Este martes se conmemoran diez años de la primera manifestación de «Ni Una Menos», la consigna que en 2015 marcó un antes y un después en la lucha contra la violencia de género en Argentina. Lo que comenzó como una convocatoria masiva en repudio al femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años asesinada en Santa Fe, se transformó en un movimiento transversal, regional y persistente que puso en agenda pública el reclamo urgente de una vida libre de violencias para las mujeres y diversidades.
El 3 de junio de 2015, miles de personas se congregaron frente al Congreso Nacional y en plazas de todo el país bajo una consigna simple pero potente: “Ni una menos”. La frase, que alude a la necesidad de que ninguna mujer más sea asesinada por razones de género, se convirtió en el emblema de una generación que decidió no callar más.
Desde entonces, cada 3 de junio se renueva el reclamo con movilizaciones, actividades culturales, talleres, intervenciones artísticas y jornadas de reflexión. En esta ocasión, organizaciones feministas, colectivos sociales, sindicatos y familiares de víctimas convocan nuevamente a marchar por las calles del país para exigir justicia, políticas públicas efectivas y el cumplimiento de los derechos conquistados.
En estos diez años, la consigna logró no solo visibilizar una problemática histórica, sino también impulsar avances significativos: la sanción de leyes como la Ley Micaela (que obliga a la capacitación en género de todos los funcionarios del Estado), la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, y el fortalecimiento de programas de acompañamiento a víctimas.
A pesar de los avances legislativos y sociales, la violencia de género persiste con cifras preocupantes. Según el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven”, entre el 3 de junio de 2015 y el 25 de mayo de 2025, se registraron 2.827 femicidios en Argentina, lo que equivale a un femicidio cada 31 horas.
A diez años del grito fundante, “Ni Una Menos” sigue siendo más que una consigna: es un llamado colectivo a transformar las estructuras de desigualdad y a construir una sociedad donde vivir no sea un privilegio, sino un derecho.