El arquero del Rojo de Banderaló habló sobre su regreso al club, el sacrificio que implica viajar desde Avellaneda cada fin de semana y la exigencia de mantenerse vigente a los 32 años. También analizó el presente del equipo, el nivel competitivo de la Liga de Fútbol de General Villegas y el duelo ante Sportivo.
Con la serenidad de quien ya conoce el arco y el peso de una camiseta ganadora, Jonathan Puga vive una nueva etapa en Ingeniero White. El arquero de 32 años volvió este año al club de Banderaló y, pese al paso del tiempo y la distancia, mantiene intacta la pasión. «Hasta ahora venimos teniendo un gran año. Es cierto que el segundo torneo no salió como esperábamos, pero el balance sigue siendo positivo. Ojalá podamos cerrar el año de la mejor manera», expresó su paso por OVACIÓN.
Puga fue una de las piezas fundamentales del equipo que arrasó en el Torneo Apertura, con doce victorias en igual cantidad de presentaciones. «Lo del primer torneo fue algo difícil de repetir. En el fútbol se tienen que alinear muchas cosas para ganar todos los partidos. Este Clausura ha sido más irregular, pero la Liga está cada vez más competitiva y todos los equipos se preparan mejor año tras año», analizó.
Radicado en Avellaneda, el guardameta hace un esfuerzo enorme para estar cada fin de semana bajo los tres palos de Ingeniero. «Es un sacrificio grande. Son casi 900 kilómetros entre ida y vuelta. El club hace un esfuerzo enorme por llevarnos y nosotros también. Pero a uno le gusta esto, le gusta seguir vigente. A veces sacás fuerzas de donde no las tenés», contó.
Para mantenerse en forma, Puga entrena de martes a viernes con un grupo de arqueros en Buenos Aires. «Voy a un entrenador de arqueros con varios colegas que también juegan en distintas ligas del país. Hago una rutina intensa porque uno ya no tiene veinte años y hay que estar a la altura. Este año hice una buena pretemporada y creo que eso se nota en el rendimiento», afirmó.
Sobre su presente futbolístico, el arquero se mostró autocrítico y exigente. «Siempre trato de estar de la mejor manera. No sé si podría jugar hasta los 38 años, me parece mucho, pero mientras tenga ganas, voy a seguir. El año pasado no pude venir por cuestiones laborales y se extrañó muchísimo. Este año hice lo imposible para volver», subrayó.
El próximo desafío de Ingeniero será frente a Sportivo, en un cruce que puede llegar a definir a uno de los clasificados a la próxima instancia. «Va a ser un partido muy duro. Ellos tienen delanteros rápidos y un equipo que corre mucho. En la ida sufrimos, pero supimos aguantar. En nuestra cancha esperamos hacer un partido diferente», adelantó.
Puga también se refirió a la dupla ofensiva de su equipo, Gamarra y Roigé, que suman casi medio centenar de goles en la temporada: «Son unos fenómenos. En cualquier momento te generan una jugada y la mandan a guardar. Es un lujo tenerlos de nuestro lado», enfatizó.
Antes de despedirse, el arquero dejó un mensaje especial: «Quiero agradecer a mis compañeros por el sacrificio que hacen todos los días y mandarle un beso grande a mi hijo Thiago, que tiene 10 años y es mi hincha número uno. Siempre me escribe después de cada partido para saber cómo salimos. Todo lo que hago, también lo hago por él», cerró.
