La tarde del viernes tuvo un tono diferente en General Villegas. Fue una tarde de emociones, silencios y palabras que sanan. En el marco de Octubre Rosa, mes de la concientización y prevención del cáncer de mama, el grupo Mujeres Entrelazadas organizó un encuentro especial que tuvo como invitada a la psiquiatra y psicooncóloga villeguense Marina Hechem, quien volvió a su ciudad natal para compartir una charla profunda, sensible y necesaria: hablar de la muerte, pero también -y sobre todo- de la vida.
El encuentro, de formato íntimo y participativo, reunió a mujeres de distintas edades, muchas de ellas atravesadas de alguna forma por el cáncer o por el acompañamiento de seres queridos en procesos de enfermedad. Bajo el título “Porque hablar de la muerte también es hablar de la vida”, la propuesta invitó a reflexionar sin miedo, sin tapujos y sin esconder emociones.
“Nos enseñan a vivir, pero no nos enseñan a morir”, dijo Hechem. Desde su experiencia profesional en el campo de la psicooncología, destacó la importancia de darle lugar a la palabra en los procesos de enfermedad y duelo, y de reconocer las emociones que muchas veces se intentan ocultar.
El grupo Mujeres Entrelazadas, que desde hace dos años acompaña y genera espacios de contención y sensibilización sobre cáncer de mama en General Villegas, eligió cerrar el mes de Octubre Rosa con esta propuesta distinta, más introspectiva y emocional.
El encuentro se convirtió en un espacio de confianza. Hubo lágrimas, risas, abrazos y una escucha profunda. Muchas de las presentes compartieron vivencias personales, recordaron a personas queridas o reflexionaron sobre el valor del presente.
La profesional destacó el rol que tienen los equipos de salud, las familias y la comunidad para acompañar emocionalmente a quienes transitan enfermedades graves. “Cuando alguien enferma, no enferma solo. También se conmueve todo su entorno. Por eso, generar espacios como este, donde se pueda hablar y compartir, es fundamental”, afirmó.
El cierre del encuentro fue cálido y esperanzador. Entre aplausos y abrazos, las participantes coincidieron en que Octubre Rosa no se trata únicamente de controles médicos o campañas de prevención, sino también de humanizar la experiencia del cáncer y la salud, de mirar la vida con gratitud y de aprender a conversar sobre lo que muchas veces se calla.
Y como un gesto simbólico y profundamente emotivo, las presentes cerraron la jornada cantando juntas la canción “Honrar la vida”, de Eladia Blázquez. Una elección que resumió el espíritu del encuentro: vivir con sentido, con amor, con conciencia del tiempo y con gratitud por cada instante.
Hablar de la muerte también es hablar de la vida, porque nos obliga a pensar qué queremos, cómo cuidamos y nos cuidamos, y cómo queremos ser recordados.
En una tarde de primavera, el mensaje quedó resonando: hablar sana, compartir une, y vivir plenamente también implica animarse a mirar de frente aquello que más tememos.




