Vecinos del barrio Amas de Casa Oeste decidieron cortar la calle como forma de protesta ante la grave situación que atraviesan con el servicio de cloacas. En la intersección de las calles Isturiz y Estrada, donde se ubica el hogar de ancianos y a pocos metros del Hospital Municipal, los residentes denuncian rebalses cloacales constantes, olores nauseabundos y aguas servidas que ya ingresan a sus viviendas.
Luis Farías, vecino del lugar, expresó su frustración: “Estamos enojados, incluso con nosotros mismos, porque hace más de 20 años que venimos reclamando sin obtener respuesta. Hoy ya no podemos usar el baño en casa. El agua rebalsa por todos lados”.
Los problemas llegaron al interior de las casas
Hasta hace poco, las pérdidas se concentraban en la vía pública. Sin embargo, en los últimos días, los derrames se extendieron a veredas y domicilios. Farías detalló que incluso intentó destapar el sistema por sus propios medios, sin éxito. “Usás el baño y el agua te sale por el costado del inodoro. En la vereda de casa rebalsa por un respiradero”, lamentó.
Roberto Antón, otro vecino afectado, coincidió: “El olor es insoportable. Cuando llueve, todo se mezcla y corre por las calles hacia calle Roca. Es una situación insalubre”.
Un reclamo que busca ser escuchado
Ante la falta de respuestas, los vecinos tomaron medidas: colocaron un pasacalle, cortaron brevemente la calle y comenzaron a juntar firmas para enviar cartas a ABSA, al Municipio y también al gobernador bonaerense Axel Kicillof, que visitará la ciudad este viernes.
“El único que me llamó fue el jefe de seguridad, Luis Plana. Nosotros no queremos hacer desmanes, solo queremos que nos escuchen. Esta situación ya es insostenible”, explicó Farías. Los reclamos no apuntan a los trabajadores locales de ABSA, que -según los vecinos- “ponen la cara y la mejor voluntad”, sino a las autoridades de la empresa, que toman decisiones desde fuera de la ciudad.
Respuestas parciales y una infraestructura colapsada
Tras la protesta, ABSA envió un camión atmosférico que realizó varios viajes durante el fin de semana y el lunes por la mañana. Aunque los vecinos valoran el gesto, consideran que no es una solución definitiva. “Si la solución por ahora es mandar el camión todos los días, que lo manden. Pero esto no puede seguir así”, subrayó Farías.
La raíz del problema estaría en la red cloacal colapsada. Según los testimonios, la planta depuradora de General Villegas fue diseñada para una población de entre 7.000 y 8.000 habitantes, y hoy la ciudad supera los 20.000. “Villegas creció, pero las obras no acompañaron. Y los barrios detrás de las vías, como el Ciclón, Hospital, Molino y Amas de Casa, están cada vez más poblados”, explicó Farías.
Un barrio afectado y una ciudad en riesgo
El reclamo de los vecinos trasciende lo local. Por Isturiz transitan a diario personas que se dirigen al Hospital, al Hogar de Ancianos, al Pequeño Hogar o a la Escuela 2. Hay quienes lo hacen en sillas de ruedas o acompañando a niños. La falta de condiciones sanitarias adecuadas representa un riesgo para toda la comunidad.
“No se trata solo de los que vivimos acá. Tus hijos, tu familia, tus amigos también pasan por este lugar. Y están expuestos”, señaló Antón. Los vecinos aseguran que continuarán con acciones pacíficas para visibilizar el problema: “Nos vamos a hacer escuchar cada diez días si es necesario. Es la única forma de lograr algo”.
