Hay viajes que se sueñan, otros que se planifican… y algunos que simplemente hay que hacer al menos una vez en la vida. “Este es uno de esos viajes”, asegura Romina Domínguez, de Herencia Viajera, al describir la propuesta que nos lleva directo al corazón del Lejano Oeste de Estados Unidos. Un recorrido de 15 días por los estados de California, Nevada, Arizona y Utah, que promete mucho más que paisajes: es la posibilidad de sumergirse en culturas distintas, sabores nuevos y postales dignas de Hollywood.
“Son 10.200 kilómetros desde Buenos Aires hasta San Francisco, y aunque parezca mucho, lo que se vive allá lo vale todo”, explica Romina, con ese entusiasmo contagioso de quien ama lo que hace. Y es que la costa oeste norteamericana tiene el don de maravillar al viajero a cada paso.
San Francisco, la puerta de entrada
La aventura comienza en San Francisco, esa ciudad que se asoma al Pacífico envuelta en niebla, donde los históricos tranvías de madera trepan las empinadas calles mientras casas victorianas pintadas de vivos colores decoran el paisaje. Allí, caminar por el embarcadero, dejarse llevar por la brisa marina o perderse entre los aromas de la gastronomía callejera -desde tacos picantes hasta el tradicional clam chowder servido en pan de masa madre- son apenas los primeros bocados de un itinerario cargado de sabor y emoción.
“San Francisco tiene mucha mezcla cultural. Y para quienes son curiosos, recomiendo cruzar a Alcatraz. No es sólo una prisión: es historia pura, con relatos que conocimos a través de películas y que cobran otra dimensión cuando estás ahí”, dice Romina. Aunque aclara que, para los que prefieren planes más tranquilos, siempre está la opción de explorar los bohemios cafecitos de Ashbury, otro rincón imperdible.
Naturaleza majestuosa
Desde San Francisco, la ruta nos lleva hacia uno de los templos naturales más imponentes del planeta: el Parque Nacional Yosemite. “Ahí podés encontrar una fauna y flora que nunca vas a ver acá. Es un lugar donde sentís la inmensidad”, señala Romina. Entre sus maravillas se destacan la cascada Bridalveil y el icónico mirador Glacier Point, desde donde se contemplan picos nevados y valles verdes en una postal digna de un cuadro.
“Para los que disfrutan el trekking, Yosemite ofrece caminatas de distintas dificultades. Incluso podés tener una cena estilo fogón, rodeado de un paisaje que parece irreal”, agrega Romina. Cada paso por sus senderos invita a descubrir algo nuevo: rocas gigantes, arroyos cristalinos y el aroma fresco de los bosques de secuoyas gigantes.

El Gran Cañón y la inmensidad
El viaje sigue hacia Arizona, donde el Gran Cañón despliega su abismo multicolor. “Uno no puede dimensionar lo inmenso que es hasta que está ahí. Ves las capas geológicas y pareciera que podés contar millones de años en sus colores”, relata Romina con asombro. La experiencia se completa con opciones como recorrer antiguos tramos ferroviarios o incluso sobrevolar el cañón en helicóptero, para una perspectiva aún más sobrecogedora.
Luces, neón y adrenalina
Después del silencio y la majestuosidad de la naturaleza, el contraste llega con toda su fuerza: Las Vegas, en Nevada. “Es el show de luces más grande del mundo”, dice Romina. Allí, los hoteles temáticos, las fuentes danzarinas y los carteles de neón convierten la noche en puro espectáculo. “Si llegás de noche, ya desde el avión empezás a ver las luces. Es impresionante”, cuenta. Y para quien necesite una pausa del bullicio, basta escaparse un poco hacia el Cañón Rojo o disfrutar de alguna experiencia más relajada en los alrededores.

Una experiencia que transforma
En total, son 14 días de recorrido intenso, para que el día 15 sirva de descanso y preparación para volver a casa. Pero uno no regresa igual. “Es un viaje que recomiendo porque combina cultura, historia, paisajes, gastronomía y también la posibilidad de conocer un desarrollo tecnológico que todavía en Argentina no tenemos. Es enriquecedor en todos los sentidos”, asegura Romina.
“Son esos lugares que, cuando los ves en una película, podés decir ‘yo estuve ahí’. Es el tipo de experiencia que después querés contarles a tus hijos o a tus nietos”, concluye.
Herencia Viajera ofrece este itinerario completo, cuidando cada detalle para que sólo tengas que ocuparte de disfrutar. Porque viajar es soñar… y este sueño, sin dudas, está más cerca de lo que parece. ¿Listo para escribir tu propia historia en el Lejano Oeste?