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martes, junio 17, 2025
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«La Pipona» Moussegne: de Villegas al mundo, con perfil bajo y corazón gigante

Cada jueves, Román Alustiza se transforma en Goyo, el Memorioso. Esta vez, nos trajo la historia de Jorge Carlos Moussegne, más conocido como «La Pipona», un deportista de elite nacido en Aarón Castellanos pero criado en General Villegas desde los dos años. Su figura quedó grabada en la memoria colectiva villeguense no solo por su talento en el fútbol, sino también por su humildad, honestidad y sencillez.

¿Por qué “La Pipona”? Por una expresión muy suya: “Estoy pipón”, decía tras un asado. De esa muletilla, alguien bromeó: “Vos no sos el pipón, sos la pipona”. Y así quedó. Moussegne creció en una familia de cinco hermanos –Arturo, Jorge, Sixto, La Chela y Livia–, y desde pequeño mostró interés por el fútbol, jugando en los potreros villeguenses con pelota de trapo. De contextura robusta y gran presencia física, pronto destacó como jugador del Club Atlético Villegas, saliendo campeón en 1948 y 1949.

De Villegas a Avellaneda: salto a Independiente

Sus primeros pasos fuera de Villegas fueron en las divisiones inferiores de Gimnasia y luego en Independiente. El club de Avellaneda pagó 33 mil pesos por su pase, un monto considerable para la época, y la mitad fue destinada al propio Moussegne, un gesto que habla de los valores de aquellos años.

Debutó en la primera de Independiente en 1952, reemplazando a Cardoso, y formó una gran dupla defensiva con Pío Barraza. En su etapa con el «Rojo» disputó 138 partidos y fue parte de una de las grandes alineaciones del club, junto a figuras como Grillo, Cecconato y Cruz. En 1951, incluso antes de debutar en Primera, fue convocado a la Selección Argentina que ganó el Oro en los Juegos Panamericanos.

A cancha llena, demostrando su potencia
Un embajador del fútbol argentino

Además de su paso por Independiente y Banfield, Moussegne jugó en Colombia, convocado por Adolfo Pedernera para el América de Cali, y luego en Independiente Santa Fe de Bogotá. Su carrera internacional incluyó una histórica gira con Independiente por Europa en 1952, donde el equipo argentino goleó 6 a 0 al Real Madrid, una hazaña difícil de imaginar en los tiempos actuales. Entre otros logros, Moussegne fue tapa de la revista El Gráfico.

Una de las anécdotas más pintorescas lo tiene marcando a Félix Lostau con tanta vehemencia que lo mandó a la pista de atletismo del Monumental. Esa garra y entrega eran su sello. Y aunque era aguerrido, jamás recurrió a la violencia: fue siempre leal.

Años después, ya retirado, su bajo perfil se mantuvo intacto. Visitó la cancha de Independiente como un hincha más y pagó su entrada, aunque el portero lo reconoció y se sorprendió: “Moussegne, ¿cómo va a pagar la entrada usted?”. Su respuesta fue clara: “Yo ya no soy jugador del club. Lo que corresponde es pagar”.

Familia y legado

Casado con Avelia “Pipi” Canciani, una villeguense de gran belleza y simpatía, tuvo a Fernando, su hijo, nacido en Avellaneda, pero criado con el corazón en Villegas. Moussegne murió joven, pero dejó una huella profunda en quienes lo conocieron y compartieron su vida.

También fue mentor de su hermano Sixto, un jugador talentoso pero de carácter fuerte, que pasó por Independiente y luego brilló brevemente en Nueva Chicago. La familia Moussegne dejó huella en el deporte local, con presencias destacadas también en la pelota paleta y otras disciplinas.

Un villeguense eterno

Goyo cerró su relato con emoción, reconociendo que Moussegne caminó las grandes ligas sin perder la humildad de barrio. Hoy, sus familiares aún recorren las calles de Villegas, llevando ese legado de pasión, fútbol y valores.

Moussegne fue de esos jugadores que no necesitaban levantar la voz ni llenar tapas de diarios. Su mayor grandeza fue la coherencia entre lo que jugaba, lo que sentía y cómo vivía. Un verdadero crack.