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domingo, septiembre 7, 2025
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Proyecto innovador buscaría transformar los residuos verdes en compost

Quedó en comisión en la última sesión del Concejo Deliberante. Fue presentado por el Departamento Ejecutivo.

General Villegas podría dar un paso firme hacia la sostenibilidad con la puesta en marcha de un Nodo Ecológico para el compostaje de residuos verdes, un proyecto pionero en la región que promete reducir el impacto ambiental de los desechos orgánicos y transformar la basura en un valioso recurso para el suelo.

La iniciativa, impulsada por el ingeniero agrónomo Tomás Mackinlay y respaldada por un convenio de colaboración con la Municipalidad, funcionaría en el Vivero Municipal, donde se procesarían restos de poda y jardín recolectados en espacios públicos y privados de la ciudad.

De la basura al recurso

El proyecto tendría como eje la economía circular: los residuos verdes serían procesados mediante una chipeadora –puesta a disposición por el propio Mackinlay– y convertidos en compost, un abono natural rico en nutrientes que mejoraría la calidad del suelo. Esta materia orgánica podría ser utilizada en huertas, jardines e incluso en cultivos de mayor escala como alternativa a los fertilizantes sintéticos.

La Municipalidad aportaría el espacio en el vivero y entregaría los residuos sin una periodicidad determinada, mientras que el material procesado quedaría a disposición del colaborador para su comercialización. El acuerdo fue convalidado por el Honorable Concejo Deliberante a través de una ordenanza aprobada en abril.

Un modelo de triple impacto

Además del procesamiento de residuos, el Nodo Ecológico contemplaría el desarrollo de una planta de vermicompostaje (con lombrices) y un vivero de plantas nativas, orientado a la restauración ecológica y al embellecimiento urbano con especies propias de la región.

“Este proyecto nace del deseo de transformar un problema en un beneficio ecosistémico”, explicó Mackinlay, quien cursó formaciones en agroecología, compostaje termofílico y sistemas de regeneración del suelo. “Los residuos no deben ser vistos como basura sino como materia prima para construir un futuro más sustentable”, subrayó.

Educación ambiental y generación de empleo

El Nodo Ecológico no solo tendría una finalidad productiva, sino también educativa y social. Contemplaría la realización de talleres, visitas escolares y actividades de concientización, además de la posibilidad de generar nuevos puestos de trabajo relacionados con el manejo del compost, la jardinería y la producción de plantas.

Desde la Dirección de Medio Ambiente destacaron que la iniciativa “podría significar una importante reducción en el volumen de residuos que hoy se queman o entierran” y remarcaron que el compostaje contribuiría a mitigar el cambio climático al evitar la emisión de gases de efecto invernadero.

Una ciudad que se reinventa

Con esta propuesta, General Villegas se sumaría a una tendencia global: el tratamiento local de los residuos orgánicos como estrategia clave para mejorar la calidad ambiental, regenerar los suelos y educar en el respeto por el entorno natural.

El Nodo Ecológico sería una muestra concreta de cómo la innovación, la voluntad de emprender y el compromiso ambiental pueden converger en un mismo camino: el del desarrollo sustentable.

¿Cómo funcionaría el Nodo Ecológico propuesto para General Villegas?

El proyecto del Nodo Ecológico presentado por el ingeniero agrónomo Tomás Mackinlay contempla tres procesos principales: compostaje térmico, vermicompostaje y vivero de plantas nativas.

En primer lugar, el compostaje térmico consistiría en la transformación de residuos orgánicos mediante la acción de microorganismos aeróbicos. El proceso se llevaría a cabo en pilas que combinarían materiales ricos en carbono (como chips de madera de poda), nitrógeno (estiércol animal) y restos verdes (pasto cortado). Estas pilas serían volteadas y regadas periódicamente para mantener una temperatura y humedad adecuadas. En un plazo estimado de 4 a 6 meses, se obtendría compost maduro: un abono natural, libre de patógenos, que mejora la estructura y fertilidad del suelo.

El vermicompostaje, por su parte, incluiría el uso de lombrices rojas californianas para descomponer residuos orgánicos domiciliarios como restos de frutas, verduras, yerba, café y cáscaras de huevo. El proceso se realizaría en cajones especiales, controlando temperatura y humedad, y generaría un producto aún más nutritivo: el lombricompuesto, ideal para huertas y macetas.

Por último, el proyecto contempla un vivero de plantas nativas, donde se reproducirían especies autóctonas mediante semillas y plantines. Este espacio estaría destinado tanto a la producción como a la educación ambiental, con canteros experimentales, visitas escolares y talleres.

En conjunto, estos tres procesos permitirían reducir el volumen de residuos verdes, evitar quemas, mejorar la calidad del suelo y fomentar una cultura más sustentable en la comunidad.