Romina Domínguez, de Herencia Viajera, propuso en Actualidad un recorrido fascinante por Cuba, un destino que combina historia, cultura, paisajes paradisíacos y una calidez humana única. Desde La Habana hasta Varadero, pasando por el Valle de Viñales y la ciudad colonial de Trinidad, el itinerario se convirtió en una invitación a sumergirse en la esencia del Caribe con una mirada diferente.
Domínguez explicó que el viaje desde Argentina a Cuba suele incluir alguna escala en Panamá o Bogotá, y que una vez en La Habana, las primeras impresiones son inolvidables: “Todos los autos antiguos de los años ’50 todavía recorren las calles, algo realmente maravilloso”, destacó. Esa postal, tan difundida en películas y documentales, se confirma apenas se pisa tierra cubana.
Entre la historia y el color de La Habana
Consultada sobre cómo ha cambiado el destino con el tiempo, Romina reconoció que Cuba perdió terreno frente a otros puntos del Caribe, en parte por su historia política y las percepciones externas: “Algunos turistas sintieron desconfianza o miedo por desconocimiento del régimen, pero la realidad es que el país está muy preparado para recibir visitantes y uno se siente muy cuidado”.
Recomendó recorrer los lugares más emblemáticos, como La Habana Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad, con sus plazas coloniales, balcones antiguos y contrastes entre edificios restaurados y otros en decadencia. Pero sin dudas, el punto más emblemático es el Malecón habanero, un muro de ocho kilómetros que bordea el Mar Caribe: “Es el corazón social de la ciudad -describió-, donde se ven pescadores, niños jugando, familias y parejas disfrutando de la música y las conversaciones. Es una visita obligada”.
El Valle de Viñales y la cultura del tabaco
A dos horas de La Habana se encuentra el Valle de Viñales, otro de los destinos recomendados por Domínguez. Se trata de una zona montañosa de una belleza singular, con formaciones verdes conocidas como “mogotes”. Allí predominan las plantaciones de tabaco y se pueden visitar fincas donde se produce el habano artesanal, uno de los símbolos nacionales de Cuba.
“Cuando uno piensa en Cuba, inevitablemente piensa en los habanos -comentó-. Recorrer una finca y conocer el proceso es adentrarse en la identidad del país”. Además, mencionó que la zona tiene una fauna autóctona particular, como el tocororo, un ave de plumaje rojo, azul y blanco, los colores de la bandera cubana.
Trinidad, una ciudad detenida en el tiempo
El itinerario continúa hacia Trinidad, a unas seis horas de viaje desde Viñales. Allí, los visitantes pueden recorrer calles empedradas, casas coloniales y la Plaza Mayor, en una ciudad que parece no haber sido tocada por el tiempo. Domínguez recordó que en la zona existieron numerosos ingenios azucareros y que aún se percibe la historia de la esclavitud y la influencia española, sumadas al impacto de la Revolución del ’59.
“Pasear por Cuba también es recorrer su historia -expresó-. Cada lugar tiene marcas de su pasado: el período colonial, la influencia estadounidense y las huellas de figuras como el Che Guevara o Fidel Castro”.
Varadero, descanso y mar turquesa
Después de tanta historia y movimiento, la última parada es el paraíso: Varadero, a solo dos horas de La Habana. Con 20 kilómetros de arena blanca y mar turquesa, es uno de los destinos más visitados del país. “Después de la intensidad de La Habana, Viñales y Trinidad, Varadero es el lugar para descansar”, señaló Romina. Allí los turistas pueden practicar buceo en arrecifes de coral, disfrutar del sol y relajarse en un entorno tropical con temperaturas que rondan entre los 25 y 30 grados durante todo el año.
Según explicó, la mejor época para viajar a Cuba es entre noviembre y abril, cuando el clima es más seco y templado. Además, recomendó aprovechar la riqueza natural del país: selvas, tortugas marinas, arrecifes, una flora y fauna exuberantes, y sobre todo, el espíritu alegre de su gente. “Son muy hospitalarios, todo está rodeado de música, danza y alegría”, resumió.
Sabores y tradiciones cubanas
Antes de despedirse, Romina compartió algunos consejos gastronómicos: “Si hablamos de bebidas, no puede faltar un mojito en La Bodeguita del Medio o un daiquiri en La Floridita, dos bares emblemáticos de La Habana”. En cuanto a la comida, mencionó que el arroz es un ingrediente esencial en la dieta cubana, acompañado por diferentes guarniciones, y que el café “es fuerte y se comparte como un ritual”. Y no podía faltar, por supuesto, “un buen habano, para completar la experiencia cubana”, dijo.
Cómo sumarse a la propuesta
Para quienes sueñan con concretar el viaje, Domínguez recordó que se puede planificar con tiempo, en cuotas y con asesoramiento personalizado. Los interesados pueden comunicarse al 3388 538273. “Que la gente se anime a preguntar, es un viaje realmente hermoso”, alentó.