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miércoles, septiembre 10, 2025
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Flori Vidonna: regreso con arte al lugar donde todo empezó

El estudio de FM Actualidad se llenó de colores, recuerdos y emociones con la visita de Flori Vidonna –nombre artístico de Florencia Videla Dorna–, una artista villeguense que, después de una década de andar el mundo, volvió a casa con una valija llena de vivencias, aprendizajes y nuevas búsquedas. Fue la protagonista del programa número 105 del ciclo GPS Villeguenses por el Mundo, y su presencia no fue solo una entrevista más: fue un reencuentro con la raíz, una charla sincera, intensa y emotiva sobre lo que significa partir, construir lejos y regresar al lugar donde todo empezó.

Con talento que desborda en canciones, ilustraciones, talleres y libros, Flori volvió a la Argentina para empezar una nueva etapa personal y profesional, en la que lo vivido durante estos años encuentra tierra fértil para florecer. Su historia es una de esas que cruzan fronteras y regresan transformadas, sin perder nunca el hilo invisible que las une con el punto de partida.

Diez años afuera y el deseo intacto de volver

Flori vivió una década fuera del país. Lo que comenzó como una experiencia de verano terminó transformándose en un viaje vital que la llevó a vivir en Estados Unidos y luego en México, donde nació su hijo. “Siempre me fui a buscarme, pero mi objetivo fue volver. Hacer carrera acá, crecer acá. Siempre fue la idea”, contó con firmeza.

El regreso se concretó en diciembre del año pasado, motivado por varios factores, entre ellos el deseo de que su hijo también tenga raíces argentinas. “Nos vinimos la familia completa. Fue una de las razones más fuertes para volver a las raíces. Diez años es un montón y ya tocaba. Así que nos volvimos felices”, expresó.

Sin embargo, reconoce que el regreso también implica desafíos. “Por más que sea nuestra casa, hay que volver a acomodarse. Armar una casa desde cero, buscar contactos, trabajo… Es empezar de nuevo. Hay un montón de cosas que tienen que volver a ordenarse”.

Villegas: la ciudad que siempre tira

Cuando Flori habla de General Villegas, su voz cambia. Se le iluminan los ojos y la sonrisa aparece casi de forma automática. Los recuerdos del colegio, las calles pintadas para los cumpleaños, los amigos, el mate, los vínculos profundos y los asados compartidos aparecen con fuerza.

“Cada vez que vengo siento una necesidad enorme de hacer cosas acá. Hay algo que me tira todo el tiempo. Me encanta, siento que hay una comunidad hermosa, una red de contención, de apoyo y de conexión auténtica”, reflexionó.

Aunque su pareja y sus hermanos están en Buenos Aires, Villegas siempre fue una presencia constante. Cada regreso fue un reencuentro con su esencia, y volver definitivamente fue también una forma de cerrar un círculo que nunca se rompió.

El arte desde siempre

El arte estuvo presente en la vida de Flori desde pequeña. “En los actos escolares, en los coros, en la liga estudiantil, en los cumpleaños de 15 cuando pintábamos las calles… siempre hacía los dibujos. Era algo natural”, recordó entre risas. Revisando viejas agendas encontró algo que la hizo sonreír: a los 12 años había anotado “aficiones artísticas: dibujante, cantante, actriz”.

“No tenía referentes artísticos en la familia, pero en casa siempre hubo un espíritu creativo. Mi mamá es muy creativa y mi papá ahora está mostrando su liderazgo en lo comunitario. Siempre hubo mucha música en casa”, contó.

La decisión de dedicarse al arte

Ya instalada en Buenos Aires para estudiar, Flori se debatía entre el profesorado de inglés y diseño gráfico. “Soñaba con ser actriz y cantante, pero lo veía inalcanzable. El diseño era artístico, pero más estructurado. Hasta que fui a ver el musical Rent y me explotó la cabeza. Dije: esto quiero hacer yo”.

Comenzó a estudiar teatro musical gracias a una beca, mientras trabajaba para mantenerse. “Le pedí a mis viejos paciencia. Les dije que iba a trabajar para bancarme y ver si era por ahí. A los seis meses dejé el profesorado y nunca más solté el arte”.

Se formó en la Fundación Julio Bocca, donde conoció a grandes maestros y compañeros que hoy son artistas reconocidos. Entre sus referentes destaca a Marcela Criquet y Ricky Pashkus, uno de los nombres más influyentes del teatro musical argentino. “Lo más rico fue la red que se armó. Muchos de esos amigos hoy brillan en distintas ramas del arte”, destacó.

No todo fue fácil. Uno de los momentos más duros fue cuando se incendió su departamento en Buenos Aires y sufrió una lesión en las cuerdas vocales. “No podía cantar. Me encontré con el papel en blanco y empecé a dibujar otra vez. Fue otro despertar creativo”, recordó conmovida. “Ese momento fue bisagra. Me hizo reconectar con otras formas de expresión”.

