yo no quiero hacerle mal al club. Me voy porque no estoy bien yo, no por el club. Viajar, la rutina, uno se va cansando», expresó el oriundo de Los Toldos.
En su despedida, Coria no se olvidó de quienes le abrieron la puerta de Atlético: Eduardo Irasola, Hugo Tondo y Pucho Búsico. «A ellos y a toda la familia académica les estoy eternamente agradecido. Me hicieron sentir parte. Lo más lindo que te deja esta actividad son los vínculos, los amigos. Uno pasa, pero el club queda. Hagamos el esfuerzo para que la institución siga creciendo, no solo desde lo deportivo, sino también desde lo social», cerró.
