Un joven peón rural de 20 años denunció haber sido brutalmente golpeado, amenazado y torturado por sus dos empleadores en una estancia de la localidad bonaerense de Vedia. Según publicó el portal Infobae, en una nota de la periodista María Laura Balonga, los agresores lo golpearon, lo mordieron, le apuntaron con un arma y le advirtieron que lo harían desaparecer “en un tanque con cal viva” si se atrevía a denunciarlos.
De acuerdo con la denuncia a la que accedió Infobae, el hecho ocurrió el 30 de septiembre pasado en un establecimiento ubicado sobre la Ruta Nacional Nº7, en dirección a J. B. Alberdi. Agustín F., la víctima, se encontraba junto a sus dos jefes –identificados como S.A. y D.A.– compartiendo unos mates cuando, sin previo aviso, comenzaron a agredirlo con golpes y patadas.
Los abogados del joven, Anabella Sandoval y Matías Almeyra, explicaron que el caso se investiga por privación ilegítima de la libertad, lesiones y coacción agravada, aunque solicitaron que sea considerado como un intento de homicidio, dada la brutalidad del ataque. “Quedó psicológicamente destruido”, afirmaron los letrados, quienes pidieron protección judicial para su defendido.
El calvario de Agustín
Según el relato judicial, los agresores lo derribaron, lo ataron de pies y manos con precintos plásticos y lo sometieron a una golpiza feroz. Uno de ellos llegó a morderle violentamente la oreja derecha, provocándole una mutilación parcial y una hemorragia abundante. Después continuaron golpeándolo con un fierro macizo –un elemento que se usaba en el campo para sujetar animales–, lo que le causó múltiples lesiones en rodillas y distintas partes del cuerpo.
En medio de la agresión, D.A. tomó una carabina negra, le apoyó el arma en la cabeza y le apuntó. Su hermano lo amenazó con una jeringa cargada con un líquido gris, diciéndole que “eso le iba a detener el corazón”. Luego le dio una violenta patada en la zona del cuello y la tráquea, provocándole lesiones internas.

Amenazas y miedo
La tortura se prolongó durante más de una hora y media. En ese lapso, uno de los agresores le dijo que lo iban a meter “en una lata de 200 litros con cal viva” para hacerlo desaparecer. Antes de liberarlo, lo subieron a la parte trasera de una camioneta azul, colocaron toallas para no manchar los asientos con su sangre y lo dejaron en su casa de Junín.
Antes de irse, le dieron dos pastillas de diclofenac y le ordenaron ducharse con agua caliente. También le advirtieron que no dijera nada en el hospital ni en la comisaría, bajo amenaza de matar a su familia.
A pesar del miedo, Agustín denunció lo ocurrido. En los días siguientes, se sintió vigilado, por lo que la Justicia dictó una prohibición de acercamiento hacia los acusados, aunque todavía no fueron detenidos.
El informe médico determinó que el joven sufrió fracturas en las paredes del seno maxilar, desplazamiento del tabique nasal y lesiones graves en la tráquea. Debe guardar reposo absoluto durante 40 días.
Investigación en curso
La ayudantía fiscal de Vedia continúa con la investigación y ya se realizaron allanamientos en los que se secuestraron teléfonos, jeringas y precintos. Los abogados de la víctima insisten en que la causa debe ser recalificada como intento de homicidio, dada la gravedad de las heridas y el ensañamiento con el que actuaron los empleadores.
Fuente: Infobae (nota de María Laura Balonga).