De un campamento de verano a una vida en México

Su aventura internacional comenzó casi por casualidad. Flori fue seleccionada como coach artística para Camp Rising Sun, un campamento de verano en Estados Unidos. “Era una experiencia súper enriquecedora a nivel cultural”, contó. Cuando terminó, en lugar de volver directamente a Argentina, decidió viajar a México “por uno o dos meses”. Se quedó diez años.

Aunque parezca una decisión impulsiva, con el tiempo entendió que era un llamado interno. “La vida me lo estaba pidiendo. Buscaba encontrarme, salir de la zona de confort y entender de qué estaba hecha”.

Ciudad de México y otra manera de vivir

Ciudad de México la sorprendió por su diversidad, su ritmo más calmo y su calidez. “Una ciudad inmensa, muy diversa, con un ritmo mucho más lento que Buenos Aires. México mágico”, lo define. “Los mexicanos tienen un don del servicio muy grande. Son amorosos, generosos y reciben al otro desde un lugar muy profundo”.

Allí vivió momentos trascendentales, como el sismo de 2017, que la marcó profundamente. “Ahí entendí que esta gente tiene una conexión con el significado de la vida. Su filosofía, como el Día de Muertos, demuestra que viven el presente de una forma muy distinta a la nuestra”.

Aunque se hable español, Flori descubrió que las diferencias lingüísticas son enormes. “‘Remera’ es ‘playera’, ‘ananá’ es ‘piña’, ‘frutilla’ es ‘fresa’. Nosotros aspiramos las eses, ellos las pronuncian todas”. Con el tiempo adoptó palabras mexicanas para facilitar la comunicación, pero nunca perdió su acento. “Cuando actuaba, hablaba neutro. Pero siempre hablé en argentino”.

Extrañar, todos los días

“Emigrar es una decisión que se renueva a diario”, afirmó con contundencia. “Extrañé mucho todo. Mi familia, mis amigos… me perdí de cosas muy importantes: nacimientos, muertes, operaciones, momentos que no pude acompañar”. Por eso, aunque valora cada paso dado, no romantiza la experiencia. “No me fui escapando de nada. Tuve una familia hermosa, un entorno amoroso. Por eso, todo el tiempo hay algo que te tira para volver”.

Construir una red afectiva lejos del lugar de origen no fue fácil. “Se necesita mucha valentía y caradurez. Llegar a lugares donde nadie te conoce te da la posibilidad de presentarte como querés”, reflexionó. Después de diez años, logró formar una familia, tener amigos entrañables, un perro y un hijo mexicanos. Pero aclara: “La adaptación cultural sigue siendo constante”.

«Vivir es difícil, pero elegir tu difícil vale la pena». Con esa frase contundente resumió su filosofía actual. “Vivir es difícil, ir por tus sueños es difícil, estar en pareja es difícil, estar solo es difícil… Hay que elegir el difícil. Pero lo importante es animarse a buscar, y en el camino se va viendo”.

Una identidad construida en movimiento

“Me asumo un poquito del mundo”, dice Flori. “Vengo de Villegas, pero también siento que soy un poquito de Buenos Aires y ahora México también forma gran parte de mi esencia y de mi recorrido”.

El regreso a la Argentina la encuentra en una etapa de expansión. “Estoy con un montón de proyectos en mi mente, con ganas de desarrollarlos a pleno, pero también con la necesidad de ir un poquito más despacio. Al tener el terreno totalmente disponible, si quiero hacer las cosas bien, tengo que ordenar y llevar una cosa a la vez”.

Liberar para crear, Trazos con sentido y nuevos proyectos

Entre esos proyectos se encuentra el lanzamiento de su primer libro: Liberar para crear, publicado el año pasado. Ahora ofrece talleres presenciales y experiencias grupales ligadas a la creatividad, como Trazos con sentido, una propuesta de pintura guiada en la que invita a conectar desde el arte.

También planea lanzar su tienda online con productos propios. “Estando lejos me costaba mucho desarrollarlos por el tema de la distribución. Ahora que estoy acá me entusiasma muchísimo”.

Además, no descarta volver al escenario. “Extraño el teatro musical, el canto, la actuación. Me encantaría volver a combinar todo eso”, adelantó.

Un nuevo comienzo, con raíces firmes

Así es Flori Vidonna: una artista inquieta, sensible, versátil, que nunca dejó de moverse, buscar y crear. Su regreso al país no es un cierre, sino una nueva etapa. Una en la que lo vivido en el mundo comienza a florecer en su tierra natal. Su historia, como tantas otras, demuestra que a veces los sueños también vuelven al lugar donde nacieron. Y que crear –incluso en medio de la incertidumbre– es una forma poderosa de habitar el mundo.